Recuerdos Pésimos

Capitulo 1

¿Qué tan difícil puede ser controlar las emociones? Bueno, no me ha pasado, soy la oveja negra de la historia. No pretendo ser la educada en todo. Por cierto soy Valery, la chica que crea el recuerdo que marca el peor momento de la vida del que se cruce en mi camino. Tienes una idea de que tan difícil puede ser llevar una vida social con los demás. Creo que no. ¿Por qué tendría que ser buena, cuando todos pretenden pisotear lo que es mío? Pues, quieren convertirme en una esclava de los frutos de su ardor. Las chicas de mi escuela, son tan patéticas que detesto acercarme a ellas, o bueno creo que ellas no se acercan a mí. 

Como dije soy detestable, odiosa, despreciable, infame e incluso abominable, como si una malvada criatura controlara mi mente. Pero bueno pasemos a lo que es. Pasado algunos meses, me encontraba fuera de casa. De regreso al basurero que solía llamar hogar, cuando me alejaba de los que cuidaban de mí. Me senté por un rato alrededor de mi cama, soportando los espantosos ruidos de los niños de la guardería. Prepare un poco de chocolate caliente, leyendo unas revistas que no era para nada divertidas. Estaba completamente aburrida, hasta que tocan a mi puerta.

¡Toc, Toc! (Tocan con vacilación)

-¿Por qué será que me mude a este vecindario? Susurré. Ya voy (realmente era molesto recibir visitas) Abrí la puerta. Era un chico guapo, pero desalineado, con aspecto de niño bueno.

-Hola, disculpa soy Sebastián ¿Eres nueva por aquí?

-¿Qué acaso no es obvio chavo? Repliqué.

-Oh, lo siento, lo que pasa es que me encanta recibir vistas en este vecindario- Me dijo con un tono educado. Pero como si yo fuera la visita. ¿Qué carajos?

-¿Te refieres a que yo te estoy visitando? Le contesté con enojo.

-Pues es obvio. Eres nueva- Dijo con un rostro sonriente.

-En primer lugar- Dije con mal ganas- No soy nueva por aquí. En segundo lugar odio las visitas ¿Por qué tendría que visitar personas como tú? Y tercero no acostumbro a tratar con personas descerebradas que se creen tan educados, así que devuélvete por tu camino- Le contesté y cerré la puerta fuertemente.

Me asomé por la ventana. Miré fijamente su rostro. Se sentía confundido. Pero me daba igual si estaba mal o no. Creo que se acostumbrará. Además, es mi regalito por ser un niño bueno- Susurré.

Al día siguiente, me levanté con el ánimo pesado. Estaba despeinada, con las ojeras más bonitas que se forman en mi cara y la baba roseada en mi almohada, me sentía pésima, fatal, hecha polvo. Encendí la tele por un momento, suena mi teléfono.

¿Por qué esta tan lejos ese estúpido teléfono? No podía reconciliar el sueño, después del largo viaje.

-Aló- Dije con la voz débil.

-Buenos días señorita Valery, llamando desde la preparatoria Winster. Usted mandó una solicitud para ingresar en este año.

-Ah sí, no me acordaba (En realidad sí, pero no quería) ¿Qué tengo que hacer?

-Necesitamos que llegue hoy en la tarde para favorecer su solicitud. Sin más molestias, es todo. Que tenga buen día.

-Claro, como si pudiera- Respondí.

-Disculpe- Contestó la otra voz.

-No nada, Adiós- Colgué y volví a dormir.

(Suena la alarma) ¿Qué hora es?- Dije mirando mi reloj. La 1:30 pm.

-Ay voy a llegar tarde. Solo me cambiaré de ropa.

Tome una camisa, pantalones, cortos, zapatos y una bufanda con manchas negras. Me dirigí los más rápido al metro y llegué a la preparatoria faltando 5 minutos.

-Que gran esfuerzo hice. Espero que valga la pena.

Mire detenidamente los pasillos, era muy bonito, pero nada cuesta más trabajo que ver a las huecas chicas maquillándose y siendo tan educadas.

¿Por qué a todos los lugares de este mundo hay tantos patosos?- Susurré.

-Buen día señorita Valery. Por favor siéntese- Dijo la secretaria.

-Gracias, ¿Cómo se llama usted?- Dije con tono educado (Aparentando)

-Soy Eunice, una tutora de la preparatoria. Usted envió una solicitud. ¿Desea ingresar a este colegio?

-Bueno no soy tan abierta. De hecho los patosos y ridículos que existen en las escuelas me enferman de horror, ¿Me entiende?- contesté con ironía.

-A qué se refiere con patosos y ridículos- Dijo Eunice.

-Bueno es que soy muy antisocial- Le contesté.

-Pero aquí todos somos convivientes. Debería de conocer primero para poder llamarlos así, no le parece- Dijo Eunice muy molesta.

-Pues no necesito conocer a las personas para poder aclarar que tan despreciables pueden ser. Yo vine aquí para estudiar, no para convivir con los demás, y si eso no le parece me retiro y cancela mi solicitud- Le respondí con impulsos.

-Bueno discúlpeme. Sé que está aquí para estudiar. Yo tampoco me encuentro aquí para estar en su posición, no me alce la voz por favor- Dijo tratando de calmarse.

-No lo he hecho, se ha puesto en mal plan, solo dije lo que pienso- Contesté con ironía.

-Pero no me parece justo- Dijo ella.

-Bueno estoy aquí para aceptar esto, no para hablar de la vida de otros- Contesté enojada.

-De acuerdo, discúlpeme no era mi intención- Me respondió con un tono suave.

-Está bien- Contesté.

Así era la forma en como me ganaba el respeto, callando bocas para que no se metieran en mi camino. Por algo quería estar en ese lugar para dominar a los educados y que fueran un tanto agresivos, esos si valen la pena. (Llega un chico al lugar donde me encontraba). ¿Quién podrá ser? (Susurré)

-Hola señorita Eunice, puede firmar estos papeles.

-Tu ¿Qué haces aquí? (El chico que le recibí mal, el tal Sebastián)

-Estoy estudiando aquí. Pero eso no es de tu incumbencia. No hablo con personas erradas, que lanzan la puerta como lo eres tú. (Sus palabras fueron algo fuertes)

-¿Quién lo diría? El chico que recibí mal, le está cambiando su actitud- Le contesté.

-Sí, solo lo hago con personas que piensan que puede dominar a otros con palabras. ¿Qué tan hueca eres? Y me retiro, no pierdo mi tiempo en esto. Con su permiso Eunice- Dijo y se marchó.

-Oh, disculpe eso, señorita Valery- Dijo Eunice.

-No se preocupe, creo que él y yo nos llevaremos tan bien.

(Susurro en mi mente) Muy bien Sebastián, creo que llego el momento de hacer las cosas mal en esta escuela, sobre todo para ti. Prepárate chico, que llegó tu peor pesadilla.