libro de saul

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El sol se ponía ya tras el horizonte en un día nublado de finales de octubre y un grupo de amigos de unos catorce años subían en bicicleta por la ladera que pasaba junto a un pequeño riachuelo de la zona. Cuando exhaustos los compañeros de clase llegaron a la cima, se encontraron con una bifurcación en la que se separaron despidiéndose con una leve inclinación de cabeza de sus dos amigos que se marchaban por un camino lleno de arena y piedras, hacia sus casas que quedaban unos kilómetros más lejos.

Cuando Mario por fin recuperó el aliento se quedó pensando en lo raro que se encontraba hoy su mejor amigo al tiempo que le miraba la cara de reojo. Se le veía preocupado. Hoy no había prestado atención en clase en toda la mañana y en el recreo había llamado unas cuatro veces a sus padres para saber si estaban bien, estaba claro que hoy Alex estaba inquieto por algo relacionado con sus padres y que no le pensaba contar nada a él. Mario se olvidó de sus pensamientos cuando casi se cae de la bicicleta al no ver una piedra del tamaño de su casco, entonces se dio cuenta de que si no había visto la piedra, era porque tenía los ojos prácticamente cerrados por el polvo que se le acumulaba alrededor de la cara y que hacía que los tuviera que entrecerrar. Se preguntó qué era aquello que había levantado tanto polvo, cuando se dio cuenta de que Alex, ya no estaba junto a él, sino que se encontraba a unos metros más adelante subiendo a toda velocidad el camino hacia su casa, haciendo que se levantara tras él una columna enorme de polvo, que hizo que al zambullirse Mario en ella, no viera absolutamente nada y terminara cayendo tras otra piedra especialmente grande.

Mario se levantó a duras penas apoyándose sobre la pierna que había quedado mejor parada de la caída. Se había hecho una buena herida en su pierna izquierda y cuando por fin se puso en pie cojeando, ya no quedaba ni rastro de su amigo. Vio su bicicleta tirada a unos pocos metros suya, se la había salido la cadena y Mario se puso a arreglar su bici todo lo rápido que pudo, a la vez que maldecía a su amigo.

Mario se sacudió el pantalón, se subió en la bici y ya se disponía a irse cuando vio a lo lejos una gran columna de humo, que salía de la zona en la que vivía a Alex. Mario lo entendió al momento. Ahora entendía el comportamiento de su amigo y porque lo había dejado tirado, saliendo corriendo y sin darle ninguna explicación.

Alex dejó su bici tirada en el porche de su casa, y salió corriendo hacia el interior de ella.

Llevaba todo el día teniendo un oscuro presentimiento respecto a su casa y sus padres, y aunque había llamado unas veinte veces a sus padres para saber si estaban bien, no había podido dejar de preocuparse por ellos. Pero, cuando Alex vio una columna enorme de humo saliendo de su casa, no se lo pensó dos veces y salió corriendo hacia su hogar, porque de algún modo Alex sabía que sus padres estaban ante algún peligro.

Mario colgó el móvil, los bomberos llegarían en media hora. Y ahora qué. Pensó en irse a su casa como si nada, pero se le ocurrió que si Alex encontraba su casa en llamas, seguramente intentara salvar a sus padres. Era una locura, tenía que pararlo. Mario cogió la bici y arrancó a toda prisa, deseando poder llegar a tiempo a salvar a su amigo de su acto de heroicidad.

Alex entró en la habitación donde parecían concentrarse las llamas. Nada más entrar se tuvo que tapar la cara, la habitación estaba completamente en llamas y desprendía un calor que al segundo te ponía la cara roja y a los cinco minutos empezabas a oler a piel quemada. Salió de la habitación nada más echar un vistazo, nada que estuviera dentro de esa habitación podía haber salido vivo de allí. Álex ya se disponía a subir al segundo piso, cuando vio, en una esquina de la habitación de sus padres, el cuerpo inerte de su madre. Álex cayó al suelo derrumbado, cogió la mano de la persona que había estado con él desde que nació y la abrazó con todas sus fuerzas. Si hubiera llegado antes a lo mejor podría haber salvado a su madre.

Pero, ¿de que tenía que salvarla?¿De las llamas? Álex miró alrededor, en esa habitación todavía no había ni rastro del fuego. Se dio cuenta de que su madre no tenía ningún rasguño y sin embargo, su corazón había dejado de latir. Álex buscó en su madre algún signo de violencia, alguna herida, algún corte, pero nada, no había ni rastro de cómo había muerto su madre.

Álex pensó en que a lo mejor su madre había sido asesinada... No, seguramente a su madre la había dado un ataque al corazón, y por eso no encontrada signos de violencia. Y si el incendio había sido provocado... Álex de pronto cayó en la cuenta de qué estaba en una casa en llamas. Cogió a su madre muerta en brazos y salió de la habitación de sus padres. Álex abrió la puerta de su casa y se disponía a salir de ella, cuando de reojo vio una sombra moverse. Rápidamente se dio la vuelta, pero ya era demasiado tarde. Un hombre de casi dos metros lo cogió del cuello y lo inmovilizó contra la pared, haciendo que su madre cayera al suelo estrepitosamente. Entonces apareció de la nada un anciano con gesto serio y una extraña túnica morada y pronunció unas extrañas palabras en un idioma que Álex no conocía pero que extrañamente, hicieron que se le revolvieran las tripas hasta que al final le entraron ganas de vomitar. Justo en el momento en el que se retorcía para echar la comida de esa mañana, Alex se desplomó al suelo insconsciente. Entonces, el hombre que lo había atacado lo cogió en brazos y cogio de la mano al que parecía ser el líder de los dos y desaparecieron, justo en el momento, en el que Mario habría la puerta de la casa.

Sobresaltado, Mario se volvió a despertar angustiado. Otra vez la misma pesadilla. Se había despertado ya cinco veces en esa noche y solo eran las cuatro de mañana y siempre por esa estúpida pesadilla sin sentido...

Intentó volver a dormir, pero en pocos minutos se dió cuenta de que le resultaría imposible. No le dejaban de venir a la mente los acontecimientos de esa tarde.

La casa de Alex se había incendiado con la madre de su amigo dentro y cuando habia intentado rescatarla, Alex seguramente había muerto víctima de las llamas. O no...Mario pensó en el leve destello de luz que había visto cuando había a abierto la puerta, le había parecido ver la cara de su amigo en ese leve destello...No. Seguramente habia sido una ilusión fruto de la frustación que le causaba saber que su mejor amigo había muerto y que él podía haber hecho algo más para salvarlo.

Aunque por otra parte, alomejor el incendio había sido provocado por los mismos que habían asesinado a Fernando, el padre de Alex...Mario se estremeció al recordar el momento en el que se había enterado de la noticia.

Había llamado a Fermando nada más llegar la policía y los bomberos, para darle la mala noticia, pero cuando quién contestó fue un policía diciendo que el padre de Alex también había muerto a Mario le recorrió un escalofrío y recordaba haber pensado que él no creía en las coincidencias.

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⏰ Última actualización: May 06, 2013 ⏰

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