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En ese momento estaba mirando atentamente al payaso de juguete que descansaba en el escritorio de mi padre. Este estaba hablándome sobre algo, según él, importante, pero yo no le escuchaba. Mis ojos cayeron en su rostro cuando me nombró.

-No me estabas escuchando, ¿cierto? 

-Justamente. Es que lo que estás diciendo es aburrido, siempre me dices lo mismo -contesté enfadada.

No había dormido en toda la noche, lo que significaba que no estaba de humor, y el hecho de que mi padre me haya llamado temprano para darme la información sobre su nueva víctima no me ayudaba en absoluto.

-Siempre te digo lo mismo porque no me escuchas y haces lo que te da la gana. Necesito a este sujeto para hoy a las doce -cambió de tema-. Lo necesito vivo, Queen.

-Sí. Ya sé, ya sé -puse los ojos en blanco, antes de darme cuenta de que no sabía de quién me hablaba-.  No, espera, no sé. ¿De quién me hablas?

 Podía ver como su paciencia se agotaba poco a poco.

-Te estoy hablando de Marcus Hilton. Hemos descubierto que él tiene bastante información que podría servirnos.

-¿Cuánto me das? -pregunté mirando la carpeta que mi padre me acababa de dar.

-En efectivo, cinco; en cheque, diez.

En total eran quince mil dólares. Un cantidad bastante buena cuando eres nueva en el trabajo, mas yo no era una novata.

-Eso es muy poco - me miró cansado-. Quiero quince en efectivo y veinte en cheque.

-¿Estás loca? No te pienso dar tanto dinero.

Y, a primera vista, sí que parecía demasiado dinero, pero también me debía algo de antes. Y no pensaba esperar más tiempo para recibir lo que era mío.

-Sí que me lo vas a dar. Me debes dinero, Charlie, mucho dinero. ¿Quieres saber de dónde? La lista es bastante larga, pero seguro que tienes tiempo.

Me miró con los ojos como platos y con la boca abierta. Pasados unos segundos pereció recordar todo. 

-Bien, te lo daré -gruñó. 

Sonreí. Al ver que seguía con su trabajo, me apoyé en la mesa para levantarme e  irme, pero recordé una cosa.

-¿Cómo quieres que me disfrace? -pregunté volviéndome a sentar.

-Oh, esta vez no irás disfrazada -respondió tranquilo.

¿Que qué?

-Le borraremos la memoria al chico en cuanto nos diga lo que queremos saber -explicó.

-Pero yo no puedo ir a secuestrar a alguien si no me disfrazo. " Asesina disfrazada", ¿te suena de algo? -él gruñó. 

-Por una vez no te vas a disfrazar, ¿vale?

Lo miré fijamente hasta que cedí. 

-Bien, pero quiero cien más por eso -él asintió, y finalmente me fui. 

En las fichas que venían dentro de la carpeta que mi padre me entregó momentos antes, leí que iba al mismo instituto que mi hermano menor, ya que había repetido último curso.

Al perecer hoy voy a  recoger a Jake.

Suspiré y cogí las llaves de mi coche. La última vez que estuve en ese lugar conseguí que dos profesores se peleasen.

Espero  que no se acuerden de mí.

Llegué a mi destino y esperé media hora a que las clases acabasen.

Muy inteligente, Queen. 

Las personas comenzaban a salir poco a poco. No había nadie que no se parase tres segundos a mirarme. 

-Estúpido hermano, ¿dónde te has metido? -susurré. 

Empecé a mirar atentamente a todos los presentes. Y lo vi. Rodeado de chicos con un par de años más que él. Cabe decir que uno de ellos era Marcus.

-¡Jake! -grité.

Él miró en mi dirección cuando oyó que lo estaba llamado. Tardó un par de segundos en adivinar que era yo, y, cuando lo  hizo, me miró pidiéndome ayuda. 

Me acerqué al grupo de chicos y empecé a empujarlos a todos hasta quedar al lado de mi hermano. Se callaron al darse cuenta de mi presencia. Me dí cuenta de que conocía a esos chicos.

-¿Qué haces aquí, guapa? ¿No ves que estamos ocupados -dijo sin reconocerme.

-Cállate, Raynols.

-Así que me conoces, ¿eh? -sonrió.

Comencé a reír levemente. Todos me miraron extrañados.

-Sí, te conozco, Raynols. Te conozco como también conozco tu secreto.

Oh, bien hecho, Queen. Ahora la palabra ''conozco'' ya no tiene sentido.

-¿De qué hablas? Yo no tengo secretos -dijo seguro.

-Entonces eso quiere decir que todos saben ya lo de Maddie -dije triste.

Todos me miraron sin entender nada, menos él, que me estaba mirando sorprendido y asustado. Me aclaré la garganta ruidosamente para dar a entender que empezaría a hablar nuevamente. 

-¿Quién eres? -habló Marcus antes de que yo dijese algo.

-Yo soy Queen, seguramente todos tus amigos saben quién soy, Hilton. Pregúntales a ellos si quieres saber más cosas de mí.

Al parecer un clik  sonó en sus cabezas y se acordaron de mí. Todos empezaron a mirarnos a Jake y a mí varias veces. 

-Así que el pequeño Jackie es tu hermano.

-Sí, Joseph, es mi hermano. ¿Recordáis lo último que le pasó al que se metió con mi hermano?

Todos salieron corriendo.

-Me alegro de que seas mi hermana -me dijo Jake sonriendo.

-Yo también me alegraría de ser mi hermana -reí-. ¿Te hace una hamburguesa? -me miró con cara de "¿hace falta preguntarlo?"- ¡Vamos a comer hamburguesas!

Pasé mi brazo por los hombros de Jake y comencé a andar hacia el aparcamiento.

-¡Espera, Rubia! -Marcus me cogió de la muñeca- Explicáme qué acaba de pasar.

-Te lo explicaré la próxima vez que nos veamos, muchacho, la próxima vez que nos veamos.

Lo ignoramos y continuamos con nuestro camino. 

Al llegar en frente de la moto me di cuenta de que no había traído ningún casco para Jake. 

-Ponte mi casco -se lo puso mirándome raro- ¿Qué?

-¿Tú no llevas casco? 

-No. Venga, sube. Que al final no llegamos. 


Asesina disfrazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora