Hola, me llamo Marta, y tengo diecisiete años. Soy castaña clara, de ojos verdes, alta, delgada, muy delgada, y no por gusto... Nunca antes había escrito en un diario, pero ha llegado el momento de hacerlo, y no porque quiera, sino porque lo necesito, ya te irás enterando poco a poco del por qué. ¿Cómo podría empezar a contarte todo? A ver, empiezo diciéndote que mi vida es un desorden, no encuentro nada cuando lo busco, y aún así, lo sigo intentando. Suelo ser de las que no tienen nunca nada pensado y todo lo planea en cinco minutos. Soy un desastre, todos lo dicen y he terminado por creérmelo. "Bien hecho", frase que no uso nunca, porque no quiero, porque no me gusta y porque no va con mi estilo. Vivo en mi mundo, en el cual las reglas las pongo yo y solo entra quien yo quiero. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, pero pienso que así, me evito de muchos problemas e intento ser feliz a mi manera. ¿Egoísta? Mmmm.. Mucho, como yo sola, no porque quiera, sino porque muchas circunstancias de mi vida me han obligado a serlo. ¿Rencorosa? Aún más, como nadie, aunque eso ya venía conmigo desde que nací.
En realidad, cuando quiero lo doy todo y cuando me apetece no doy nada, así de simple. Solo me fijo en las personas por las que pienso que realmente vale la pena sufrir.
Orgullosa, así me define la gente, sin saber apenas de mí. Se confunden mucho, pero no me atrevo a llevarle a nadie la contraria. Aunque si pudiera, me gustaría decirles a todos ellos que también sepan que estoy dispuesta a perder el orgullo por alguien, y que no permitiré perder a alguien por mi orgullo.
No, como ves no soy para nada perfecta querido diario, pero no quiero serlo, porque así sabré ver la perfección en una persona imperfecta, como yo. Quizá lo descubra cuando me enamore, cosa que no me ha pasado nunca, o quizá lo encuentre en mi mejor amiga, cuando tenga... Sea lo que sea, estoy segura de que lograré verlo.
Algo a lo que siempre estoy dispuesta es a darlo todo por alguien, aunque pocas veces he tenido oportunidad de hacerlo, sinceramente solo con Daniel, mi hermano pequeño, al que quiero con locura y al que protegeré siempre. Lo que siento por ese renacuajo no se puede expresar con palabras... Es ese tipo de amor sincero y desinteresado que solo pocas personas son capaces de experimentar, ese amor que llena de verdad.
Pienso que algún día podré llegar a ser muy amiga de mis amigos. Y obviamente, una arpía mala con aquellos/as que intenten hacer daño a las personas que quiero. No tengo mucho carácter, según dicen tengo poca personalidad, lo que no llego a comprender es cómo lo saben ellos, si nunca he hablado delante de nadie, espero poder entenderlo también algún día...
No soporto que quieran separarme de algo o alguien que siempre ha estado a mi lado, y si alguien se atreve, que lo intente. Suena a amenaza ¿verdad? En realidad sé muy bien en qué punto tengo que tocar para hacerle daño a una persona, y si me provocasen, tocaría sin pensármelo. O eso creo. Escribiendo aquí soy tan valiente... Me encantaría poder ser así realmente, callaría muchas bocas, pero por suerte para todos esos/as que se ríen de mí, no.
A veces, actúo sin pensar, y después me arrepiento, pero siempre admito mis errores con una sonrisa, a veces forzada. Estoy intentando aprender a reírme de mis errores, porque si algo he aprendido en la vida, o mas bien me han enseñado a la fuerza, es que lo que no te mata, te hace más fuerte.
Soy muy impaciente, no me gusta nada esperar, aunque si de verdad quiero a una persona, soy capaz de esperarle muchísimo tiempo. Ésto me pasa con mi hermano, es lo más tardón del mundo, pero por él esperaría de pie el tiempo que hiciera falta, ya que es la única persona en mi vida que me quiere, al igual que le pasa a él comnigo.
Muchas veces juego a ser mala, pero siempre pierdo, no puedo ver a nadie sufrir, aunque sea mi peor enemigo/a, por así decirlo. Soy muy celosa. Pienso que en una relación llegaría a ser hasta posesiva.
Me gustaría sonreír a la gente, porque también me gustaría que me sonrieran a mí de vez en cuando.
La verdad es que no me da vergüenza que me vean llorar, lo veo algo muy natural y necesario, que todo el mundo hace. Aunque las pocas veces que lo he hecho, se han reído de mí. La verdad es que creo que el mejor desprecio es no hacer aprecio.
Soy feliz, sí, sin ser la más guapa, sin tener el mejor cuerpo ni unos ojos preciosos. Aunque la verdad, es que tampoco lo soy del todo; pero aún así confío en que un día llegaré a serlo.
No soporto a la gente que sólo quiere hacerme daño a mí, y a los que me importan, pero recomiendo que antes de hacerlo se lo piensen dos o tres veces, porque, deberían recordar que soy rencorosa como nadie, y que las cosas cambian y el mundo da muchas vueltas, que puede que el tiempo me haga cambiar, y ahí será cuando se arrepientan.
A ver, qué más... Mmm.. ¿Miedos? Muchos, a la oscuridad, a los fantasmas, a las serpientes, a las medusas, a las mentiras... Tengo millones de miedos, pero a lo que realmente le temo es a que un día pueda llegar a perder a mi hermano, por el motivo que sea. Sí, he dicho que le tengo miedo a millones de cosas, no soy para nada una chica valiente, en ningún sentido.
Y la verdad es que me encanta sonreír, hacer ver que soy feliz, que nadie puede fastidiarme, aunque la verdad, que sonría no quiere decir que sea realmente feliz, a veces, la mayoría de las veces diría yo, significa que intento ser fuerte.
Y realmente no sé qué más decir de mí, soy una chica que busca la felicidad en los pequeños detalles, no soy materialista. No pido más de lo que tengo, aunque lo que sí me encantaría es poder superar los obstáculos que me impiden ser una chica de diecisiete años "normal", como todas las niñas de mi instituto. Mi vida nunca ha sido fácil, tuve que madurar desde muy pequeñita, pero ese tema, ese tema querido diario, lo dejamos para mañana.
Buenas noches, te escribo mañana, un beso. Marta.