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El le sonreía al mundo sin importar si el le regresara el gesto.

Siempre fue honesto, gentil, humilde, y hasta cierto punto, un tonto.

Me preguntaba cientos de veces que era lo que pasaba por su cabeza cada que ayudaba a alguien y este lo trataba mal, me pregunté que lo impulsaba a hacerlo aún apesar de que lo humillaran de tal forma, muchas de esas veces yo era el que me enfadaba por aquellos malos tratos al castaño, pero a el no parecía afectarle el no parecía darle importarle que lo rechazaran y sobajaran, muchas veces me pregunté si el tenía algún problema mental, pero mi madre me dijo que se llamaba "un alma limpia", nunca entendí muy bien a que se refería, nunca pensé que ser bondadoso era ser estúpido, bien, Liam no parecía un idiota, pero ¿por qué dejaba que lo tratasen mal?, como aquella vez que ayudó a un chico de quinto grado, hizo todas sus tareas en todo el año, llevaba sus cosas a su casillero, el realmente parecía su esclavo y no parecía molestarle el hecho de que aquél chico se aprovechara de el de tal forma.

Liam era una persona fuerte, siempre me pareció muy bueno para este mundo de mierda, incluso podría decir que Liam merecía al mundo, pero el mundo no merecía a Liam.

Recuerdo que una mañana de diciembre, el entró al baño hecho un manojo de lágrimas, con el cabello despeinado y con la expresión de dolor más triste que jamás había visto en mi vida, jure sentir mi corazón aplastarse y subir hasta mi garganta formando un especie de bulto en ella, justo cuando Liam levantó las mangas de su suéter de lana negra, muchos cortes salieron a relucir, varios de ellos ya estaba cicatrizados, otros apenas estaban sanando y unos cuantos aún sangraban, Liam colocó su mano bajo el chorro de agua limpiando la sangre seca, jadeando de dolor y susurrando palabras que yo no podía entender, el, al parecer no había notado mi presencia, puesto que siguió haciendo lo que tenía que hacer, terminó, quito los restos de lagrimas y salió de la habitación sonreindo, como si nada hubiera pasado, agradecí que no pudiera verme, estaba lo suficiente sorprendido con tal revelación, que tal vez no hubiera podido decir algo con la suficiente prudencia como para poder ayudarlo.

Si alguna persona se acercara a mi y me dijera que Liam se autolesiona, no lo creería, simplemente sería ridículo,Liam no era ese tipo de persona.

Pero yo lo vi, yo lo vi derrumbarse cada miércoles después del receso mientras todos estaban en clase, el se metía a un cubículo del baño y lloraba, en varias ocasiones el susurraba palabras extrañas, muchas otras veces le escuche decir las palabras más horribles del mundo.

"De que sirve estar vivo si todos me están matando lentamente."

Aveces era lo único que decía en todo el tiempo que se quedaba en el cubículo del baño.

Nunca tuve la suficiente valentía como para acercarme a el y decirle lo mucho que el valía, lo mucho que el importaba en este mundo y que ya nunca más sería lastimado porque yo estaría ahí para el, pero nunca lo dije, nunca hice algo para ayudarlo a salir de su infierno personal.

Hoy, tristemente estoy frente a su lápida, con un ramo de rosas blancas y unos cuantos tulipanes, pues eran sus favoritas.

Aún no puedo creer que yo no fui lo suficientemente valiente como para confesarle que estaba locamente enamorado de el, aún no puedo creer que nunca fui lo suficientemente valiente como para evitar que cometiera tal tontería.

Se que ahora es un gran ángel, como lo fue en la tierra, realmente espero que el vea mi amor por el, aunque supongo que nunca es suficiente y que aveces todo se vuelve un poco demasiado.

A Little Too Much.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora