Martillos de juguete

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Llegado el fin de semana, terminamos de acordar entre Nicolás y yo como haríamos. Durante el resto de la semana, Nicolás mandó a varios trabajadores a que arreglaran la casa, lo suficiente para que despues nosotros pudiéramos terminarla y que no tocaran la casa del árbol, despues de todo nosotros la construimos y solo nosotros tendríamos potestad para destruirla.

Lo que quedo de la semana transcurrió lo más lento que puede pasar en la vida. Sin embargo, al llegar el fin de semana, el que tanto ansiaba, no pude contenerme y desde las cuatro me levanté para esperar a Nicolás. Me coloqué ropa de deporte y encima un overol azul enterizo de mecánico que logré conseguir de mi hermano prestado sin que lo supiera y me coloqué mis botas favoritas de trabajo. Me recogí el cabello en mechones desordenados formando un cebollín en lo alto de la cabeza y arreglé como pude mi flequillo.

Cuando finalmente llego Nicolás, sin que hubiera siquiera tocado la puerta, la abrí saliendo rápidamente casi corriendo.

- ¿Qué pasa? – comentó entre rizas mientras entraba a la camioneta mirándome divertido.

Le afané para que encendiera la camioneta y saliéramos de allí - Le robé el overol a mi hermano y supe que lo está buscando, así que ¡vamos! O terminare en la cárcel por hurto agravado a familiares.

Nicolás soltó la carcajada y salió de allí, haciendo que pudiera relajarme despues.

****

Compramos todo lo necesario, madera, durmientes, puntillas, martillos: uno grande para Nicolás y uno pequeño para mí, al parecer mi estatura merece un equipamiento adecuado para ella. Puras patrañas, de igual forma cuando llegué al lugar usaré el de Nicolás, el mío podría hacerse pasar por un martillo de juguete.

Y yo no soy de juguete.

Al estacionar frente a la casa abandonada, había varios trabajadores reconstruyendo la fachada con el diseño original que portaba y al entrar toda la casa había cambiado. Fue como entrar en un lugar que jamás habías visto pero que el aroma, y cada cosa se encontraba donde tu sabias. Donde lo memorizaste, recorrí la casa maravillada por lo hermosa que estaba quedando y cuando llegué a la habitacion pedí que no sacaran el sofá que había allí. Era un sofá antiguo hermoso, varias noches dormí allí con Nicolás y el solo hecho de tirarlo me enojaba, quería que hiciera parte de la casa nueva, despues de todo él estaba antes que nosotros.

Cuando bajé, Nicolás hablaba con el jefe de los trabajadores quien asentía seriamente mientras Nicolás le explicaba algo, señalándole en varios puntos.

Me acerqué a ellos y Nicolás dejó de hablar pasando su brazo por mi cuello.

- ¿Lista para demoler? – preguntó mirándome fijamente. A lo que asentí le hizo una seña al señor quien se fue rápidamente.

Fuimos a la parte trasera de la casa y observé la casita del árbol y todas sus pertenencias en la parte del jardín alejadas. Fui hasta allí y observé las pertenencias, incluyendo una silla pequeña para niños, mi juego de té que traje de España y el tablero de ajedrez con un poquito de sangre en una esquina de Aarón. Todo estaba allí, cada cosa que rememoró mi niñez entre esos objetos.

De pequeña no sabía que era feliz, hasta que crecí. Y ahora que veo con lo que jugué, las cosas que para mí eran mi vida, por las que peleaba y gritaba, me sobrecogió el hecho de que no puede volver a ser así.

No se puede volver a ser niño, despues de que uno crece, ya no hay vuelta atrás, jamás podrás volver a rememorar todo ello.

****

Todo el fin de semana estuvimos trabajando en la casa del árbol, mientras los trabajadores arreglaban la casa, me sentía feliz despues de tanto tiempo, podía relajarme y el hecho de poder destruir y reconstruir algo que hizo parte de mi niñez, me encantó.

Nicolás por su parte tuvo que demoler con el martillo de juguete porque yo tomé el gigante y aparte de que casi me rompo el brazo de lo pesado, pude finalmente demoler. Estaba feliz, rompía todo lo que veía con ese martillo gigante amarillo con negro mientras Nicolás demolía con el chiquito haciendo que la escena me pareciera aún más divertida.

Finalmente, cuando terminamos con toda la casa del árbol, comenzamos a reconstruirla con la nueva madera, haciéndola también más alta porque de que pequeños éramos muy enanos y aunque yo seguía siendo enana, en esa casa del árbol era un gigante y Nicolás... era Nicolás.

Mientras pasaban las horas íbamos construyendo y construyendo hasta que cuando nos dimos cuenta ya estábamos empezando a pintar y decorar la casa. Siempre me encantó pintar, mi madre me dejaba hacerlo cuando era muy pequeña y siempre de necia terminaba pintando sus trabajos para que se sintiera orgullosa de mi o pudiera llevar un poco de mi arte al trabajo, por ello, lo único que conseguí fueron varios regaños, pero siempre papá me defendía y felicitaba por mi arte.

Ahora cuando los veo, me pregunto "¿Qué cosa más fea es esto?" y despues suelto la carcajada cuando lo comparo con el trabajo de Aarón. Solo dibujaba superhéroes y hombres con falda, parecían princesas. Sin embargo, yo pintaba carros, vestidos o a mi mama con el ceño fruncido y un globito a su lado gritando "¡¡Isabella!!" Me encantaba dibujar eso.

Suspiré rendida mientras empezaba a anochecer y Nicolás pintaba cantando muy desafinado mientras reía al igual que yo. Aparté el rodillo y lo sumergí en la pintura. Fui hasta donde se encontraba y pasé el rodillo por su cabeza, quedando su cabello de color blanco pareciendo canas. Soltó la carcajada y cuando fui a escapar, me tomó de la cintura apretándome contra él tomando la brocha pintando mi cabello rubio de un estilo de rojo, pero más claro.

- ¡¡No!! – grité mientras reía escuchando las risas de Nicolás mientras me pintaba. Me solté de él y tomé la pintura que estaba usando y con la mano le pinté la ropa al igual que él a mí, mientras el piso se manchaba de pintura.

Mientras me pintaba, gritaba y reía era un sonido que me alegraba al igual que él y seguimos así hasta que cansados fuimos a la casa remodelada y subimos al segundo piso para volver a quedarnos dormido en el sofá viejo y lleno de polvo que tanto me encantaba. 

Más que amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora