LAS PROFESIONALES DEL PLACER.

Aún lo recuerdo...

Era sábado por la tarde, me encontraba con aquel hermoso chico, Carlos, era su nombre. Veíamos una película en su inmensa sala de estar, la sala constaba de un inmenso sofá en tonos beige y marrón, con una gran pantalla plana al frente.
Y ahí estaba yo, viéndolo con deseo mientras introducía una palomita a su boca, veía sus hermosos ojos verdes, su cuello, en ese momento sólo quería besarlo. Pero sólo éramos amigos en ese entonces... recuerdo que la película se detuvo, porque había empezado a llover y eso causó una falla en la luz.
Recuerdo que le dije:

-Bueno, Carlos, mejor me voy. Ya no tenemos nada que hacer.
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Me estaba levantando del sofá cuando sentí que me arrastraban hacía el. Era él, el chico no me dejaba ir. Con aquel jalón caí sobre sus piernas, haciendo un profundo contacto visual. Tenía unos hermosos ojos, unos ojos en los que me perdí terriblemente.
Entonces él mencionó:

-¿Crees qué no me di cuenta de como me mirabas? ¿crees que no noté el deseo en tus ojos?

*en ese momento me coloqué roja de la vergüenza*

En el momento en el que iba a dar una respuesta tratando de ocultar mi vergüenza, solamente sentí como me besaba para hacerme callar. Un tierno y largo beso. Fue uno de los mejores momentos de mi vida.
Al cabo de un largo rato, le comencé a besar tierna y tímidamente su cuello, a lo que el respondió desabrochándo mi camisa. Dejándome únicamente vistiendo un short y mis sandalias...
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Luego, me tumbó en el gran sofá, quedando él sobre mi. Aún recuerdo su aroma, era perfecto, olía a un verdadero hombre. Mientras besaba mi cuello, se iba quitando lentamente su camisa, lanzándola lejos de ahí. Comencé a arañar su espalada. Tenía una espalda perfecta, ancha y completamente llena de pecas... vaya que este chico era perfecto.

Continuamos en el acto.

Sentí como besaba lentamente mi cuello, e iba bajando, daba pequeños mordiscos en mis senos, haciéndome retorcer de placer. Fue bajando hasta llegar a los botones de mi short.
En ese momento lo interrumpí, era mi primera vez, él tenía que saberlo, tenía que ser cuidadoso con lo que hacia.

Así que le dije:

-Carlos, no. Es que... soy virgen, por favor, ten cuidado con lo que haces, he oído que esto podría llegar a ser doloroso.

Y su respuesta fue:...

-Niña, tú tranquila. Sé perfectamente bien lo que hago, te sentirás como una reina.
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Luego de esto se sentó, diciéndome que me sentara en sus piernas, a lo que hice caso de inmediato, obviamente.
Comenzó a besarme de nuevo mientras desabrochaba mi sostén y metía las manos en mi short. Eso aumentó mi temperatura en un 200%.
Después comenzó a desabrochar lentamente mi short... ahí estaba yo, vistiendo sólo una parte de mi ropa interior. Él se deshizo de su pantalón jean, azul claro con aberturas que dejaban al aire sus rodillas y ciertas partes de sus muslos.

Entonces se colocó encima de mi, con su perfecto aroma y preguntó:

-¿Estás segura de esto? porque si me dices que no, no haré nada, mi niña.
A lo que yo llena de vergüenza le respondí:

-Carlos, niño. Si te soy sincera, estoy muy asustada, pero algún día tenía que pasar, ¿y que mejor oportunidad de hacerlo ahorita? Sólo quiero que sepas, que tengo toda mi confianza puesta en ti. ¿Ok?
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Entonces, lo fue haciendo, lentamente, al principio el dolor era intenso, pero me besó para callarme.
Ya luego de un rato, la habitación estaba llena de gemidos finos, sonidos de goce, arañaba su espalda cada vez con más fuerza, mientras mordía el lóbulo de su oreja... él besaba mi cuello, solamente sentía un placer indescriptible.
Al momento de llegar al climax, solamente recuerdo que fue... fue algo hermoso, quedamos cara a cara, él sostuvo mi cabeza para que lo besara.
Y ahí quedamos, abrazados hasta quedar dormidos.

Y esa fue, simplemente la mejor experiencia de mi vida.

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