Diez.

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Morí. Morí. Morí.

Supongo que reviví porque aún te veo. Pasando tu mano frente a mis gafas. Reaccioné.

—¡Oh! Claro.

Te dicté mi número, el cual escribiste en tu celular.

—Gracias.

Te levantaste y me quité las gafas. Volteaste y me viste a los ojos. Te acercaste corriendo y besaste mi mejilla.

¿Cuántas veces puede morir una persona? Creo que lo volví a hacer...

Gafas de solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora