Me agazapo bajo la sombra de un árbol sintiéndome protegido tan solo unos instantes. Intento hacerme el sordo pero el sonido de las sirenas se aproxima cada vez más y más hacia mi posición. Qué he hecho. Soy un demente, un lunático y auténtico demente al cual ya nada ni nadie pueden ayudar, a partir de ahora estoy solo. He empezado a correr sin pensar en nada, como un acto reflejo, huyendo de lo que ya está hecho como un cobarde, sin vuelta atrás. Mis piernas ya no responden ante mí, estoy agotado y siento el corazón yendo a toda velocidad. Cada bocanada de aire que respiro para intentar retomar el aliento se me hace desgarradora. Trago un poco de saliva y noto un dolor punzante en la garganta por culpa de la carrera. Bajo la vista olvidando el dolor y paso la atención a lo que llevo entre mis manos, un cuchillo cubierto en sangre, con mi propia sangre y con la de mis padres y mi querido hermano Liu, mi pequeño Liu. Muy bien hecho campeón así se hace y ahora qué ¿eh? pedazo de patraña, no vales nada. Asesino. Eso es lo que eres y lo que serás el resto de tu vida, maldita escoria.
Pero no quería hacerlo, mejor dicho, no sé por qué lo he hecho, no siento lástima alguna por ellos, ni ahora ni cuando les estaba dando cada apuñalada a sangre fría. Y si es así porque sigo sintiendo cada lágrima, una detrás de otra, resbalando por mis mejillas, o lo que quedan de ellas, atravesando mi hermoso y perfecto rostro. Sí, ahora sí que soy hermoso, no como antes con esa estúpida cara de niño pijo de mamá que tenía. ¿Y qué iba a hacer si no? Me estaba cansando de mantener los ojos abiertos y me dolían los párpados, era una pesadez, así que me deshice de ellos. Tampoco podía estar toda la vida sonriendo como deseaba, pero no os preocupéis, todo tiene solución en esta jodida vida. Con el cuchillo en mano rasgué mis mejillas desde ambas comisuras hasta formar una amplia sonrisa que me durase para siempre. Perfecto.
Y sigo estando solo en mitad de un bosque, todavía algo agitado y cansado. Me cubro la cara con las manos para borrar las putas lágrimas que aún siguen cayendo. No seas tan patético, Jeff, eres un jodido monstruo y lo sabes, el monstruo al que los niños temen, el monstruo que los atormenta en sus pesadillas y que los espera todas las noches debajo de la cama para llevárselos lejos de sus casas y ya no volver, el que les quita todo rastro de emoción y sentimiento que han ido aprendiendo a lo largo de sus patéticas, cortas e insignificantes vidas. Y sonrío, porque ahora que lo pienso he sido ambos personajes hasta hace tan solo un momento: el monstruo, que ha asesinado a sus propios padres y hermano mientras estallaba en carcajadas cada vez que veía la sangre brotar sin control; y el niño: que ha sido separado de su familia y confinado a vivir bajo la tortura de sus pensamientos y de la eterna soledad.
Es entonces cuando me pongo en pie y lo vuelvo a hacer, primero sonrío, ensanchando mi gran y perfecta sonrisa todavía más de tal forma que vuelve a sangrar por aquella zona donde antes estaban mis pómulos, y después me río para pronto estallar en una tétrica carcajada. Es el perfecto reflejo de la locura de un maníaco, de un monstruo, de un asesino.
Las voces humanas que alcanzo a escuchar en la lejanía hacen que vuelva en mí y olvide todo rasgo de piedad y sentimiento. Mi carrera vuelve a empezar, y pese al rastro de sangre que mi cuchillo deja tras cada paso que doy sé que no conseguirán encontrarme. ¿Por qué? No te preocupes, ahora te lo digo: todavía no te he dado las buenas noches, amigo mío.
Si me estás escuchando presta mucha atención: mi nombre es Jeff, y no lo olvides, si alguna vez me encuentras, si te topas con mis ojos o perfecto rostro, si escuchas el tintineo de mi cuchillo en el cristal de tu cuarto, si sientes el calor de mi aliento en tu nuca, recuerda, no intentes hacer nada, no huyas, no grites, no corras, porque no te servirá de nada, si colaboras te prometo que todo pasará muy rápido, tú tan solo cierra los ojos y ve a dormir.

ESTÁS LEYENDO
Jeffrey Woods
FanfictionEspera,amigo mío,no te vayas a dormir,todavía no te he dado las buenas noches.