Es algo difícil de reconocer para Morgan. Muy difícil, tanto como alcanzar la luna con la punta de los dedos o encerrar una constelación griega dentro de un frasco de mermelada.
No recuerda el día exacto que lo conoció, la hora o simplemente el momento en el cual cruzaron la primera mirada. Lo que si rememora es la excitación recorriéndole desde la planta de los pies hasta la punta de sus cabellos, el remolino afiatado en la base de su estómago, quemándole como un incendio de verano por dentro, coloreando sus mejillas hasta pintarlas de rojo carmín.
La vida era una sátira con respecto a sus pensamientos.
"No te aferres, no te enamores; está mal".
Tan mal, tan horriblemente mal, tan jodidamente mal que está ahí, hundido en la desesperación de no seguir cayendo en una marea de sentimientos que jamás sabrá controlar, pero él sonríe y no queda más que quebrarse en mil pedazos.
¿Y tiene que sonreírle con esa boca perfecta?, llena de dientes y risas burbujeantes que intentan reventar cada neurona que conecta en fines recónditos de su cuerpo. Piensa que no ha hecho nada malo, nada /tan/ malo en su vida para ser castigado de esta manera, con una especie de ángel, de dios nórdico, de deidad griega que le quita el pensamiento por las noches y le revuelve el corazón hasta dejarlo temblando y perdido.
Está perdido. Tan perdido, tan jodidamente perdido.
Empuja hacia atrás; con la respiración profunda y la fuerza de voluntad empuja hasta el fondo de su mente el recuerdo de su nariz, la forma de sus ojos, la curva maliciosa de sus labios mientras pronuncia cada palabra y se cierra, como una obra de arte moviéndose frente a si, encantándole hasta la locura.
No puede.
Retiene. Entonces sostiene esos sentimientos por meses, cerrando los ojos por la noche sin pensar en nada; sin recordar la risa burbujeante que le taladra los oídos de manera distinta cada vez que la escucha, sin dejarse llevar por el destello casi celestial que cae en esos ojos que le miran con una adoración que él no merece.
Su vida sería más fácil si no lo hubiese conocido, pero también más aburrida, insípida a como siempre había sido.
Aquel es un dilema que no quiere resolver.
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Strawbear
General FictionEs algo difícil de reconocer. Muy difícil, tanto como alcanzar la luna con la punta de los dedos o encerrar una constelación griega dentro de un frasco de mermelada. Amar a Kash es amar el universo entero, con sus lunas y estrellas, los soles re...