CAPÍTULO 1 : EMPEZANDO EL INSTI.

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" Tras un año sin verte, vinistes otra vez con suerte, pero cuando llegastes, sólo escuchastes 'imbécil',esa palabra que te digo es sincera completamente, pero tras ella hay miles de sentimientos que irán avanzando posteriormente."
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---Narra Ashley---

Era el primer día de insti, y por mi parte no había ganas de levantarme de aquella preciosa cama, y así fue, no me levanté hasta que pasaron unos diez minutos, en los cuales, recordé el maravilloso verano, en el que te podías levantar como y cuando te apeteciera. Sin embargo, no puedo decir que este verano fuera el más perfecto, puesto que mis amigas y yo tuvimos un enfrentamiento a causa de un chico que nos hizo perder los papeles, durante ese tiempo no hacía las cosas que solía hacer sino llorar, llorar y.....llorar, si, lo que nos hizo ese chico fue una autentica putada y como nos trato fue aún peor, pero, sinceramente, lo más que nos dolió, fue esa forma de dejarnos, quedamos embobadas y enamoradas de él y sin más se fue como un polluelo que deja a su madre al poder volar y tal daño causo en mí, que todavía lo sigo teniendo ahí, clavado en el corazón, pero bueno hay cosas peores que esas ¿No?. Fue a partir de entoces en que hize una autoevaluación sobre el asunto y llegué a una muy buena conclusión: ' Los chicos son unos idiotas'. E incluso tuve que tomar una decisión muy dura a mi parecer, juré que no me iba a enamorar de ningún chico por mucho que me gustara. Eran ya las 8:40 de la mañana y las ganas de ir a clase eran nulas, pero como siempre tenías que ir sí o sí, si querías obtener algo "digno", tras levantarme me frote los ojos e hize una serie de estiramientos, para de algún modo poder despertar, pero, por más que lo intentara, no podía. Me fui a duchar y una vez terminado, cojí del armario una camisa negra con letras blancas, unos vaqueros y mis converse negras, luego, baje a la cocina y pillé algo para comer, una vez comida, me dispuse a peinarme y a lavarme los dientes, me puse un fisco de colonia y bajé, cuando estuve abajo, casi más me dió un paro cardiovascular al ver la hora, eran las 8:55, y mi casa no se encontraba muy cerca del instituto, por lo que tendría que ir corriendo y eso era un gran sacrificio para mí, ya que yo era de todo menos deportista. Posteriormente,cojí la mochila y salí pitando de casa, una vez fuera, me lleve una grata sorpresa al ver que tras la puerta se encontraban Roberta, Sonia y Lucy, esas eran las amigas con las que he compartido toda mi vida y creo que con las que la seguiré compartiendo, cada una de ellas era diferente a la otra, por ejemplo: Roberta, era seria, amable y a veces tenía muy mal carácter, Sonia era la extrovertida, aventurera, intrépida.... y Lucy era la que siempre estaría hay para darte un consejo y abrazarte, era generosa, comprensiva, cariñosa y yo..., bueno, soy así como un laberinto que nunca he logrado descifrar. Llevado un rato caminando, a Sonia no se le ocurrió decir otra cosa sino que se había olvidado algo muy importante en su casa y que teníamos que retroceder para recojerlo, al oír semejante estupidez me negué a ir con ellas y fui yo sola hacia el insti, ya que ellas y yo estábamos en clases distintas, y mientras ellas tenían gimnasia a primera, yo tenía filosofía y el examen iba a ser pronto, así que me despedí de ellas y poco a poco me fui alejando de la zona en la que hace un momento estaba, iba caminando y pensando en mis cosas, cuando me tropezé con un pecho muy bien musculado, el chico tendría bastante altura, puesto que yo me sentía una enana al lado de él. Gracias a ese choque se me calleron todos los libros al suelo, debido a que mi mochila, por desgracia estaba abierta y ¡ALA!, a perder más el tiempo para ir a clase, fue entonces, cuando el chico que me ayudo a recojer los libros acarició mi mano y pude sentir pura química entre los dos y también como se paraba el mundo a nuestro alrededor. Lo miré a los ojos y por unos instantes sentí que lo conocía hace tiempo, sus ojos verdosos dejaban traspasar los míos, pero me tenía que ir antes de que llegara tarde otra vez a clase, ya que yo era de las que llegaba a clase quince minutos después de haberla empezado, yo, para llegar temprano a clase era como en la lotería, una vez en la vida. Me dispuse a irme, cuando una mano gruesa y de tacto suave me giró y me dijo:
- Ehhh, aún no me has dicho como te llamas, preciosa.
_No te lo digo ni te lo voy a decir.
- jajajaj, vale guapa, yo, por si lo quieres saber me llamo Brian.
Brian, el mismo Brian de quién me enamoré, ¡ NO ME LO PUEDO CREER!.
_Ah, okey.
- ¿ Perdón?, ¿ Sabes por casualidad quién soy yo?.
_ Si, tu eres el imbécil que me dejó tirada, ¿ No es así?.
-Jajajaja, eramos unos niños.
_ ¿Que te hace tanta gracia, idiota?, y eso fue el verano pasado si mal no recuerdo.
- Me haces gracia tú, y si, es verdad, fue el año pasado, pero sigues siendo mía.
_Já, tuya dice. Si fuera tuya, no me hubieras dejado así como así, sabes que, me voy al insti que se me hace tarde que lo pases bien.
No me dió tiempo a darme la vuelta, porque Brian me atrajo hacia él y puso pocos centímetros de distancia entre nosotros, luego se acercó a mi oído y susurró:
- Quieres ver como todavía sigues siendo mía.
_ Já, venga. Verás como nunca he sido tuya ni nunca lo seré.
No me dio tiempo de esticular ninguna palabra, los labios de Brian ya estaban atrapando los míos poco a poco hasta que al final lo consiguió por completo, nuestras lenguas bailaban al unisono y, por lo que veía, Brian no tenía ninguna intención de separarse, por lo que lo hize yo al ver como me estaba quedando sin aire, sinceramente, había que reconocer que Brian poseía un gran pulmón, pues me había estado besando unos quince segundos o algo así, mejor dicho, nos estuvimos besando, ya que, yo no me quedé atrás. Yo seguía recordando sus besos, que, por suerte o por desgracia, sólo me lo había dado a mí, eran terriblemente exquisitos. Tras esto, lo que se le ocurrió decir al inútil fue:
- ¿ Sigues siendo mía o no?. Escapandosele una sonrisa traviesa de su cara.
_ Ya te lo he dicho, y mi respuesta es NO.mentí. Y ahora déjame tranquila que voy para el insti.
- ¿Te llevó?.
_ No, muchas gracias.
- Vamosss, no me hagas ese feo.
_ Cállate la boca.
- No me voy a callar a menos que me la calles tú, preciosa.
_ Vale, como tu quieras.
- Jajaja, sabía que te seguía gustando, ven, dame otro besito, preciosa.
Se puso de morritos, pero que mono se veía, sin embargo, hize lo que tenía que hacer.
_ Levanté mi palma de la mano hacia el aire, y luego, aterrizó en su perfecta cara.
- Pero...¡¿Qué coño haces?!.
_ Lo que tenía ganas de hacerte hace tiempo.
- Te arrepentirás de lo que me has dicho, preciosa.
_ ¿Ah sí?. Dije con los brazos cruzados.
- Pues sí, y mucho.
Y sin yo esperármelo, me alzó hacia sus hombros, y su mano izquierda.....¿Qué?, estaba posada en mi culo,
Sin embargo, yo no podía hacer nada, puesto que aunque yo pataleara y le diera pequeños golpes en su espalda era inútil, él era mucho más fuerte que yo.Me pasé encima de sus perfectos hombros más de cuatro minutos, en los cuales pude observar todo: Sus perfecto torso, su vista de perfil maravillosa, su risita de maldad perfecta y sus hombros... era un dios y yo no me había dado cuenta. Cuando me soltó en el asiento delantero derecho del conductor, el mismo me abrochó el cinto y nuestras respiraciones, por un momento llegaron a chocar, luego cerró la puerta delicadamente y,seguidamente entró al coche e hizo lo mismo que yo, se abrochó el cinto, cerró la puerta y arrancó el auto. Tras haber pasado unos cinco minutos que ninguno de los dos decía ninguna palabra, yo me ofrecí para romper el incómodo silencio.
_ Oye imbécil, ¿Porqué no pones música?.
- Me gusta ir pensando mientras que voy conduciendo.
_ ¿ Y no puedes pensar mientras conduces?.
- No, no puedo.
_ Jajajajaj, eso es imposible, tienes que poder.
- Oyeee, te he dicho que no puedo.
_ Pues vale, no puedes.
- Jajajajajaja.
Tras pasar el camino hablando de motos, fûtbol y comíendome la cabeza, por fin habíamos llegado al insti, él decía que se tenía que ir al trabajo, y sí, el tenía más edad que yo, él tenía 20 y yo 17, pero a mi me daba igual la edad, me sacó de mis pensamientos una pregunta que casi más me da un patatus cuando la oí:
- Chiquita, ¿ Y mi beso de despedida?.
_ ¿No lo recuerdas?, te lo dí antes.
- ¿ Ah sí?, pues yo quiero otro.
Lo ví acercándose y acercándose, y yo no pude huir más de él y otra vez me dió uno de esos besos que nadie me había podido dar excepto él, pasado ya unos segundos se separó, se metió en su coche y yo me fui a clase, miré de reojo y él no se fue hasta que yo por fin entré, se me escapó una pequeña risita a causa de ello y pensé..qué manera de empezar el insti.

¿QUIÉN DIJO QUE EL AMOR NO SE PODÍA RECUPERAR?.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora