En un reino muy lejano

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A decir verdad no era ni reino ni lejano pero de algún modo tiene que empezar esta historia.
¿Se imaginan una escuela con lockers, comedores, vestidores, porristas y todas esas tonterías? Pues fallaron, la secundaria Malloy era un chiquero: lockers rotos, matones por todos lados, baños con condones en el fregadero y un equipo de futbol con un solo miembro. Sin duda la secundaria de ensueño.
Y bueno, entre todo ese desastre había una chica, no era bonita ni flaca ni alta, era más bien un minion despeinado con déficit de atención que buscaba con desespero a su tutor. Su nombre era América Rixton y era más rechazada que la cremolada de pasas con sal.
El mundo no la odiaba sino que le daba igual que existiese o se muriese...

- Crimen contra la moda- gruñó Peter McGregor mirándole divertido- ¿Novedades, Mer?

Mer miró hacia todos los lados y arrastró a Peter dentro de un salon deshabitado.

- Tengo un problema, Pet-

- ¿Mataste a alguien?- Peter sonrió coquetamente y se albortó el cabello burlón- ¿Que te he dicho sobre eso?

- No he matado a nadie, idiota-

Peter le miró curioso un largo rato, nadie solía llamarle idiota así de la nada, pero fingió que no le importaba.

- ¿Has pensado mi propuesta de una noche loca?- Preguntó el chico divertido-

- Mi madre es un oso- chilló la chica molesta-

Estas son el tipo de declaraciones que no deben de hacerse abruptamente o podrían causar un ataque de risa, por lo que es comprensible que Peter riera como foca retrasada por un largo rato.

- Eres un idiota- se quejó América cruzándose de brazos- No se porqué te he contado esto...

- ¿Estás de coña? - Peter se paró en la puerta para impedir que la chica se vaya- Ha sido una broma buenísima

América dejó su bolsa a un costado con delicadeza y se acercó donde Peter con el ceño fruncido.

- Hablo en serio, McGregor-

Peter desvió la mirada al bolso de la chica, algo se estaba moviendo ahí, en cuanto vió a un pequeño osesno saliendo de ese bolso supo que la chica no mentía.

- Él es Frizzi, mi hermanito recién nacido- murmuró la chica tomando entre sus brazos al osesno - ¿Me crees ahora?

Peter parpadeó varias veces mientras tocaba al pequeño osesno incrédulo, esto debía de ser un feo sueño.

- Robar en zoológicos es malo, Mer- gruñó el chico saliendo despavorido de esa aula-

América se dejó caer lentamente con su pequeño osito-hermanito entre sus brazos, ahora si que estaba jodida.
¿Esto era culpa de las extrañas tipas en la discoteca o era alguna pesadilla tonta? América no supo responder porque en ese preciso instante su pequeño osito salió de la habitación corriendo...
¿Acaso no podía quedarse quieto ese osesno fastidioso?
Sin duda, había sido una total falla contarle todo a Peter, pero no tenía otra persona a quién decírselo, o se lo decía al idiota popular que le enseñaba ciencias naturales o se pasaba el resto del día muriéndose de ganas de hacerlo.
Y claro, le había contado y ahora el chico creía que ella estaba loca y que era una ratera de animales, para variar.
Quizás debía de ser tan impulsiva y resignarse a cuidar a su madre y hermanos osos.

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