•Esto si que ha tenido que salir de un libro•

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Siempre me he considerado una persona simple y tranquila.

Con una vida aburrida y monótona, con un estilo casual, y las frikadas que me hacían ser yo.

Pero, como dijo un sabio usuario de Twitter; "la tormenta alcanza hasta el campo más alejado y tranquilo."

Y Dios, cuanta razón tenía.

La tormenta de mi vida fue enamorarme de mi mejor amiga, poco antes de despedirme de ella. Me enamore de la tormenta, y ahora la calma dejaba en coma mi corazón a falta de emoción.

Hacia ya un Año de aquel "beso del adiós" como a mí me gustaba llamarlo, y yo seguía pensando en sus labios, tontamente, ya que estaba casi seguro de que ella ya habría olvidado el sabor de los míos.

Somos adolescentes, no personajes de las novelas que ambos leíamos.

Somos reales y estúpidos seres humanos, y este hecho deprimía cada uno de mis días sin su presencia.

Por dios, ¿Habéis notado lo cursi que me he vuelto?

Dichosos libros, quizá el chico perfecto debió haberse quedado encerrado en uno, para no sufrir la imperfección del mundo real.

La voz de mi madre me despertó de mi trance, prácticamente haciéndome pegar un brinco desde mi cama y correr escaleras abajo.

-¿Qué Quieres mama?-Dije malhumorado.

-Jeeeeem, adivina queee...-Canturreo jugando con un sobre entre sus manos.

-No estoy para juegos ma...

-Cariño, hago esto por ti, precisamente por ti, porque desde que ella se fue pareciera que también te ahondó el sentido del humor...

-¿¡Quieres decirme qué quieres!?-No quería gritarle realmente, pero cada vez que la mencionaba mi estómago se encogía y eso me enfurecía.

-¡A mí no me hables así Jeremías Patrick Layn!

-Lo siento...-Murmuré.

Ella se limitó a resoplar y a echar su melena por detrás de sus hombros.

-Ten, tu regalo de cumpleaños, ya sé que falta una semana, pero quería que lo supieras...-Me entrego el sobre esbozando una pícara sonrisa observándome abrirlo.

En el, habían un papel con unas direcciones, y un billete de avión.
Un billete de avión destino Australia.

Decir que me quede de piedra es poco. Todos mis órganos se paralizaron al leer "Australia". Me dejé caer de rodillas y miré a mi madre incrédulo.

Tenía que ser una broma.

Esto sí que era digno de un libro.

¿Has Salido de un Libro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora