...Y entonces noté un fuerte dolor en mi...
Riiiiiiiing riiiiiiiiiing riiiiiiiiiiing!!!!-Lyyyyyydiiiiiaaaaaa!!
Grita mi madre desde el pasillo.
- Lydia cariño, arriba.
Noto como esta vez la voz proviene desde la puerta. Allí veo a mi madre, una mujer rubia con un cabello perfectamente despeinado. Es bellísima, supongo que cuando era joven los chicos caerían rendidos a sus pies.
-¿Nerviosa?
Dice ella con una débil sonrisa dibujada en sus delgados labios.
Intenta parecer tranquila y contenta pero en realidad, bajo la máscara que está intentando crear, sé que no es así.Sé que esta triste porque su única hija se va a la universidad, y cree que me voy a olvidar de la familia ya que mi universidad esta un poco lejos. Pero no es asi, jamás los olvidaré.
Aún recuerdo como de pequeña me encantaba sentarme en su regazo y jugar con mi muñeca preferida. Esa que tanto me costó conseguir ya que en mi familia no teníamos mucho dinero.
Recuerdo la dulzura con la que mi madre me reñia por haber hecho alguna travesura, pero pocas veces me tenía que reñir ya que solía comportarme muy bien.
-¿Cariño? ¿Me estás escuchando cielo?
-Mmmm....
Me revuelvo, aun adormilada entre las sábanas.
-No perdona, es que ya sabes que por las mañanas no soy persona- digo guiñandole un ojo.
-Decía que si estás nerviosa, hoy es un gran día para ti- dice dando palmaditas como una niña pequeña ilusionada por su jugete nuevo con su natural dulzura y amabilidad.
-Sí un poco, aunque llevo muchos dias preparando este día y no voy a permitir que nada salga mal... Exepto... ya sabes...- y noto como una lágrima se acumula en mi lagrimal y amenaza con caer por mi sonrosada mejilla.
-Tranquila hija... Todo irá bien. Ella estará en su universidad y tu en la tuya, pero eso no significará el fin. Habéis superado cosas peores ¿no crees?- y me da un suave codazo juguetón en el brazo para intentar alegrarme un poco.
En ese momento yo noto como la expresión me cambia de entristecida a relajada y con una media sonrisa en los labios. Es increíble como solo mi madre es capaz de hacer que cambie de humor tan rápido.
En ese momento me acuerdo de una pelea que tuve con Irina, mi mejor amiga. Teníamos 14 años cuando pasó.
...-¡Te estoy diciendo que lo vi yo primero!- le digo lo más fuerte que puedo.
-Y yo que me da igual quien lo haya visto primero. Me quiere a mi- me responde con un tono superficial que me estaba matando por dentro...
No voy a dar más detalles de la pelea, solo que fue por nuestro amor platónico que no fue tan platónico para ella ya que se lo llevó. Su relación no duró mucho pero nosotras nos reconciliamos y ambas admitimos nuestros errores o más bien gilipolleces.
-¡Nenaaa!- dice mi madre con un toque de molestia en su voz. A lo que yo respondo con una carcajada al deducir que, otra vez, me ha hablado pero yo estaba viajando por mis recuerdos.
-Lo siento- y otra carcajada nace de mi boca- estaba recordando aquella pelea que tuve con Irina por ese chico... Ayy ¿cómo se llamaba?
-¿Dylan? ¿El chulito del insti?- dice mi madre enarcando una ceja. Típico gesto de ella que he heredado.
-Ah si, Dylan...- resondo sin evitar un suspiro casi inaudible y mi madre alza la ceja del mismo modo en el que lo hizo hace un minuto y esto hace que, su cara adopte una expresión de curiosidad.
-¿Qué? Era nuestro amor platónicooo- le digo intentando justificar mi suspiro, que al parecer no ha sido tan inaudible como esperaba...
-Bueno..., al parecer para ella no lo fue tanto- dice intentando picarme mientras yo me visto y a lo que yo respondo tirandole un cojin a la cara.
-Preciosaa, voy abajo a prepararte un desayuno especial para tu primer día de universidad y para no tener que quedarme aquí y humillarte ganando una guerra de almohadas- dice ella guiñandome un ojo y yo le tiro otro cojin.
Entro al cuarto de baño ya vestida y cojo el estuche con mi maquillaje. Me hago una raya fina y discreta con mi eyeliner y acto seguido aplico el rimel. Después un poco de corrector, maquillaje en polvo y un pintalabios potente, enfocando así el centro de atención en mis labios.
Enchufo el rizador de pelo y me hago unas ondas intentando parezcan naturales. Tomo unos ganchillos y separo dos mechones de pelo de la parte delantera y los agarro con estos a la parte trasera. Dejo caer unos mechones sobre los hombros y el resto lo dejo sobre la espalda. Lista.
-¡Pero que guapa te has puesto!- dice mi madre cuando entro a la cocina.
Huelen de maravilla las tortitas que me ha preparado mi madre y me ruge el estomago. En ese momento me doy cuenta de que me he maquillado antes de comer. Bueno, luego me retocaré un poco.
Una hora más tarde es el momento de despedirse de mi vida para comenzar de cero una nueva etapa. Mi madre me acompañará en el trayecto hasta la universidad y una vez allí llegará el momento de la despedida.
Cuando me vengo a dar cuenta estoy sentada en el coche y la calefacción golpea mi cara.
Durante el trayecto me concentró en pensar cómo será mi vida allí, si tendré buenos amigos, si los profesores serán muy capullos, si mi compañera será buena gente... Etc.
También comienzo a hechar de menos a Irina y decido enviarle un WhatsApp y seguir con mis pensamientos.
Cuando mi madre detiene el coche en los aparcamientos salgo de mi mundo y no puedo evitar soltr un guau increíblemente largo.
-Mamá esto es enorme- digo muy sorprendida.
-Sí que lo es querida, estoy muy orgullosa de ti mi amor.- y ambas nos fundimos en un cálido abrazo.
Cuando llego a la puerta de mi habitación y me dispongo a introducir la llave me detengo por un instante, es como si me hubiera quedado congelada y el miedo de pensar como será mi compañera me inunda la cabeza.
-Tranquila, será normal y agradable- me dice mi madre con una sonrisa que me llena de seguridad.
Introduzco la llave y el sonido de una cerradura abriéndose resuena en mi cabeza.
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Nota del autor.Bueno este es el primer libro que escribo. Espero que os guste
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No saltaré contigo, estare abajo para salvarte.
Teen FictionLydia e Irina son amigas de toda la vida, cuando eran unas crías fantaseaban con ir a la misma universidad ya que querían estudiar lo mismo. Cuando llegó la hora Irina y Lydia echaron la matricula en varias universidades pero no las aceptaron en la...