Al fin te encontré.

Primer día.

Los tacones resonaban por toda la habitación, mientras Lady Beverly bajaba las escaleras.
Vestía de una falda demasiado corta para mi gusto, llevaba una blusa color malva, el cabello atado a una coleta alta, sua rasgos asiáticos resaltaban, y hasta aquí se podía oler su asqueroso perfume.
-Buenos días, querida Heathy
"Zorra" pensè.
-Hola- simplemente respondí.
Nos quedamos paradas un tiempo, entre miradas incomodas, habló.
- ¿Como has estado?
Antes de que pudiera mandarla al diablo, llegó Max, mi hermano de diez años, que bajaba la escalera somnoliento.
-No quiero ir al colegio.
- Nadie quiere, pero hay que hacerlo -dije apretándolo contra mi.
-Yo los llevo, queridos -sonrió Lady Beverly, agitando exageradamente las llaves del auto.
Subimos, la tensión se podía atravezar con una aguja, Beverly habló, intentando nuevamente iniciar alguna charla con nosotros.
- Sé que hoy su papá saldrá tarde, por lo que me gustaria llevarlos a almorzar, ya saben los tres juntos, claro, donde uatedes quieran. -nos sonrió.
-No necesitamos su compasión , señora-respondi antes de que Max pudiera abrir la boca- sé que hace esto para quedarse con papá y ocupar el lugar de mi madre, pero usted jamás le llegara ni a los tobillos, que tenga un buen dia.
Y salí del auto, azotando la puerta.
Al momento en que entraba, sonó el timbre, indicando que era hora de entrar al salón.
"Historia, allá voy".
Iba tarde, corría con mis veinte libros, que acababa de sacar de mi locker.
Grité de la sorpresa, había chocado con alguien, yo solo pensaba:
¡Mis libros!, mientras los veía volando por los aires, suspiré sentada en el suelo, para mi sorpresa él me tendió la mano para ayudar a levantarme.Lo miré a los ojos.
Ese fue el día en que mi vida cambió por completo.