De la ilusión y la realidad

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Abrí mis ojos lentamente, estaba algo desorientado. Miré a todos lados, pero no había nada que me señalara en donde me encontraba. Intenté pararme, fallando en el intento y cayendo dolorosamente al instante.

Mi cuerpo pesaba, esta vez probé hablar, pero ninguna palabra salía de mi garganta por lo que me asusté. Traté de concentrarme, aún me sentía algo dormido, con cuidado y apoyándome en la pared logré mantenerme en pie.

Ya un poco más calmado, logré que mi mente me mostrara algunos recuerdos, pero ninguno de cómo había llegado aquí. Miré a mi alrededor, las paredes de piedras con alguna que otra hierba o plantas saliendo de ellas, algunos muebles con libros y uno que otro cuadro con pinturas sin sentido, por lo menos para mí no lo tenían.

No había ninguna ventana por lo que la luz era escasa, solo había una pequeña vela alumbrando todo. Tenía que buscar una salida pronto o luego no sería capaz de ver nada.

A la vista no había ninguna puerta, pero sé que debía haber una, después de todo de alguna manera tuve que llegar hasta aquí, ¿no?...

Suspiré, tratando de calmarme quizás esto solo era una estúpida broma, pero ¿qué era esta habitación entonces? Toqué las paredes otra vez, asegurándome que eran de piedra.

¿De dónde habían sacado una habitación así? O quizás solo es que me han traído a algún lugar...

Como un flash pasaron algunos recuerdos en mi memoria, de lo que suponía y esperaba que solo fueran unas horas antes. Yo estaba con Kuroko, luego de eso había decidido quedarme en una cancha cercana jugando baloncesto, estaba algo cansado, por lo que tomé asiento y luego de eso sentí un golpe en mi cabeza, provocando que me desmayara, o hasta ahí recordaba...

—¡Un secuestro! —Grité, al rememorar todo, dándome cuenta que ya era capaz de hablar, y de que aquella parecía la respuesta más obvia todo esto.

¿Pero para qué me querrían? Por un momento pensé que quizás tenían algo pendiente conmigo, pero no recordaba haber estado en nada raro... ¿Quizás con mi padre? No lo creía, él no tenía muchos negocios por aquí, no que yo supiera.

—¡MIERDA! ¡SÁQUENME DE AQUÍ! —Grité exasperado, golpeando las paredes con los puños, consiguiendo así hacerme algunas heridas en los nudillos, muy buena idea, Taiga, muy buena idea.

Bufé, estaba enojado y ansioso por salir de ahí o que alguien apareciera a aclararme la situación, la verdad no tenía idea de que había hecho... Pero algo me decía que quizás no era un secuestro, después de todo no estaba herido, amarrado y en la habitación solo estaba yo.

Comencé a mover algunos muebles, consiguiendo que una nube de polvo se formara a mi alrededor, por lo que empecé a soltar algunos estornudos. Miré a mi alrededor, la habitación parecía mucho más grande ahora, pero aún no había algo que me indicará la salida, esto era frustrante.

Me senté en el suelo, cerrando los ojos, tenía que encontrar alguna salida pronto, ya que el lugar comenzaba a hacerse más oscuro por lo poco que quedaba de la vela y la temperatura estaba bajando muy rápido, ¡Además también tenía hambre! Odiaba esto...

Me quedé sentado unos segundos más, cuando ya iba a pararme cuando sentí una gota caer en mi cara, miré al techo incrédulo, dándome cuenta de que estaba cayendo agua... Y no era solo una pequeña gotera, ya que cada vez se juntaba más, creando la sensación de lluvia, suspiré intentando mantener la calma.

Aún no entendía que pasaba, otra gota me cayó encima, está dando en mi cabeza, luego le siguieron muchas más, al darme cuenta de que eventualmente toda la habitación se llenaría de agua, tomé la vela e intenté mantenerla lo más cubierta posible, no podía dejar que se apagara.

De la ilusión y la realidad [AoKaga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora