Miradas.

5.2K 189 7
                                    

Ya no aguantaba más, me sofocaba el tener que escuchar cada una de las charlas diarias de mi madre sobre los ya conocidos por todo estudiante el típico "Es por tu bien, te estás definiendo tu futuro... Blablabla." Está bien que me lo diga y todo pero todo el día creo era innecesario. Mi rutina era únicamente la escuela y aún así me repetía siempre aquello, prácticamente vivía haciendo trabajos y cosas por el estilo, ni tiempo para respirar tenía pero ella se encargaba de que cada segundo que tuviera para determe me acordara de lo importante que era salir bien ese año ya que era el último y me iría lejos a la universidad.
Me encontraba echada sobre el colchón de mi cama con la mirada en el techo donde se encontraba pegado un póster de una de mis banda favoritas Asking Alexandria, sí, siempre he sido una chica rockera y creo que por eso mi madre me tiene sierto grado de reglas porque quizás piense que soy una rebelde sin remedio o quien sabe qué piense. Mi tranquilidad fue interrumpida por mi móvil el cual reposaba a un lado, volteando con pereza lo cogí contestando.
-¿Aló?
-¡Alison! ¿Qué no has visto? La profesora de física nos acaba de mandar una pauta de trabajo, es para mañana.
-¿¡Qué!? Jodida vieja... Agh, no nos dejan ni descansar.
-Ni pienses en eso, debes venir ya a mi casa, sabes que siempre somos juntas así que vente ya.
-Vale, vale... Voy. Nos vemos.
Y colgué. Que jodida era esa profesora, realmente pensaba que nos sobre explotaba o algo parecido, no dejaba de mandar trabajos, informes y cosas que gastan todo tu día. Vacaciones... Cuanto las necesito. Pero viendo el lado bueno, siendo siempre con Claire nunca me iba mal en ninguna cosa.

Tomé lo necesario para ir donde mi amiga echando absolutamente todo en mi mochila negra, colgándome ésta en la espalda me miré en el espejo; vestía una convers negras, un jeans ajustado del mismo color y una camisa a cuadros estilo camionero la cual a mi parecer quedaba de maravilla con mi cabello corto algo más de los hombros, de color rojo, del mismo color que mi camisa.
Convencida de mi misma, me aparté del espejo y fui directamente a la puerta.
-¡Debo salir urgente a hacer un trabajo, ya vuelvo mamá!
Y salí prácticamente corriendo, cerrando la puerta de la casas de un portazo. Fui directo a la parada de taxis algo lejos de mi casa, pero no tenía opción. Al llegar allí, me detuve ya cansada, tomando mis rodillas mientras respiraba agitada, había sido quien sabe cuanto corriendo sin parar. Una vez el alma me volvió, pude volver a alzarme, notando una figura femenina no muy lejana a mi, parada al borde de la vereda aparentemente esperando locomoción. Me acerqué al paradero y por ende a ella, viéndola cada vez más de cerca pude apreciar su delicada figura con lujo de detalles gracias a la lampara de luz blanca que caía sobre ella en el paradero dándole un efecto como de un ángel; su rostro era de uno, tenía facciones delicadas, labios carnosos y su cabello caía por su frente en un pequeño flequillo. No me pude controlar en ese momento, la recorrí con la mirada descaradamente, apareciendo cada parte de su cuerpo, llevaba unos short donde abajo traía unas panties negras, encima llevaba un polerón largo donde abajo se notaba apenas llevaba una playera olgada. Su imagen era bastante adorable, era pálida y de ojos claros.
Tan concentrada me había quedado viéndola que no noté había detenido mi paso, viéndola embobada hasta que ella volteó, me vio casi babiando y una tímida sonrisa se asomó en sus delicados labiares mientras sus mejillas se tornaban levemente rosa.
Nuestras miradas se entrecruzaron, logrando ver sus penetrantes ojos café claro los cuales se mantenían fijo en mi, tal cual los míos en los de ella. Sentí como si el mundo se hubiera detenido en fracción de segundos, como si todo a nuestro alrededor fuera lentamente y el universo se encargaba de hacer ese momento
eterno.
Ella bajó su mirada, sus mejillas se habían tornado ya totalmente carmesí por lo que llevó ambas manos a su rostro ocultando de éste. Me acerqué hasta ella y sin pensar en absolutamente nada, alcé mi mano y acaricié su cabello a lo cual sentí ella se sorprendía. Alzó su mirada lentamente a mis ojos y nos volvimos a sumergir en nuestro propio paraíso en cuanto nuestras miradas se cruzaron otra vez, sintiendo en mi interior una calidez jamás antes sentida la cual era en la parte de mi pecho, noté era mi corazón el cual se había acelerado tanto, que incluso pensé ella también lo podría ir. Me acerqué y como reflejo la abracé, ninguna de las dos habló, ella sólo me correspondió al abrazo guardando total silencio, acurrucando su cabeza sobre mi pecho, la aferré a mi y noté temblaba, quizás de miedo, no lo sabía.
-¿Por qué... Tiemblas?
-Y-yo... Tengo miedo.
-¿Miedo? ¿Por qué?
-No quiero justo ahora suene mi despertador y me quiten de sus brazos.
Tragé saliva pesado, ¿Es que aquélla adorable chica pensaba lo mismo que yo? Sentía era un sueño...
La miré hacia abajo y entonces ella me volvió a ver, nuestras miradas se juntaron y sin que lo notaramos nos acercamos hasta rozar nuestros labios, ambas vimos los labios de la otra y sin decir palabra alguna nos besamos.
Luego de ese día, iba todos a verla justo donde nos habíamos conocido, de a poco nos fuimos volviendo más cercanas en el sentido de que pasábamos más tiempo juntas pero ambas sentíamos como si nos conociéramos desde antes, que algo nos junto y que nuestro destino era estar juntas, por siempre ya era ella era mi chica, mi chica de las miradas sin palabras y sólo sentimientos.

•One Shot's• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora