Capítulo 45: "¿Cuando es la mudanza?"

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(KAETHENISS POV)

-¿Quisiera... Que? -Pregunté con intriga.

-¿Quieres vivir conmigo? -Preguntó tomando ambas de mis manos mirándome con una sonrisa. -Ya sabes... Una casa o un apartamento propio solo para nosotros dos.

Una sonrisa estúpida se dibujó en mi rostro y mis nervios bajaron, no del todo, pero bajaron.

De verdad pensé que me pediría matrimonio

-¿Vivir juntos?

-Claro, hermosa.

Reí y continué.

-Claro que si, Liam.

El soltó el aire que mantenía retenido en sus pulmones y me abrazó.

-Pensé que dirías que no, ya sabes porque estabas enojada.

-Ya no más. -Dije y lo besé.

Me separé de el, no porque quisiera.

Si no porque el muy tonto me había embarrado chocolate en mi mejilla derecha y reía cual foca.

-¡Dios Liam! -Exclamé sonriendo mientras con un dedo retiraba el chocolate y lo metía a mi boca. -Eres un tonto.

-Empecé a ser así desde que soy el novio de la chica más hermosa, graciosa e inteligente del mundo, tu me pones tonto, Kae.

Me sonrojé y le embarré chocolate en ambas mejillas para luego besar su nariz, me levanté rápidamente de la manta extendida en el suelo y corrí hasta la orilla del mar.

Pude apreciar perfectamente como Liam se levantaba lentamente de la manta, peinaba su cabello hacia atrás lentamente con su mano de manera seductora y soltaba una risotada ronca, provocadora y burlona característica de él.

Si, me estaba poniendo a mil solo con verlo hacer eso, y el lo sabía.

Se quitó su camisa dejando ver unos músculos bastante notables y abdominales marcados, que hace tres semanas... No estaban ahí.

Tragué fuertemente y me volteé evitando aquella vista provocadora, intentando mantener las tentaciones que había retenido hacía unas semanas, Liam volvió a soltar otra carcajada, burlándose de mis reacciones ante tal espectáculo.

¿Así que quiere jugar a quien pone más al otro?

Juguemos.

Me volteé nuevamente hacia el con una sonrisa tan provocadora como la que el me había dedicado segundos antes. Al ver mi sonrisa, la suya aumentó sabiendo que estaba dispuesta a seguirle el juego.

Era más que obvio que Liam había estado ejercitándose mucho, como solía hacerlo antes de que yo lo influenciara a tragar kilos de azúcar.

Pues ¿Adivinen qué?

No es el único, yo había estado a dieta estas semanas y había estado asistiendo al GYM. No es que me gustara, pero no quería sufrir alguna enfermedad por consumir tanta azúcar.

Y si, había dado resultados, yo realmente nunca estuve gorda ni tuve tantos rollitos como creía, digamos que me sirvió para tonificar.

Comencemos.

*Coloque tono burlón aquí*

(LIAM POV)

Mi diversión ante las caras de tentación de Kaeth no duraron mucho, pues estoy más que seguro, que ella me estaba poniendo peor.

Al parecer, yo no había sido el único que se había esforzado en tonificar.

Ella es algo penosa con estos juegos, pero al parecer, esta vez no.

de un tirón se quitó su sudadera dejándome una vista perfecta de ella en sostén y de su cintura de avispa, vientre plano y claro, sus carcajadas no faltaron.

Cierra la boca, idiota. -Me regañó mi subconsciente.

Bajé mis shorts, ella hizo lo mismo.

-¿Estás consciente de que ganaré, o no preciosa? -Le dije desde el otro extremo de la playa.

-Sueñas, bebé. -Dijo ella para terminar de quitarse los zapatos y entrar al mar

Reí e hice lo mismo entrando al mar y elevándola en el aire aún con su ropa interior mojada.

-¡Joder, hace frío, bájame!

La solté dejándola caer directamente al agua.

Pasaron alrededor de 10 segundos y ella no salía del agua, comencé a angustiarme.

Mierda, mierda.

Me sumergí a pesar de no poder ver nada y traté de encontrarla con el tacto.

Nada.

Sentí como algo se me tiraba encima por la espalda, no hacía falta abrir los ojos para saber que se trataba de Kaeth, esas manitas que tienen son bastante suaves.

Ella se aferró a mi cuello y enroscó sus piernas en mi cintura, aún sobre mi espalda, salí a la superficie causando que estuviéramos en plan de "Te llevo a caballito" Ella se bajó y comenzó a salpicarme agua, no hice lo mismo, al contrario me acerqué y tomé sus pequeñas manos evitando que siguiera lanzándome agua y le saqué la punta de mi lengua.

Ella imitó mi gesto y me abrazó.

-Te amo.

-Yo más. -Respondí.

-¿Y cuando es la mudanza? -Preguntó ella y reímos.

-¿Que te parece si mañana vamos a ver algunos apartamentos y algunas casas y decidimos en cual viviremos?

-Me parece perfecto. -Respondió de vuelta con una enorme sonrisa que se me contagió al instante.

Me acerqué a su oído.

-¿Sabes? -Le susurré al oído de manera lenta en un intento de provocarla, causando que se le erizara la piel, sonreí. -Si todo sigue así de perfecto como va hasta ahora, se nos viene el matrimonio.

Ella soltó una carcajada y se separó un poco de mi aún sin romper el abrazo.

-Vas algo rápido ¿No crees? -Preguntó con una ceja alzada mirándome directamente a los ojos.

-No realmente, se que me amas tanto como yo a ti, y ese amor para mi es suficiente como para hacerte mi mujer.

Ella volvió a reír y tapó su boca en un intento fallido de callar la risa nerviosa que salía de sus labios rosados.

La tomé en mis brazos y la saqué del agua la dejé sobre la manta y le puse mi camiseta encima y caminé hasta el auto, sacando dos toallas.

Sabía que no iba a ser mala idea traerlas. Volví hasta ella y quité mi camisa de ella para luego ponerle la toalla, ponerme la otra y abrazarla.

Sentí como se acurrucaba en mi pecho y acariciaba mi abdomen.

Al cabo de unos minutos cayó dormida, con cuidado de no despertarla le coloqué delicadamente la ropa y la llevé cargada hasta el auto, le coloqué el cinturón de seguridad y besé su frente, tras cerrar su puerta y entrar al auto, me encaminé hacia su casa, era más de media noche y estaba consciente de ello, sin embargo había valido la pena todo, incluso los gritos que me dedicó mi suegro por entregarle a su hija a tales horas, estaba feliz y pronto iba a tenerla para mi todo el tiempo que quisiera mientras estuviésemos en casa, y quien sabe...

Quizá si vaya a pedirle su mano dentro de poco.

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I Am Not A Lady [SIN EDITAR] -LIBRO1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora