Capítulo 1

57 3 0
                                    

Santiago

Corrí entusiasmado al lado opuesto del campo. Miré de reojo el marcador. 4-4, restaban 12 segundos.

Un jugador del equipo contrario se acercó corriendo amenazando con robarme el balón, así que tuve que patearlos hacia Jack, mi mejor amigo y segundo mejor jugador del equipo.

De la manera más rápida me dirigí lo más cerca que pude a la portería del equipo contrario y aguardé por Jack, dos jugadores más de mi equipo se encontraban ahí para despistar a los otros dos del equipo contrario.

Todo pasó tan rápido; Jack llegó con el balón, se lo pasó a Henry, uno de los dos jugadores, éste simuló pasárselo a Dylan pero en vez de eso, me lo pasó a mí y yo anoté un...

-¡¡¡GOOOOOOOOOOL!!! -gritó con euforia la multitud y yo esbocé una enorme sonrisa festejando con mi equipo.

Lo habíamos logrado. Ganamos el campeonato.

Me dirigí con velocidad hacia mi chica. O bueno, no tan mía.

-Santi, lo hiciste -me felicitó la rubia dándome un apretado abrazo.

-Tus porras me animaron -intenté darle el crédito sin querer terminar el abrazo, pero para mí desgracia, se apartó.

-Conmigo no funciona tu modestia de flirteo -bromeó sacudiendo sus hermosos rizos dorados-. Eso es todo, chicas -indicó a su equipo de animadoras-, ahora, ¡a festejar! -anunció emocionada.

-Creí que no querías ir a la fiesta -murmuré en su oído con diversión.

Me miró y sonrió.

-Sólo quería hacerte enojar -confesó con gracia.

-Y lo lograste -admití.

Abrió la boca para decir algo pero fue interrumpida por Caleb.

-Fue la mejor porra que haya visto -alardeó con una sonrisa triunfadora.

Intenté comportarme porque Jazmín estaba presente y ella odiaba que respondiera con violencia.

-Vuelve de donde viniste, Caleb -ordené con la voz distante y con las manos hechas puños.

Él asintió con la cabeza y se alejó no sin antes guiñarle un ojo a mi chica.

Estaba a punto de lanzarme a él pero Jazmín lo impidió.

-Santi, ¿qué sucede? -dijo irritada-, ¿por qué siempre haces lo mismo?

-Jaz, sólo intento protegerte de patanes como él -solté sin querer discutir.

-Entonces si de eso se trata buscaré a alguien que me proteja de ti -se burló inocentemente sin saber que su comentariocontinúe a afectado.

-No consideras que sea un patán, princesa.

-Por supuesto que no -respondió con ironia-. Considero que eres el rey de los patanes.

Todo el mundo comenzaba a abandonar el recinto y yo planeaba a hacer lo mismo ignorando a la pequeña rubia que tenía enfrente.

-¿Y por eso buscas a más patanes? -ataqué molesto.

-Santi, eres el único hombre que conozco que debería tatuarse en la frente la palabra patán.

-Olvídalo, Jaz -dije y di media vuelta caminando lejos de ella.

¿Acaso no comprendía que me lastimaba?

He estado enamorado de ella desde que tengo memoria.

Nuestros padres se conocían antes de que nosotros naciéramos. La madre de ella murió en el parto y mi familia ha estado para la de ella cuando lo precisaran, así que estaba obligado a pasar tiempo con ella. No sé cómo pasó ni cuando, pero no podía evitar hacer lo que ella quisiera sólo por hacerla sonreír, yo, a mis 8 años no lo comprendía, así que acudí a mí madre: "Me temo que estás enamorado, querido", me dijo con la sonrisa más grande que había visto en ella. Yo no entendí a qué se refería "Te atrae, pequeño. Te gusta -intentó explicar-. Te gusta su físico, su actitud. Quieres verla sonreír porque te encanta esa sonrisa ". Entonces lo entendí. Al principio lo ignoré y seguí como si jamás hubiera escuchado las palabras de mi madre, pero después no lo soporté y comencé a llenarle de basura el cabello, ensuciar su cara, llenar de lodo sus vestidos para ver si así dejaba de gustarme menos, pero fue en vano, sólo me sentía mal al verla llorar con su mamá. Finalmente cedí y ahora me encuentro aquí, atrapado con su encanto natural. Enamorado de sus rizos dorados, de su cara pálida ligeramente sonrojada, esos labios carnosos casi rojos y su actitud llena de dulzura.

Sentí cómo se montaba en mi espalda y me abrazaba del cuello.

-Vamos, Santi, no te molestes -pidió y depositó un sonoro beso en mi mejilla y no pude evitar que una sonrisa se asomara-. Qué pesado eres.

-Dios, ¿yo soy el pesado? -dije riendo- ¿Has intentado cargarte a ti misma? No lo intentes, te lastimarías -bromeé.

-¿Qué? -se bajó -. Yo no peso.

Reí.

-¡Santi! -se quejó con un puchero.

La cargué como si fuera un costal de papas mientras ella gritaba por el susto.

-¿Qué haces?

-Llegaremos tarde a la fiesta de celebración -aclaré divertido mientras salía del recinto con ella en brazos.

------

Me encontraba en el salón principal de la casa de Jack bebiendo un delicioso vodka con jugo de naranja mientras charlaba animadamente con los del equipo de fútbol.

-A los del Vermont High School los acabaremos -exclamó Dylan entusiasmado.

-Prepárense para su sabotaje -recordé.

Cada año, el equipo de Vermont High School nos hace bromas para demostrarnos quién era el mejor equipo, pero se gastaban tanto tiempo ingeneando las bromas, que no les sobraba para entrenar y los vencíamos.

-Te apuesto a que harán las mismas bromas pero a distintas personas -intervino Jack.

-Lo sé, como hace un año -comentó Zack, parte del equipo, y todos estallamos en risas.

-Eh, casanova, te están robando a la chica -dijo Henry dirigiéndose a mí e instantáneamente busqué a Jazmín con la mirada.

Para desgracia del chico, la encontré coqueteando con un chico parte del equipo de natación.

Me acerqué a paso rápido y me posicioné de manera que podría escuchar su conversación sin que me vieran.

-Me gustó verte hoy animando al equipo -dijo él.

-Gracias -ella esbozó una sonrisa-. Es mi trabajo.

-Eres la única animadora que se digna a hablar con alguien que no es del equipo de fútbol.

Ella río.

-Convivo con ellos todos los días -aclaró-, no podría salir con uno de ellos.

-¿Estás diciendo que saldrías conmigo?

No aguanté un segundo más y me acerqué a él golpeando su mejilla y cayó al suelo.

-Aléjate de ella, pescado -ordené saliendo de mis casillas.

-¡Santiago! -gritó Jazmín conmovida y al segundo su cara se tornó molesta- ¿Qué crees que estás haciendo?

-¿Por qué estás coqueteando con él? -cuestioné ignorando su pregunta.

-Perdona, ¿debo pedirte permiso? -soltó con ironía- ¡No! No eres nadie para impedirlo.

-Jazmín -dije entre dientes.

-¿Por qué derribas a cada chico que se me acerca? ¿Cuál es tu problema?

-Ya olvídalo -murmuré y después de unos segundo me di cuenta que éramos el centro de atención.

-Lo voy a olvidar cuando me respondas -declaró.

La ignoré y salí del lugar buscando a dónde ir.

No podía admitir que estaba enamorado de ella, porque, ¿qué chica afirma miles de veces que eres su mejor amigo si quiere algo contigo? Ninguna, señores, ninguna.

Caminé por el jardín trasero y me encontré con montes de personas revoloteando al rededor de la piscina y algunas animadoras lanzándose a ella en ropa interior sexy. Me acerqué a una y me encaminé escaleras arriba a una habitación con ella besando y mordiendo mi cuello.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 07, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Guerra y pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora