𝓑𝓔𝓐𝓤𝓣𝓨

Los juegos de citas no me prepararon para esto

—Hermano, tus niveles de frecuencia cardíaca están elevándose otra vez —informó Ortho, ahora flotando sobre la cama con una manta de píxeles sobre los hombros—. ¿Es porque estás pensando en “Él”?

—¡No estoy pensando en él! —gruñó Idia, jalando la almohada sobre su cabeza—. Estoy procesando… información crítica. Recopilando datos sobre una anomalía social de alto riesgo disfrazada de estudiante promedio con cara bonita y una sonrisa que huele a manipulación.

—Entonces estás stalkeándolo.

—¡NO! Solo estoy... actualizando mis protocolos de defensa personal.

Ortho parpadeó. Su interfaz mostró una carita feliz.

—Entonces no necesitas que esconda las capturas de pantalla que hiciste, ¿verdad?

—¡NOOOO! BORRA ESO, ORTHO, BORRA ESO AHORA MISMO!

Un destello de fuego azul cruzó la habitación. El menor solo flotó hacia atrás mientras tarareaba algo que sonaba muy parecido a la canción que Yól había estado canturreando cuando lo conocieron.

En la lúgubre comodidad de su cuarto iluminado solo por el resplandor azul de múltiples pantallas, Idia Shroud seguía revolcándose en su cama como si pudiera desinstalar la realidad si encontraba una posición lo suficientemente incómoda.

—"Los chicos nuevos de este año son realmente cautivadores" —repitió en voz baja, imitando con horror mal contenido el tono seductor de Yól—. ¡¿Qué clase de NPC dice eso mientras me mira directo al alma?!

Su cabello chispeó de nuevo, esta vez con un parpadeo entre el azul y el rojo. Se levantó de golpe, y como siempre que hacía un movimiento impulsivo, tropezó con una pila de cables y se estrelló contra el suelo.

Desde la otra cama, Ortho levantó la cabeza flotante, parpadeando en modo de “preocupación leve”.

—¿Está todo bien, hermano?

—¡No, no está todo bien! ¡Me tocó la mano! ¿Sabes cuántas interacciones sociales tengo que procesar para que eso esté permitido?! ¡Ni siquiera aplicó para contacto físico! ¡No hubo consentimiento digital! —Idia gateó hasta su escritorio, su túnica desordenada arrastrando por el suelo como un fantasma sin dignidad.

—Deberíamos reportarlo al consejo estudiantil. Oh, espera... —Ortho ladeó la cabeza con traviesa calma—. Él es el consejo.

—Hmm... según los registros, su nombre es Yól. Título: Prefecto de Pomefiore. Puesto actual: Líder de Dormitorio. Popularidad en redes escolares: Alta. Archivos de imagen: Clasificados como “peligrosamente guapo” por múltiples fuentes estudiantiles. Tiene etiquetas en la red interna como: #DramaQueen #FavoritoDeLosProfes #miaumiauVivanLosGatos
#EsclavoDeMiGato

Idia se quedó congelado.

—...¿Prefecto?

—Sí, hermano. ¿No lo sabías?

—¡¿Cómo voy a saberlo si mi vida social está al mínimo viable por contrato emocional autoimpuesto!?

Ortho le mostró una imagen holográfica de Yól en una ceremonia escolar pasada, saludando con una sonrisa encantadora y rodeado de pétalos mágicos flotantes, mientras los demás estudiantes suspiraban como si vieran a una estrella de pop.

Idia tragó saliva.

—¿Ese era él...? ¿¡Y yo lo traté como si fuera un NPC cualquiera!? —se llevó las manos al rostro, en modo colapso existencial—. Me va a borrar de la realidad social con un solo movimiento.

Se arrojó al piso de la desesperación, rodando como una bolita de estrés.

—¡No debí espiarlo! ¡Fue una mala idea! ¡La curiosidad mató al Hikikomori!