Capítulo 1. -Métete en tus asuntos.

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【Sasuke】

Un día más, me levanto con pesadez de la cama, no haría, sino fuese por los asquerosos rayos de sol que atraviesan mi ventana. Me doy una ducha y salgo inmediatamente. Desde que mis padres murieron en ese accidente automovilístico, mis días han sido un infierno.

-Sasuke, ¿Vas a desayunar? -Escuché una voz proveniente de las escaleras, era mi hermano Itachi. Él me repite una y otra vez que ese accidente no ha sido mi culpa, pero sé que así fue.

-No, saldré un momento. -Respondí terminado de colocarme la polera. Cepillé un poco mi cabello y salí de la habitación.

-Buenos días, hermanito. -Lo escuché decir a penas entre a la cocina. Tomé una manzana del frutero y la llevé a mi boca dando una mordida.

-Voy a salir, no me esperes.

-De acuerdo, pero cuídate.

-Sí, sí. -Salí de la casa y cerré la puerta de una manera muy fuerte.

No sabía en realidad a donde iría, por favor. Esto es San Francisco, Estados Unidos, imposible que no haya nada que hacer. En realidad nada que me interesara.

Paré el primer taxi que miré, le dije que diera una vuelta a donde quisiera, él puso mala cara pero aceptó, al fin de cuentas le pagaría lo que marcara el kilometraje.
Pasó más o menos 30 minutos en ese viaje, ya estábamos en camino al gran puente de la ciudad el Golden Gate, mi mente comenzó a trabajar muy rápido. Pedí que me dejara en la entrada del puente, pagué y caminé un poco más acercándome a los barandales del puente, en definitiva era muy alto, subí un poco más con ayuda de los barandales y sosteniendome fuerte pude sentir la brisa chocar contra mi rostro.

【Sakura】

No puede ser, otra vez llegaré tarde, todo por ver el maratón de Glee ayer por la noche. No lo volveré a hacer.
Salgo lo más rápido de mi cama y me ducho lo más rápido que puedo. Me colóco la blusa y los jeans, unos Converse negros y bajo hasta la cocina lo más rápido que me dan los pies, me preparo un sándwich de mantequilla de maní, como quisiera que alguien me preparara el desayuno. Salgo de mi casa y entro a mi auto, es viejo, pero me sirve para moverme. Arranco el vehículo y me dirijo rápidamente a la Universidad, tengo que cruzar el Golden Gate para llegar, pero que idiota soy, el tráfico es horrible ahí, ya no puedo hacer nada para salir de la fila, este es mi fin.

Me doy golpes en la frente contra el volante observando los escasos centímetros que avanzaban los autos.
Quizá un poco de música relajen la situación, enciendo la radio y comienzan a transmitir Bae Bae de Big Bang, por lo menos algo bueno, gracias.

Mis nervios han reducido aunque sea un poco mientras tarareo la canción. Vigilé que todo estuviese en su lugar, acomodé el retrovisor un poco, todo en orden, música, bolso, maquillaje, gente esperando, un chico se quiere tirar, todo normal. . . ¿UN CHICO SE QUIERE TIRAR? Observé una vez más el espejo, así era, un chico quería deshacerse de su vida. Imposible, salí del auto, total el tráfico avanzaba más lento que una tortuga.
Caminé hasta él, miraba hacía el agua, trataría de no hablarle tan brusco.

-Disculpa, amigo. ¿Qué haces? -Grité para que él pudiese escucharme. Bajó su mirada a mi, yo sólo sonreí.

-No te incumbe. -Mi sonrisa se eliminó de una vez. Él no apareció prestarme mucha atención.

-¡No lo hagas, piensa en tula familia! -Solté de la nada.

-¡Qué no te metas! -Volvió a contestar. Sus brazos soltaron los barandales y los extendió.

Me asusté aún más, imposible. No, no dejaría que lo hiciera.
La gente era expectante de la situación, malditos, deberían ayudarme. En un rápido movimiento, escalé un poco y pude sostener su pierna.

-¿Qué haces? -Sacudió un poco su pierna, queriendo que lo soltara.

-¡No lo harás! -Escuchaba las reacciones de las personas, pero estaba muerta de miedo.

-¡Sueltame!

-¡No! -Me aferraba más a su pierna.
No me di cuenta de cuando fue que caímos, gracias a Díos que no estábamos tan alto, por que de verdad nos matabamos. El duro pavimento amortiguó la caída, por la grandísima puta, que dolor.

-¡Niña tonta! ¡Creí haberte dicho que no te metieras! -Ehm, ¿De nada? Salvé su vida y se enoja, genial.

-¡No debes hacer eso!

-¡No es algo que jodidos te importe! -Él se levantó y comenzó a sacudirse la tierra, yo me levanté sin ayuda, gracias.

Él caminó a otro lugar y lo seguí para jalar de su brazo.

-Te llevo al hospital, vamos.

-No quiero nada, niña rosita.

¿Niña rosita? Bien, suficiente.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2015 ⏰

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