País: Estados Unidos
Estado: Houston
Localización: Discovery Green
Día: Miércoles, 16/7/15
Hora: 10:38 (11:38) a.mLa helada brisa golpeaba mis mejillas haciendo mi piel más pálida de lo que ya era. Mis mejillas y nariz estaban enrojecidas. Y mis ojos estaban cristalizados.
Los árboles eran delicadamente movidos con el helado aire haciendo desprender varias hojas, verdes y castañas para luego deslizarse por el suelo y pasar alrededor de mis piernas. Las aves volaban por entremedio de los árboles mientras que otras permanecían en el suelo. Las nubes eran grises, con pequeñas partes blancas. Estaban encima una de la otra, como si se estuvieran abrazando. Estas cubrían la tela azul que estaba haya arriba pero sí veías al norte encontrabas que estaba despejado.
Varios niños corrían mientras jugaban. Habían sonrisas en sus rostros. Ellos tenían una hermosa infancia, y eso era algo que anhelaba de ellos. En mi niñez, juro, que jamás sonreí, jamás reí. Solo derramaba lágrimas debajo de las sábanas cuando era de noche y todos dormían. Los niños recibían juguetes y yo... Lo único que recibía eran golpes. Era maltratado física y emocionalmente. Aquel hombre, aquel individuo, que se hace llamar "padre" tomaba sus cigarrillos y me los incrustaba en la piel. Ese hombre me hacia robar en los garajes de gasolina. El me ordenaba a buscar una caja, una bolsa o unos papelitos a cambio de un dinero que me entregaba él. A mis 12 años, aprendí que esos papeles, esas cajas, esas bolsas grises envueltas de cinta adhesiva gris, eran marihuana y cocaína, incluyendo la heroína, y el perico. Mi padre había decidido enseñarme que era el trabajo que yo hacia y que cosas eran las que yo traía.
Pero... Recuerdo que a mis 8 años estaba sentado en el comedor. Estaba dibujando con un crayón azul, algo de lo cual no me acordaba. Luego había llegado mi padre... Lo observaba apresurado, sólo me miró y tiró una bolsa a la mesa, en la que yo estaba. Ni siquiera se me acerco para darme un beso en mi frente o en mi cabello, como lo hacían en la televisión. Mis ojos se habían cristalizados por lo cual agaché mi rostro y luego lo levanté mientras secaba mis lágrimas. El venía con una mujer. Suponía que esa iba hacer mi nueva madre. Después, el se fue corriendo por las escaleras mientras que la mujer estaba enfrente. Mi padre la golpeo en la parte trasera, en una de sus partes íntimas y me habían dicho que eso no se tocaba. Me sorprendí, pero ella soló rió. Pensé que la mujer le diría algo, pero no, sólo rió. Me estuvo extraño, pero luego seguí con mi dibujo.
Minutos después, mi estómago rugía. Fui hacia la nevera y lo único que habían eran cervezas. Cerré la puerta desilusionado. No entendía porque mi padre no me alimentaba, no me cuidaba. Sólo me trataba mal, me hacia hacer trabajos, básicamente estúpidos, porque solamente llevaba un dinero y ellos me entregaban algo. No entendía porque teníamos que hacer esto a escondidas.
Pero claro, tenía una mente ignorante para ese entonces.
Mis costillas se notaban, la piel de mis brazos y piernas, estaban muy pegadas a mis huesos.
Recordaba como pasaba hambre.
Recordaba aquellos bajones de azúcar que me daban. Lo único que hacía en ese momento era arrastrarme hacia el patio trasero y comer pasto. Lloraba cuando los pedazos de piedra partían mis dientes de leche.
Volví al comedor y comencé a dibujar nuevamente hasta el punto de que veía luces en mi vista. Ya no podía más, me sentía muy mareado. Miré hacia mi mano derecha y vi la bolsa, la bolsa de la que mi padre había tirado anteriormente. Me acerqué a ella y con un crayón rasgué la bolsa, y lo único que salió había sido un polvo blanco. Con mi dedo índice apuñale mi dedo en el polvo se había derrochado en la mesa.
Minutos después estaba tomando cucharadas de ella. Me sentía diferente, reía descontrolada mente. Me levanté y me acerqué al fregadero y vomité.