Robin despertó. Aturdida tras un letargo de unos días en el que todas sus heridas habían sanado, salió del camarote.
La luz del exterior la cegó unos instantes tras los que, sus ojos, acostumbrándose, pudieron ver el océano sin límites extendiendose ante ella.
Caminó con una sonrisa entre la ocupada tripulación que seguía muy a su pesar las órdenes de la navegante. Ninguno advirtió su presencia excepto él.
-¿Qué hace esta aquí? -dijo señalando a la morena con un tono muy borde.
Robin esbozó una sonrisa, de esas que te quitan el aliento cuando iluminan la cara de una mujer hermosa. Y efectivamente, ella lo era. Sus ojos azul claro eran lo que más destacaba en su carita morena, además de su nariz de faraona. El cabello oscuro le caía a ambos lados de la cara.
Y entonces el muchacho sentado frente a ella, señalándola con el ceño fruncido se dio cuenta de que era una mujer maravillosa.
La había visto con anterioridad, cuando estaba de parte de Cocodrilo. Ella era su compañera. En aquel momento no le había prestado atención, pero ahora, la faraona ante sus ojos le parecía una mujer más real, más auténtica.
-¡Vamos Zoro, no seas así, tío! Ella es Robin, nuestra nueva tripulante. -exclamó el capitán, Luffy. Al oír su nombre seguido del de ella, el muchacho de pelo verde volvió de sus pensamientos y giró la cara, enfurruñado consigo mismo por haber mostrado su debilidad, por haber caído ante ella, por haberse embelesado tan pronto por su sonrisa.
-Buenos días, espadachín. - Zoro no sabía si Robin le saludaba pícaramente porque se había dado cuenta de todo lo que había pasado en su mente o se portaría así con todos. Sintió un poco de celos tras pensar lo segundo. Avergonzado por este pensamiento, decidió seguir durmiendo.
Pero Robin rió al ver a su enfadado nuevo compañero, y esa risa caló hondo en el pensamiento de él. «Otro día más sin dormir» pensó Zoro.
Luffy presentó a la nueva a toda la tripulación. Algunos se mostraron descontentos porque ella había sido su enemigo anteriormente, pero al ser la decisión de su capitán, lo aceptaron en silencio. Sanji pronto comenzó a tratarla como a Nami, llamándola "morenaza".
-Lo es. -susurró el espadachín con los ojos cerrados.
-¿Qué es qué? -preguntó una voz a su lado.
Abrió los ojos y... ella. ¿No podía dejarlo tranquilo? ¿No había entendido su mensaje cuando le había girado la cara y la había ignorado? Esto se le estaba haciendo difícil.
Sin embargo, esta indiferencia hizo que Robin tuviese cada vez más curiosidad por el discreto espadachín.
-Sé que no te caigo bien, Zoro. -dijo sonriendo la morena.- Pero me tendrás que aguantar, pienso seguir siendo tu compañera. Y creo que podríamos intentar llevarnos bien.
Robin extendió una mano esperando que el muchacho sentado a su lado se la estrechara. Este la tomó y atrajo el cuerpo de Robin hasta su pecho, la sujetó por la cintura y le susurró:
-Sé que no eres de fiar y pienso hacer de tu vida aquí un infierno. -rápidamente se arrepintió de haber pronunciado estas palabras. ¿Era aquella la forma en la que disimularía la atracción que sentía por ella?
El rostro de Robin se ensombreció y esbozó una sonrisa incómoda. Se dió cuenta de que esas palabras le habían dolido más que si las hubiese pronunciado otra persona.
-Ya... me marcho. No te molestaré más. Lo siento.- dijo Robin con pesar. La morena presumía de ser una mujer fría y cínica, por lo que al decir esto se sorprendió de su debilidad ante el espadachín. A Zoro se le partió el corazón. Intentó cogerla del brazo pero fue en vano. La chica se había marchado.
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La verdad detrás de las cosas
FanfictionParece que al espadachín Zoro no le agrada su nueva compañera de travesía por el Grand Line... ¿o sí? [Zorobin]