She IV

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Sophie se encontraba muy nerviosa, eran las seis de la tarde y en tres horas empezaría el baile. Tendría solo tres horas para arreglarse y ese es el tiempo perfecto. No era de esas chicas que se tardaban horas, no era como su madre.

Suspiró y se fue hacia el baño. Se baño, tranquila, sin apuro, y se puso su bata. Al terminar, la mamá la esperaba en la cama de su cuarto con una sonrisa y una bolsa de maquillaje.

-Quedaras hermosa-Le dijo su mamá, cuando ella estaba en frente del espejo, sentada.

La mamá empezó a maquillarla, concentrada y tratando de no temblar. Al parecer, no solo la Sophie estaba nerviosa, si no también, su madre.

Luego de una media hora, la mamá se alejó de ella con una sonrisa en sus labios.

-Te ves hermosa, y no por ser mi hija, es pura verdad.-Dijo ella con una sonrisa de orgulloso en su rostro. Sophie sonrió y la abrazo.

-Te amo mamá.-Dijo ella.

-Igual yo, hija-Contestó.-. Ahora te me vestís, que ya falta hora y media para el baile.-Dicho eso, se fue del lugar.

Sophie sonrió y suspiro. Se acercó al vestido y lo agarró. Lo miro detalladamente y sonrió. Era hermoso; de color negro, corto, con dos franjas transparentes en la parte de arriba y la parte que separa la parte de abajo con la de arriba. Zapatos negros y altos. (Foto en comentarios por si quieren verlo)

Se empezó a vestir y cada vez, se ponía cada vez más nerviosa. Como peinado, tenía lo que unió que se acercará a su admirador secreto.

Una trenza. Una trenza cocida.

Sophie ya estaba lista y muy nerviosa. La hora llegaba y solo faltaba esperar y poder encontrar a su admirador secreto.

-Estoy lista. Y estoy muy segura de ello.-Susurró para ella misma.


La chica de las trenzas. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora