15 de Octubre, año 2114

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La imponente nave salió del desli-espacio de un golpe, los motores se apagaron y los sistemas volvieron a funcionar. La Explorer se encontraba en la órbita de un planeta de un sistema solar con un brillante sol azul.

La luz entró por la ventanilla de una de los cuartos de criogenización mientras luces de dispositivos se encendían las cámaras empezaron a abrirse. Un pasajero salió de una de ellas y calló en el suelo, escupiendo un líquido proveniente de su boca.

-Santo cielo, tengo una gran jaqueca- comentó uno de los pasajeros. Los demás vecinos iban saliendo de sus cámaras y algunos se frotaban la cabeza o espalda.

-Demonios Caster, ¿de nuevo vomitando?- dijo otra voz.

Ignorando los comentarios de sus compañeros, Caster se puso de pie e inmediatamente se sienta en un banquillo, agarrándose la cabeza. Era un joven algo rechoncho y de cabello revuelto, de aspecto tímido. Caster había perdido a sus padres a muy temprana edad, ellos iban saliendo en una nave del planeta Ynos donde eran originarios, cuando una nave rebelde los atacó, matando a todos a bordo de la nave.

-Después de más de un mes de viaje, no me sorprende. Tienen dos minutos para estar listos- dijo una voz autoritaria.

Sin dudarlo los otros tres empezaron a vestirse y tomaron sus armas de una estantería que se encontraba cerca de las cámaras criogénicas. Habiendo terminado, salieron por la puerta automática excepto Caster.

-Maldita sea- dijo Caster. Se abrochó las correas de sus botas, tomó torpemente su rifle y casi tropieza al dar vuelta en dirección a la salida.

Caster llegó por fin al hangar donde se encontraba el resto de su equipo, esperando órdenes. Un oficial les indica que deben subir a una nave para descender al planeta e investigarlo, recabando así datos.

-¡Suban todos a las naves!- gritó el oficial.

Diez segundos mas tarde el equipo de Caster se encontraba a bordo, cuando otros dos equipos hicieron lo mismo y la escotilla de ésta se cerró.

-Abrochen sus cinturones, señoritas- dijo uno de los pilotos.

Terminando esas palabras, la nave de descenso despegó y salió del hangar, cayendo en picada al igual que las otras naves, haciendo que los pasajeros y pilotos sintieran varias fuerzas de gravedad sobre sus cuerpos. Había al menos otras doscientas naves haciendo lo mismo en otros hangares de la nave espacial.

-Creo que voy a explotar- dijo un miembro de los otros equipos por el canal de audio.

Las demás naves poco a poco se iban a separando una de las otras, se dirigían a otras ubicaciones del planeta.

Después de un par de minutos de descenso, se podía apreciar más de cerca el grande océano del planeta Erlo, dos grandes continentes se extendían a la vista y los polos estaban cubiertos de hielo. Más al sur de uno de los continentes, una mancha verde se extendía por cientos de kilómetros, ahí era a donde se dirigían.

-Esto es increíble- dijo otro pasajero. La gran selva pudo ser vista más de cerca a medida que la nave descendía.

-Primer equipo- dijo uno de los pilotos.- Tendrán treinta segundos para bajar de la nave una vez que ésta se encuentre en posición.- Luces verdes confirmaban las órdenes recibidas.

La nave se detuvo, abriendo la escotilla y soltó un par de cuerdas. El primer equipo salió rápidamente y una vez que se encontraban todos en tierra, las cuerdas subieron y la nave siguió su curso.

Aproximadamente una hora después, un piloto avisó al equipo de Caster que era su turno de abandonar la nave. La nave otra vez se detuvo y los cuatro bajaron por las cuerdas, ahora se encontraban en tierra.

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⏰ Última actualización: Nov 07, 2017 ⏰

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