Parte 8.

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—Mel tengo que colgar creo que mamá llegó de su viaje ¿recuerdas que te conté que se había ido? bueno ya regresó hablamos, luego ¿sí?.

La rubia chica bajó corriendo de su enorme habitación, se dirigió hacia la enorme sala y ahí se encontraba su madre cargando su bolso de Chanel y algunas bolsas de compras. La mujer mayor abrazó a su hija. Llegó Marc el menor a abrazarla también.

—¿Que tal el viaje ma? ¿cansado cierto? -Preguntó la ojiazul curiosa.

—Demasiado cariño, lo único que necesito es descansar, dile a Jhonny que suba mis maletas, compré algunas cosas para ustedes. La familia subió a la enorme recamara de la mujer mayor. Los 3 miembros de la familia se acomodaron en la enorme cama que su madre poseía, platicaban acerca del viaje y otras cosas, el menor se acostó junto a ella y esta la tomo entre su regazo la rubia imitó la acción.

—¿Que tal la escuela cariño?—Preguntó con una enorme sonrisa que dejaba mostrar las pequeñas arrugas que se formaban al lado de sus grisáceos ojos. 

—Supongo que bien. —Se encogió de hombros. El castaño adolescente maldijo a sus adentros como siempre la habladora de su perfecta hermana diciendo cosas que no le benefician a él en nada, tragó saliva esperando a que su madre no le pregunte nada a cerca de su desempeño académico.

—Excelente mi amor, estoy orgullosa de ti, en verdad cielo. —La mira enternecida.

—Casi logro la calificación perfecta si no fuera por ese horrendo 90 en lectura. —Hizo una mueca de disgusto.

—No importa cielo está bien, pero ¿porque te puso 90 la Profa. Smith?

—Es Hamlet y lo confundí con Macbeth es estúpido lo sé, cuando entregué la redacción puse Macbeth al titulo de Hamelt fue algo horrible me sentí tan estúpida por eso. —Colocó la mano en su frente mientras su hermano menor ponía los ojos en blanco, ambos no se llevaban muy bien, él era demasiado inmaduro y ella muy soberbia para su gusto.

—Bueno cariño no importa tanto ese hecho. Ahora ¿Que me dices tu Marc? La mamá de Bryan me dijo que ya les habían entregado la boleta de calificaciones.

—Qu...que. N..no claro que n...no. -Dijo nervioso.

—Oh entonces ella mintió, ¿y porque lo habría hecho? —Arqueó una ceja y se cruzó de brazos.

—En realidad no se. —Se encogió de hombros. —Te conozco Marc, tráela. —Ordenó.

El castaño volvió a tragar saliva y sus azulados ojos expresaron algo de temor, mordió su labio inferior y accedió a retirarse y dirigirse a su habitación por aquella hoja. Al llegar a la habitación rebuscó entre sus cosas y tomó la mediana hoja de color gris y podía resaltar los números en rojo. La tomó entre sus manos y la colocó en su pecho con temor mientras mordía su labio inferior se dirigió a la alcoba de su madre y dió lentos y torpes pasos. 

—La mamá de Bryan me dijo que salió excelente en calificaciones y estaba en el cuadro de honores, ¿Que tal tú? Déjame ver. —Extendió su brazo para tomarla la grisácea hoja. 

—Oh má.  —Suspiró resignado y cerrando los ojos fuertemente. La mujer observó la pequeña hoja y su expresión de felicidad cambió totalmente a una llena de decepción y coraje. 

—¡Marc James Street Evans! ¡Que significan estas espantosas calificaciones! —Tomó la hoja para mostrársela con rabia. El menor bajó la mirada con tristeza y suspiró resignado sólo encogiéndose de hombros. —30 en matemáticas, 55 en lengua, 20 en historia y ya no quiero seguir diciendo esto en voz alta, que vergüenza, la más alta es 95 en música. Me has dado una enorme decepción Marc otra decepción de nuevo. ¿¡No te bastó con la regañiza que te dio tu padre esa vez y no entiendes, pero ahora yo tomaré medidas extremas contigo. Sigue el ejemplo de tu hermana, saca excelentes calificaciones. La rubia chica lo miró con satisfacción. —Bueno lo primero que haré es que tu hermana te ayudará con tus tareas. La expresión de la ojiazul cambió totalmente al escuchar eso, una mirada de desagrado se apareció en su rostro, en seguida ella protestó. 

—¿¡Que?! ¿Y yo porque?! —Protestó. Se supone que cada quien se hace cargo de sus problemas mamá. 

—Amor entiéndeme, es tu hermano tienes que ayudarlo cariño, es lo único que te pido.  —Dijo suplicante. 

—Yo me quemé las pestañas estudiando y esforzándome para no tener pendientes, ni hacerme cargo de otras cosas. Él debe responsabilizarse de sus actos no yo mamá. —Se cruzó de brazos.

—Tienes razón cielo, contrataré a un tutor que lo ayude. Y tu Marc estas castigado. ¡Jhonny! ve a la habitación de Marc, quiero que bajes la batería y la guitarra eléctrica y quiero que pongas un anuncio de venta.  

—No me puedes hacer esto mamá. —Sus azules ojos se cristalizaron. 

—Claro que puedo y lo voy a hacer. Hasta que aprendas, siempre te la pasas en esa estúpida guitarra y batería.  —La ojiazul sonreía victoriosa. 

 —Siempre soy yo el peor, toda la atención, el cariño se lo dan a Bárbara y eso no es justo, ¡No lo es! —Gritó y subió a su habitación. 

—Déjalo mamá ya se le pasará.  —Eso espero. 

(.....)

La mañana comenzó otra vez, 6:00am ducharse, ponerse el uniforme y todas esas cosas que eran la costumbre de Bárbara, pero hoy quería verse diferente, se observó al espejo y lucía perfecta, pero quería llamar un poco más la atención que de costumbre, su primera clase era química, subió sus calcetines a sus rodillas, subió su falda y desabotonó tres botones de su uniforme, dejó su cabello suelto, intentando buscar su cinta roja pero no lo logró con éxito, se maquilló y usó su típico labial rojo, su perfume y bajó como toda una queen.  

—¿Donde está mi desayuno Marie? Tengo hambre!  —Exigió a la cocinera de brazos cruzados. 

—Se me quemaron los waffles pero estoy preparando huevos con tocino y jugo de naranja señorita.

—Bueno apresúrate, que se me hace tarde.  —Miró el reloj puesto en su muñeca.

La cocinera sirvió el desayuno en la mesa, la chica se sentó en el enorme comedor y ahí estaba su hermano menor que no le dirigía ni la mirada, la ojiazul sólo le dió una mordida al tocino y bebió un sorbo de juego, entonces se dirigió al auto. 

Como siempre las miradas se posaban en ella, se dirigió a su aula y se adentró y comenzó a platicar con su mejor amiga, hasta que ahí apareció él, con su formal manera de ser, su elegante pantalón de vestir negro, su camisa blanca abrochada perfectamente, su cabello ahora peinado hacia atrás, y su portafolio en sus manos, se sentó en el escritorio y comenzó a hablar, sus blancos dientes se podían apreciar, no podía dejar de mirarlo ni un segundo, con un profesor así nadie podría concentrarse.

—Ahora resuelvan este ejercicio de configuración electrónica, cualquier duda me preguntan, ¿está claro?  —Preguntó el apuesto profesor. 

—Sí profesor.  —Respondieron todos.

La rubia aprovechó para acercarse a su profesor con el pretexto de no entender nuevamente. 

—¿Profesor?. El rizado se encontraba revisando algunas cosas, hasta que sus verdes ojos se posaron en los azulados de esta. El rizado se tensó al notar de quien se trataba, de Bárbara, la alumna que lo estaba volviendo loco. Nervioso respondió a la rubia.

—¿Que pasa Srita?

 —No entendí nada profesor. —Fingió preocupación. 

—Pude notar que no e prestó la debida atención. 

 —Discúlpeme es que me perdí entre otras cosas, y pues ya no logré comprender el tema.

—Por supuesto que le explicaré de nuevo, oh por cierto creo que esto es suyo Srita.  —Le entregó la pequeña cinta color rojo vino.

—¡Mi cinta! Gracias profesor.  —La tomó al sentir el leve roce de las suaves y enormes manos de su profesor, sintió una enorme corriente eléctrica, ambos se tensaron y se miraron por un instante. La rubia estaba cumpliendo su objetivo. "Ya estas cayendo Styles" Sonrió victoriosa. 

Our Secret. h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora