Prólogo: Lo que se esconde en la arena

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Por orden de Dynea, nuestra gran diosa, yo, Vraal, dejo escrita la lista de requisitos necesarios que han de tener los sacrificios humanos para el reinicio del mundo, acción por la cual podremos recuperar el poder que merecemos. [...]                    

-Sagradas escrituras de la Orden-

Prólogo:

La puerta de roca se abrió con un chasquido, del interior de la tumba salió un fuerte olor a humedad  y a putrefacción. Dos seguidores de la Orden entraron en la habitación. En esta simplemente se hallaban un camastro en el que reposaba el cadáver del fundador de la orden totalmente descompuesto tras cientos de años y un altar con un cofre encima.

Uno de los hombres se acercó al mismo y tras comprobar el candado llamó a su líder. Un hombre maduro y corpulento entró en el habitáculo, se acercó a la mesa labrada en piedra y sacó una llave de uno de los numerosos  bolsillos de su túnica. Era una llave forjada en un rubí. Encajaba en la cerradura, que se abrió haciendo gemir la fuerte de madera de la que estaba formada la caja. En el interior de esta se hallaba lo que tanto tiempo la orden había buscado: "El Libro Sagrado de Dynea"

Casi se le saltaron las lágrimas, acarició la cubierta aterciopelada del manuscrito. Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero. Después de tantos años tenía la receta de la creación del mundo en sus manos. No pudo disfrutar mucho del momento porque uno de los hombres que había dejado vigilando la entrada había entrado alarmado gritando: -¡Ladrones de tumbas! ¡Nos han seguido hasta aquí!- El jefe depositó la reliquia de su hermanad dentro del cofre y lo cerró, se guardó la llave en el bolsillo y desenfundó su gran cimitarra. Se empezaron a oír gritos en el pasillo y el gigantesco varón se acercó a la puerta con la espada en ristre. Al primer bandido que entró le asestó un mandoble descendente que lo partió en dos. La sangre de su enemigo pintó las paredes de la estancia de un color rojo brillante. El guerrero traspasó la puerta y sesgó a otro de los asaltantes por la altura de la cintura. Al ver esto sus compañeros restantes atacaron con mayor ahínco al los ladrones. Casi a la entrada había un hombre apoyado en la pared, mirando como masacraban a sus acólitos. Al sentir la mirada del líder de la secta soltó una risilla traviesa y desenfundó sus dos dagas. El comandante de los malechores se acercó al soldado y embistió por el lado con uno de sus filos, su contendiente simplemente movió los brazos para bloquear el cuchillo, el bandido pensó que había caído en su trampa y atacó con el otro arma directo a la yugular. Sintió el aire siendo cortado delante de su cara y oyó el sonido de algo metálico caer al suelo. Para su horror descubrió que era una de sus dagas, junto a todo su brazo. Soltó el otro filo y agarró su muñón gritando de agonía. El líder de la orden no se amilanó y de un golpe sesgó la cabeza del profanador de tumbas como si fuese trigo maduro.

Al ver caer a su líder, los enemigos restantes se batieron en retirada. El hombre miró a sus espaldas. Solo siete de sus acompañantes seguían con vida. Abatido cogió el tan importante tesoro que había encontrado y ordenó la vuelta a casa.

El palacete al que se dirigieron estaba dentro de las murallas de la imponente ciudad del desierto. Penetró en el edificio y vio una pequeña sombra acecharle, la ignoró y siguió adelante hacia sus aposentos. La silueta le seguía a corta distancia, hasta que se abalanzó sobre él. El hombre la abrazó con toda la ternura del mundo reflejada en su rostro. Su hija pequeña preguntó sorprendida: -¿Cómo me has descubierto papá?-

- Aún no tienes la suficiente práctica- Respondió con una sonrisa mientras acariciaba los cabellos dorados de la niña y, mirándola a sus ojos verdes con la mayor seriedad posible preguntó -¿Qué hace una niña tan pequeña como tú todavía despierta?-

-Te he oído llegar- Dijo como respuesta, reparó en el objeto que llevaba su padre bajo uno de sus brazos y picada por la curiosidad preguntó- ¿Qué hay dentro del cofre?-

-Es un secreto hija mía. Cuando cumplas la mayoría de edad te enseñaré lo que hay-

-¿Es uno de los grabados de mujeres desnudas que tienes en tu habitación?-

El hombre la miró sorprendido mientras se sonrojaba -¿¡Has entrado en mis aposentos sin permiso!? No vuelvas a hacer eso más. Te mereces un castigo-

-¿Entonces quieres que le cuente esto a mamá?-

-Vale, vale, lo dejaré pasar por esta vez pero prométeme que no volverá a pasar-

-Vale...-

-Y ahora a dormir, que mañana no va a haber forma de despertarte-

-¡Buenas noches papá!-

-Buenas noches cariño- Tras decir esto le dio un beso en la frente a la pequeña y la llevó de la mano a su cuarto, donde la acostó. Llevó el arcón al templo que había en los jardines. Acto seguido subió a su habitación, se acostó en el catre con su esposa y se durmió.                                                                 

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Hola, gracias por leer, espero que os haya gustado, tengo mil ideas dentro de la cabeza así que espero actualizar pronto y poner el primer capítulo. Hasta entonces~








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