Casada con el futbolista [Cristiano Ronaldo]

Capítulo 2

Capítulo 2: Noche Alocada

...
-Que te digan que eres guapo no significa que te hablen con la verdad querido.- dije, el rió a carcajadas y negó con la cabeza.

-¿Y si me sueltas yo que se?- dije, dirigiendo mi mirada a mi brazo donde me sostenía.

Él me soltó rápidamente.

-Hey... Chaval vámonos ya, ¿no vamos a dejar las nenas esperando? ¿O si? - dijo el chico moreno, un poco alto de churros. Marcelo.

Él se fue alejando mirándome, y con su sonrisa de lado, y su risa burlona.

Bufé y rodé mis ojos.

Lo vi salir de una habitación.
¡Gracias a Dios! Era mi querido padre. (Nótese mi sarcasmo)

-¡Natalie, ya estáis aquí!- dijo saludándome.

-Sí, papá ya estoy aquí.- dije, fingiendo emoción.

-Hasta luego, Jorge. Quedamos en ese asunto- dijo al tipo de terno negro.

Esperen... Era el mismo tipo que me había estado observando de una forma extraña en la oficina de mi padre. ¿Qué tanto hablarían estos dos?
Mi padre me sacó de mis pensamientos al preguntarme:

-¿Nos vamos Naty?

-Sí, por favor, no pienso volver a este lugar-

-¿Por qué lo dices hija?- y mi padre andaba de preguntón, y lo que menos quería era recordar al idiota y egocéntrico hombre.

-Cosas mías padre, sólo quiero salir de aquí. Andando Sr. Keller- dije apresurando mi paso.

-Pues, me temo hija... Que vendrás aquí más seguido- dijo susurrándome mi padre ¿qué ha dicho?

-...¿decías algo?- dije, pero había escuchado perfectamente.

-Hablaba por mi, sabes que soy un importante socio del Madrid- dijo, asentí y rodé mis ojos.

-Lo siento, padre, no vendré- dije y seguía firme en mi palabra, lo mataba la curiosidad por saber que era lo que me hacía pensar de esa manera.

-Oh no, manejo yo- dijo él montándose en mi coche.

Sonreí, y subimos, yo obviamente estando de copiloto.

(...)

-Mi hermosa Naty, ¡Vaya, no nos hemos visto hace mucho tiempo!- decía mi Tía, apretándome los cachetes, 21 años y lo seguía haciendo... Dejando un poco de rubor natural, reí.

-Tía, nos hemos visto hace un par de semanas- dije, ella se encogió de hombros.

-Bueno, has crecido mi niña y te has puesto más bonita- dijo restándole importancia a mi comentario.

-Llamaré a Alejandra, y a Mario, disculpen un momento- dijo mi Tía, en busca de mis encantadores primos, por suerte Alejandra de mi misma edad.. Y Mario bueno... de 23 años. Todo un mujeriego.

-¡Mi bella prima!- decía el castaño oscuro, y atractivo, Mario.

-¡Mario!- dije correspondiendo al abrazo.