Somnia Academy ~1~

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                                                                                    Para: Namiinee  

A las seis de la mañana, hay una joven que camina por una callejuela. Un humo blanco sale de su boca, en señal de las bajas temperaturas del lugar por el que pasa. Se acaricia sus manos con fuerza, para calentarlas un poco, ya que no siente sus dedos. Sus cabellos marrones están sueltos, pero sujetos y desordenados dentro la bufanda roja que le da calor en el cuello. Sus botas marrones pisan la nieve blanca, que aún está limpia. Deja escapar un pequeño gruñido de su boca, por el cansancio de sus ojos. Le cuesta mantener el ritmo, seguramente fuera culpa suya por acostarse a una hora bastante tarde.

Mientras que las farolas iluminan su camino por la oscuridad, ella se dirige a la parada del autobús, para ir a su instituto. Entonces, la joven de cabellos marrones recuerda que su cumpleaños se aproxima, por lo que sonríe ampliamente, recordando las risas con sus amigos en los anteriores aniversarios. Cuando llega a la parada del autobús, dirige su mirada al banco para sentarse, pero este está lleno de nieve. Falta media hora para que el autobús llegue, por lo que decide ponerse a escuchar música con sus auriculares negros.

En la espera mira el paisaje, totalmente perdida en sus pensamientos, cree a ver visto que las ramas de un árbol se mueven. Curiosa, se queda mirando al árbol esperando a que el causante de aquel ruido no hubiera sido el viento. Pero un aleteo brusco y torpe se escucha detrás de las hojas. Un pájaro de plumas negra emprende un viaje, a saber en busca de que. La joven de cabellos rebelde mira el reloj del móvil, para ver cuánto faltaba para que llegará el autobús, pero no le hizo falta desbloquear el móvil. Pues un motor se escucha cerca. Se quita un auricular para escuchar mejor, sus ojos miran la curva en la carretera, esperando el vehículo que la llevaría a su instituto. Entonces apareció el autobús, a una velocidad rápida. Las personas tienden a decir que las guaguas van lentas, pero eso es que nunca se han montado en una para comprobarlo de verdad.

La joven saca rápidamente una cartera del bolsillo pequeño de su maleta, en busca de dinero para el chófer. Cogió torpemente, pero con prisa, las monedas que eran necesarias para pagar. La guagua se para en frente suyo, abriendo puertas para que pueda entrar. Ella sin tropezarse en los escalones, colocándose bien la bufanda en el cuello, le da el dinero al conductor. Espera que le den el ticket para irse a los últimos asientos. La guagua arranca mientras ella camina por el pasillo, pero ella ya acostumbrada, no le hace falta agarrarse a nada. Simplemente, camina con paso firme hasta llegar al último asiento, donde se sentó con tranquilidad.

Tras un viaje de quince minutos, llega a la entrada del instituto, donde le espera unas de sus amigas. La chica rubia de ojos verdes se llama Sara, la había conocido hace un par de años, pero ya eran buenas amigas. Era una joven callada con gente que no es muy cercana a ella, pero cuando se siente cómoda con alguien, le habla como si fuera de su misma familia. La otra joven de cabellos rojos que se encontraba al lado de Sara se llama Annie. Ambas de sus amigas tenían los ojos de color verde, parecían hermanas, pero eran muy distintas psicológicamente. Annie era una chica imperactiva, alegre en todo momento, por eso es muy raro verla enfadada.

-¿Otra vez te has acostado tarde Marie?-le habló la chica de cabellos rojos al ver a su otra amiga llegar bostezando-.

-Sí, no lo puedo evitar, el capítulo de la serie estaba muy interesante-respondió Marie peleando con su bufanda-.

-¿Hiciste la tarea de matemáticas?-pregunto Sara por otro lado, sabiendo ya la respuesta. Marie se llevó la mano a la boca.- Yo tampoco la hice-dijo ella adelantándose a la pregunta de su amiga-.

-No me da tiempo de copiarla-dijo Marie deprimida por cómo había empezado el día- Entremos a clase, no siento los dedos de los pies-dijo finalmente Marie intentando olvidar las matemáticas-.

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