Antes de abandonar esta vida el señor Green Talbot bebió a pequeños sorbos un vaso de limonada fresca y dirigió una mirada hacia la ventana de su habitación.
-Lo peor que puede sucederle a un hombre es morir en un hospital- había dicho una vez, hacía mucho tiempo.
Aún tenía que cumplir veinte años, en esa época, y estaba a punto de comprar la joyería Lou Sanders con un montón de letras de cambio.
-Os pagaré, a más tardar, en dos años- prometió a sus acreedores, que lo miraron incrédulos.
Y lo consiguió.
Porque Green Talbot era un hombre fuera de lo común, y aquí se cuenta su historia, que comienza en una casa cerca de un bosque, en Inglaterra, y termina en una cama de hospital en un pueblo perdido del norte de Italia.
Pero Green Talbot decía a veces de joven, con razón o sin ella, el principio y el final de una historia pueden incluso arrancarse de la hoja en la que están escritos.
Con razón o sin ella, esto es lo que decía.