''había una vez, una linda princesa, que corría por los campos de su castillo, su padre y madre la querían y apreciaban mucho, y ella a ellos también''
Mi mamá, siempre cantaba para mi cuando era pequeña, ella, murió cuando tenía 4 años, desde entonces, mi padre siempre me ha mantenido en esta habitación, no he salido.
- Señorita Arius, es hora de cenar – llego una de las sirvientas a mi habitación.
- No tengo hambre – le dije sin desviar la mirada del jardín.
- Su padre le dice que por favor baje o vendrá el mismo a buscarla – me dijo algo temerosa.
- Que lo intente – la desafié.
Salió de la habitación, y me quede observando el jardín, cuando vi que no había nadie, y la ventana estaba abierta, Salí, de todas maneras no estaba muy alto, y siempre usaba un vestido corto.
Vi a un pequeño conejo, me acerque lentamente y sobe su lomo, lo cargue entre mis brazos, y acune mis mejillas sobre él.
- Eres muy lindo – le dije, me comenzó a olfatear, luego con seguridad, en también se acurruco en mis brazos.
- Entre por favor a la habitación, la van a regañar – dijo Eva, una de las sirvientas y mi mejor amiga.
- ¿Ya hablaste con Louise? – le pregunte.
- No hay tiempo para pensar en el amor – replico.
- Pero estas enamorada de él ¿no? – pregunte, haciendo que soltara un fuerte sonrojo.
Entre a mi habitación de un salto, y guarde al conejito en uno de mis bolsos, baje rápido y hay estaba mi papá.
- ¿Por qué no bajaste cuando te dije que bajaras? – dijo molesto.
- Tú no tienes control sobre mi vida – le dije.
- ¡No me respon...! – lo interrumpí.
- Mas que no me dejas salir de esa habitación ahora me regañas hasta por que no quiera bajar a comer – le dije.
- ¡Tú! – dijo ya un poco alterado.
Se levantó rápidamente de la silla, se dirigió hacia mí y me dio una cachetada haciendo que hasta me volteara la cara.
Baje el rostro, y con ambas manos acaricie mi mejilla, ya que me ardía a causa del golpe.
- Te odio – dije en voz baja.
Me miro de reojo y se fue del comedor, hice lo mismo, me lance sobre la cama, y enterré mi cabeza sobre la almohada, para dar paso a muchas lágrimas, ya llorando me levante y senté en la cama.
- ¡Te odio! ¡Muérete! – comencé a gritar por toda la habitación.
- ¡No me interesa! – grito desde la otra habitación.
¿Por qué tuve que nacer? ¿Por qué?¿por qué?¿por qué?
A la siguiente mañana...
Estaba durmiendo tranquilamente, cuando los soldados de mi padre entran de repente a mi habitación y me agarran fuerte de los brazos.
- Este es tu castigo – dijo mi padre con una sonrisa victoriosa.
Taparon mi boca dejándome sin la posibilidad de hablar, intentaba patalear, pero ellos eran muy grandes y fuertes, me tiraron de forma brusca en una celda en lo más profundo del castillo.
- Esto te pasa por desobedecerme – dijo mi padre mientras se iba alejando más y más de la
- celda.
La celda tenía una camilla, con solo tela, que colgaba de la pared, me arregoste en ella, sin parar de llorar en silencio, desde pequeña me acostumbre a llorar en silencio, para que la gente no viera mis desgracias como se desahogaban en ese mar de lágrimas.
- Aquí está tu comida – dijo un hombre grande con músculos y una máscara negra.
Eran solo sobras de la comida, no era nada más.
- ¿Qué esperabas? ¿un bufet de primera clase? – dijo.
Lo mire con enojo... ''eres patético'' fue lo único que le dije, chasqueo los dientes conteniendo la rabia.
No comí absolutamente nada, no iba a estar bajo los pies del desgraciado de mi padre.
Sentí un horrible fio y vacío, ya eh experimentado esto mil veces, este sentimiento de soledad, de tristeza, de vacío...
- ¿Por qué no comes? – dijo mi padre cuando ya estaba en frente de mí.
- Elkin – dije en voz baja mirándolo con odio.
- ¿Por qué me llamas Elkin y no padre? –
- Por qué no mereces que te llame así – le dije.
- Sabes, hubiera sido mejor que no hubieras nacido o existido, tu para mí, eres solo un error, tu madre se puso muy alegre de la noticia, y yo ocultaba mi odio hacia ti con solo sonrisas, tu mamá era tan tonta que se las creía – me dijo sonriendo.
- ¿Crees que me vas a alterar diciendo eso? Ya estoy acostumbrada – le dije.
- Entonces, cuando llegue el momento, te voy a hacer retorcer de dolor cuando sepas la verdad.
- No me alterara – dije.
- Me estas subestimando.
Se fue de la celda, yo seguía llorando en silencio, es verdad, hubiera sido mejor que no hubiera nacido.
En la noche...
Vi un pequeño agujero que había en un costado muy profundo de la celda, se ajustaba a mi tamaño, Salí perfectamente, solo con un par de rasguños.
Salí al bosque y habían manzanas, arboles, yanimales, toque un árbol eh hice que floreciera una hoja rápidamente, luegotoque el suelo, y salieron unas hierbas gigantes, cuando tocaba una flor, se convertíaen un árbol, ¿tengo poderes? No espera, sería mejor ¡Tengo poderes! Ha, tomaeso, viejo verde, ahora te hare sufrir, no, mi mamá dijo que no debería servengativa, pero si el me ataca, seria defensa propia ¿no? Hahaha, prepárate, tehare sufrir.