Cada gota de alcohol, era cada lagrima que había derramado, no compensaba la tristeza, pero me ponía en un estado en el que mi conciencia desaparecía junto con mis recuerdos.
Hice la estupidez mas grande al manejar ebrio, como era de esperarse, en un parpadeo ya estaba en el hospital, me había fracturado la pierna, que haría ahora para distraerme, que haría ahora para olvidar.