El del 17 de abril.

694 13 9
                                    

Había una vez en la que yo no era yo, sino que yo era un árbol. Era ese árbol que no sueles ver a menudo, uno de esos "pinos al revés" de los que abundan por Torrevieja. No sabes cuál es su nombre, pero sabes perfectamente cómo es.

En un principio resulta raro, peculiar, podría incluso dar miedo o desconcertar a aquel que pasa por su lado. Nadie se molesta si quiera en averiguar qué árbol es, simplemente le ponen apodos, es: "el pino al revés".

Y entonces ese árbol, alto y extraño, está siempre triste. La gente se ríe de él y lo olvidan. O eso creen ellos, porque en verdad un árbol así no se olvida tan fácilmente.

De repente un día, aparece un niño, y el niño deja en el suelo, a unos 3 metros del árbol, una bolsita transparente. No es una bolsita cualquiera, ésta bolsita está cerrada con un nudo, y en su interior hay agua. ¿Y qué hay en el agua? Un pez. Un "pez payaso". Todo el mundo lo llama así, porque sus delicados tonos de escama se asemejan a los vulgares maquillajes de los payasos, pero tampoco nadie se ha molestado en saber su nombre exacto. Tan sólo es su apodo, tal vez cuente chistes también. El pobre pez parece aturdido y recocido (el sol de Torrevieja pega fuerte), y uno de esos rayos de sol perfora el plástico, y empieza a salir un fino hilo de agua. El pez no se percata de ello, parece mareado, seguro que el niño ha ido hasta allí corriendo con la bolsa en la mano.

Pero yo, es decir, el árbol que no soy yo, ha estado observando la situación desde el principio. Pero nada puede hacer. ¡Qué va hacer, si sólo es un árbol! Contempla la trágica escena, y reza por tener unas manos para alcanzarle.

Cuándo el pez se nota chocar contra el suelo, se da cuenta de que ya apenas queda un charquito de agua turbia: va a morir. Empieza a chapotear desesperadamente.

El árbol está sufriendo también mucho, testigo del horrible crimen, y una gota de agua cae de una de sus ramas. Al caer, un milagro ocurre: la raíz sobre la que ha caído, crece de repente un par de centímetros.

Asombrado por lo ocurrido, el árbol vuelve a contemplar al pez, que aún tiene fuerzas y salta en su tumba de plástico. Esto le entristece de nuevo y llora más. Y más y más. Cuanto más llora, más crece su raíz. Hasta que llega al lado del pez payaso, que aún lucha contra la muerte. El árbol enrolla la raíz alrededor de éste y lo acerca hacia él, hacia la zona de sombra. Y una de sus perennes agujas, desafía su naturaleza y cae, ensartando la bolsa y dejando al descubierto al pobre pez.

-"Pobre pez"-dice el árbol, "si tan sólo pudiera hacer que viviese más tiempo".

El pez al oír su voz, cesa el chapoteo y mira al árbol.

-"¿Cómo has podido hablar? ¡Si sólo eres un árbol!"

-"Pues igual que he podido traerte hasta mi sombra. Y tú también hablas, y sólo eres un pez."

-"¿Y por qué nos entendemos si somos cosas diferentes?"

-"No lo sé"

Los pobres, aún no habían entendido que el lenguaje que estaban usando no era más que el único lenguaje universal: el lenguaje del amor.

Y así, milagrosamente, el árbol mueve su raíz y coge al pez, situándolo más cerca de su tronco.

-"Venga, trepa, trepa hasta aquí arriba"

-"No puedo trepar, sólo soy un pez sin agua"

-"Si yo he podido mover mis raíces y llorar, entonces tu podrás trepar. Confía en mí."

De repente el pez empieza a trepar por el tronco del árbol, haciéndole cosquillas y sacandole unas carcajadas al árbol, las primeras de su vida. Y una vez llegado arriba, encuentra el pez un agradable pozo en el interior del tronco, y se sumerge en el.

-"Oye, ¿por qué tienes una piscina de agua aquí? Qué casualidad."

-"No creo que sea casualidad. Supongo que es porque yo estoy hecho para tí"

-¿Y yo estoy hecho para tí también?"-pregunta el pez.

-"Sí. Por primera vez en la vida, sé lo que es la felicidad y el amor, y ahora que estás ahí dentro, noto que si sales me muero, y que si te mueres dentro me moriré también".

Y así el pez se convirtió en el corazón latiente del árbol, llenando ese vacío de su "pecho".

Y así el árbol se convirtió en el hogar del pez, porque era mejor que estar en casa.

Y así convivieron, y conviven aún, un "pino al revés", y su "pez payaso".

FIN

___________________________________________________

Moraleja: nunca dejes que lo que eres condicione lo que puedes hacer. Porque con ahínco y Fe, puedes lograr cualquier cosa que te propongas. No tengas miedo de mostrar tus sentimientos, llora cuando estes triste, ríe cuando estes contento. Y no tengas miedo de amar, porque es lo más hermoso que puedes ofrecer.

Cuentos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora