Prólogo.

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Homes Chapel, 2013.

Las calles estaban totalmente vacías, la lluvia caía fuerte sobre el frío asfalto, dándole a la ciudad un aspecto de película de terror, siendo apenas las 5 de la tarde. ¿Qué se podía hacer en un día así? Absolutamente nada.
El aburrimiento era todo lo que reinaba en la habitación de Harry, ya que ni siquiera había electricidad debido a la constantes tormentas. Lo único que quería era salir de ahí y hacer algo divertido.

Quién sabe el tiempo qué estuvo mirando el tétrico techo de su habitación, pensando en qué diablos hacer con su maldita vida, hasta que al fin decidió qué hacer.
Se paró de su cama, y caminó hacia la puerta sin mirar atrás. Era la primera vez qué desobedecía a su madre, "Ni silgis ifiiri qii ti vis i infirmir", la imitaba burlonamente en sus pensamientos. No tenía remedio.

Tomó su pequeño paraguas y sin ni siquiera un abrigo salió de su casa a pasos gigantes. Dios, que hacía frío.
Estaba por cruzar la calle cuando paró en seco. Bien ¿a dónde iba? Zayn salía a cenar con Trisha porque según ella "ya no pasaban tiempo de madre e hijo juntos" y Niall estaba con su amigo Josh. Negó con su cabeza, solo daría unas vueltas y volvería a casa. De igual manera, tenía que llegar antes que Anne.

Dios, estaba tan molesto. Tenía unos malditos diecisiete años y su madre lo seguía tratando como un pequeño bebé. No lo dejaban salir después de las 8 p.m. ¿Entienden? ¡8 p.m! ¿Cuántos años creían que tenía? ¿Cinco? ¡No! ¡Unos malditos diecisiete años!
Zayn se iba de fiesta, follaba con quién quisiera y él no podía salir de su casa después de las ocho de la noche. Simplemente era injusto. Sabía cuidarse solo, pero sus padres parecían no entenderlo.

00:00:00 - l.s | OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora