Lo imposible atrae.

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Como siempre, era una tarde aburrida en mi habitación en donde veía al techo como si este se fuese a iluminar o fuera a pasar algo interesante. Mis ojos se cerraron con pereza, comenzaba a caer en un sueño de sólo aburrimiento, estaba ahogada en mis pensamientos los cuales se enfocaban en estudios y más estudios, vaya, que aburrida era mi vida pero que más da, no podía decir me iba mal ni nada de eso, ya que, claro, me la pasaba estudiando.
Estando a punta de entrar en un sueño profundo un sonido retumbante invade cada centímetro de mi hogar lo cual me hace abrir los ojos grandes.
-¡Hija! Ya pagamos las cuentas y vimos que hay un festival de música en la plaza.
Al oír la voz de mi mamá volví a cerrar mis ojos, normalmente no me hubiese importado pero lo pensé y bien y bueno ¿Qué perdía con ir? Además ya no tenía nada que hacer, estaba todo ordenado y limpio, me aburría a montones.
-¿Mh? ¿Sí? ¿Y de qué es?
-No lo sé, sólo vi un escenario gigante y mucha gente. ¿Quiere ir a ver qué hay?
Me preguntó mi madre asomada por el marco de la puerta. Volviendo a abrir mis ojos la vi y terminé por asentir, ya qué. Me levanté de la cama y nos fuimos, ellos tan sólo me habían ido a buscar por lo que una vez llegamos, ellos, mi madre y su pareja me llevaron hasta un costado donde estaban unos amigos de ellos bajo un árbol, me senté un poco lejos de ellos para no escucharles muy fuertes y ver los grupos que se iban presentando. Había todo tipo de música, era tan variado que incluso me volvió a aburrir pero ya estaba allí así que no me quedó más que comenzar a ver a la gente, donde era todo tan variado los tipos de persona también lo eran, habían desde raperos, románticos, hardcore y punks. Me detuve a ver los últimos, había algo que me había llamado la atención, había un chico bailando totalmente efusivo una cumbia, meneando su cresta teñida de verde en las puntas, bañadas en gel pues ni un centímetro se movían a pesar de sus movimientos. Le fui recorriendo con la mirada, llevaba una chaqueta de cuero bastante linda, era negra pero tenía terminaciones algo elegante. Mi mirada se detuvo al ver una chica frente a él, ella era muchísimo más baja que él, se veía tan delicada, llevaba un polerón largo negro, unos shorts y unas pantys lo cual le hacía parecer no traía nada por el porte del short y lo largo del polerón, era tan grande que incluso cubría sus manos, dándole un aspecto demasiado adorable; su cabello era blanco, pero no blanco entero, tenía las puntas teñidas de un bello rosa, me daban ganas de apretarla, era tan delgada, no tenía curvas, no, pero algo en ella me tentaba a abrazarla y protegerla. Mas noté ya tenía a alguien, era aquel chico de cresta que al parecer poco se acordaba de ella y cuando lo hacía lo único que hacía era tomarla de la cintura, juntar sus cuerpos y besarla con pasión notable, cosa que honestamente me causaba asco ya que ella no se veía feliz a su lado. A pesar de que aquello me molestara, a pesar de no tener razón para que lo hiciera, me quedé mirando como luego él la soltaba y seguía tomando con sus amigos, dejándola a un lado algo desorientada, me daba la impresión de que no conocía a nadie más allí. Para cuando lo noté ella me miraba, quizá simplemente encontró mi mirada entre la multitud pues la veía algo embobada, su pura presencia a quien sabe cuanto de distancia me distraía. Mantuvimos nuestras miradas conectadas hasta que ella la apartó viendo a otro lado, notando allí ambas el chico se había perdido entre la gente. Ella suspiró bajando su mirada y se fue a sentar a un costado donde habían más personas pero todas o con un grupo de amigos, o con su pareja o con quien fuera pero no solos, como ella. Se veía tan indefensa, se notaba tenía algo de miedo, estaba incómoda o no se sentía bien. Aspirando con fuerza, inflé mi pecho de oxígeno y dándome un poco de ánimos me levanté para ir hasta ella, sentándome a su lado sin verla, manteniendo mi vista al frente sin concentrar realmente mi atención en un lugar fijo.
-¿Por qué estás así? -Pregunté sin verla, hablando quizás algo irrespetuosa y sin vergüenza pues no la conocía, aunque eso me diera algo de miedo por no saber su respuesta.
- ¿Ah? N-no... Por nada.- Respondió ella bajando su mirada a sus manos con las cuales jugaba algo incómoda y avergonzada, me imagino le debe ser extraño una desconocida se acerque preguntando eso.
-Él... ¿Él es tu novio?
-¿Quién?
-El chico con el que estabas hace poco, que parece ahora se fue o bueno, no sé donde está.
-Pues... Algo así, creo. Él me trata como si lo fuera pero honestamente me da algo de asco, se cree mi dueño pero no lo es... Nadie lo es.
-Ya veo... ¿Ni de tu madre? -Pregunté intentando sumar a la conversación algo de humor ya que se suele decir que uno es de su madre pero ella no respondió por lo que decidí verla hacia el lado como preguntaba que pasaba, ella soltó un suspiro y prosiguió a contarme.
-Ella murió luego de que mi padre nos dejó... Lo más cerca que tengo a una "mamá" es mi tía... Que dice amarme como a una hija pero lo dudo, nadie puede querer y menos amar a una huérfana como yo... Que doy pena. -Sus palabra me sorprendieron de sobre manera, por qué decía eso, por qué su padre se fue, cómo fue criada por quien ni si quiera tiene un lazo cercano si no la considera su mamá... Pregunta tras pregunta se prendía en mi mente, preferí callar hasta pensar en algo que no la fuera a cagar más.
-No digas eso... Las personas que te conocen te deben querer.
-Ese es el problema, nadie me conoce, todos me molestan por ser huérfana.
Allí entendí, quizás en su escuela le molestaban o algo, debió ser eso lo que la llevó a pensar que nadie la podía querer.
-Pues esos "todos" son unos idiotas. ¿Cuánto te apuesto que son todos niñitos de mami?
Entonces ella por primera vez se rió, una pequeña carcajada pero lo fue, me hizo sentir completa pues al mantenerme viéndola pude apreciar la belleza de su sonrisa.
-Puede que sí, de todos modos... Si que eran idiotas.
Agregó ella viéndome, soltando una carcajada algo más sonora, haciéndome sonreír ampliamente mientras asentía divertida.
-¿Ves? No debes tirarte para abajo por estúpidos.
-Bueno sí.
-Putos todos ¿Vale? -Pregunté haciéndole reír aún más.
- Vale, putos todos.
-Sí, así que ya no pienses que nadie te puede querer tan sólo porque unos hijitos de papis lo dicen.
-Bueno...
Respondió bajando nuevamente su mirada mientras su dulce sonrisa desaparecía.
-Además... Debes darle oportunidad a la gente para que te conozcan y... Sea mutuo, tú entiendes.
-Puede ser... Pero no encuentro alguien merezca eso... Quizá, puede qué... Tú seas la única persona de fiar y en que se puede confiar... No lo sé, me da la impresión de que puedo confiar en ti.
-¿Tú crees?... Mh ¿Y si me hablas cuando necesites a alguien de "confianza"? Ya que... Dices que para ti soy la única.
-Pues no suena nada de mal.
-En ese caso creo que no estaría mal darte mi WhatsApp o tú el tuyo.
Ella rió bajo asintiendo, sacó el móvil de su bolsillo y colocando el techado en la pantalla me miró a la espera de que dictara el número, preferí tomarlo y escribirlo yo, devolviéndole aquél mientras sonreía de igual forma. Volví a mirar al frente notando el chico de puntas se acercaba a nosotras fundiendo el ceño, venía solo esta vez.
-¿Y ella quién es?
La forma tan violenta con la que pregunta me dio repugnancia además de que su sola presencia era desagradable.
-Es una amiga...
Le respondió ella bajando su mirada, soltando un suspiro a lo cual yo atiné a tomar su mano y acariciarla, justo frente a él.
-Bien, vayámonos.
Tomó la mano que yo tomaba de ella y la jaló haciendo se levantara, dando tirones para que caminara con él y evidentemente tenía más fuerte por lo que se la llevó antes de que pudiera hacer cualquier cosa.

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