Tsukishima...

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El olor del césped veraniego...La brisa de las blancas nubes...Una persona...Y otra...Y otra...Tú eres...Un niño híbrido.
[...]
Cuando pequeños, la mano de Kuroda siempre sujetaba a la de Tsukishima con tanta fuerza,que había ocasiones en las que él mismo creía que algún día la mano de Tsukishima lo soltaría de puro dolor,pero el pequeño nunca decía nada,sólo corría tras él torpemente tratando de seguirle el paso,agitado,sin querer jugar realmente...Lo único que quería era no sentirse solo,aislado,quería ser parte de los demás, quería estar junto a ellos,quería estar junto a él.
Cada día, Kuroda y Seya pasaban por él para ir juntos hacia el campo,sin falta y como siempre,los dos corrían entusiasmados libremente hacia aquél espacio suyo,Tsukishima quedaba atrás y Kuroda tomaba su mano,jalándolo hacia él.
Por alguna extraña razón, a Tsukishima no le agitaba tanto el correr,pero su corazón siempre latía rápido cuando Kuroda lo sujetaba,y eso le hacía sentirse molesto,porque no lograba comprender como una persona tan simple e irritante causara tantos cambios en sus emociones,lo hacía sentirse frágil, torpe...Cada que estaba cerca o sujetándolo,sentía como si Kuroda fuese de hierro y él fuese de cristal.~

Ahora,después de tantos años junto a ellos dos,después de tantas historias compartidas y palabras dichas por él completamente distintas a lo que sentía en su corazón; Tsukishima tenía que partir solo,por primera vez,dirigiendo a un clan enorme...Tenía miedo,estaba frustrado,cargaba con tanta responsabilidad que su cabeza comenzaba a sufrir migrañas.
Hundido en tanta desesperación, optó por tomar la decisión más fácil para él y más justa para los demás, así creía que por lo menos haría algo bien y su puesto habría sido cubierto.

Era de noche,Tsukishima entró incógnito a su guarida,seguro de su decisión, pero con todo el miedo del mundo.Perdido en sus pensamientos y con los dedos temblando(En realidad no sabia si era por el frío o por el temor.) escuchó unos pasos fuertes que se aproximaban a él, y al ver quien era,en ese momento,su corazón se detuvo.
Lo conmovió, lo conmovió todo lo que le dijo,Kuroda estaba ahí parado frente a él, completamente lastimado en cuerpo y alma,le había dicho cosas que nunca antes creyó escuchar de él; en ese lugar,justo en ese momento,Tsukishima no podía sentirse más triste y desgraciado,pero completamente feliz,el sentirse importante para una persona,era algo tan conmovedor y doloroso,que solo quedaba llorar,dejarse llevar...Y demostrarle todo el amor que se había guardado por tanto tiempo.

La noche era fría, pero sus brazos hacían sentirle como si se fuese a quemar,sus lágrimas eran tibias y caían sobre sus mejillas fusionándose con las suyas.Aunque el pecho le dolía, su corazón no podía dejar de latir con felicidad,el estar rodeado por sus brazos,era mucho mejor que el sólo tomarle la mano,aunque en esas circunstancias tuviera cosas por las cuales preocuparse,no le importó en lo más mínimo lo que fuese a pasar,en ese momento,sólo estaba él, nadie más que él... No quería soltarlo,pero era la primera y última vez que pudiera hacerlo,tenerlo.
La luz iluminaba sus rostros tenuemente y sus labios se juntaban en un ritmo lento y jadeante,triste,húmedo, pero con todo el amor que un ser humano pudiese sentir.
Tsukishima podía jurar que escuchaba perfectamente el latido de ambos corazones resonar en toda la habitación.
Así, durante horas de amor,entrega y nostalgia,entregó su alma a Kuroda para después deshacerse de su propio cuerpo y dejarle todo lo demás, aunque Kuroda no lo quisiera.

En la fría madrugada Tsukishima se levantó dejando a su amado atrás y saliendo de la pieza para terminar con su vida.Al momento de tomar el arma con la cuál salvaría a su clan,suspiró un momento con la mirada borrosa,recordando aquellas tardes en el campo junto a sus otros dos compañeros...Sin más ni más sus lágrimas comenzaron a brotar en grandes cantidades,sollozos y suspiros de parte suya era lo único que podía escuchar,sus dedos temblando apenas sostenían el arma blanca con la que atravesó su piel...Lentamente la sangre comenzó a fluir de su blanca piel,su cabeza se llenó de memorias,sobre todo de la noche anterior,la sangre que fluía ahora era del mismo corazón que le había entregado a él, ya no le pertenecía.

Poco a poco,su cuerpo comenzó a debilitarse,sus manos dejaron de temblar,el miedo se había ido y sus latidos eran cada vez más lentos;estaba tranquilo,estaba satisfecho y seguro de que hacía lo correcto,y estaba completamente feliz de haber entregado todo su amor.

En un frágil suspiro,cerró los ojos lento,recordando la imagen de Kuroda,-Te amo...- soltó esas palabras en un honesto y cálido susurro apenas escuchable,fueron sus ultimas fuerzas,ya estaba débil.
Aunque le molestara de pequeño,en ese momento lo único que hubiese querido era que Kuroda tomase su mano y lo llevara con él.

♡ Sus cálidas manos ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora