parte única

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Rick es un imbécil. Ha estado ignorándome desde que llegamos a Alexandria y no ha ocurrido nada entre nosotros desde hace varios días. Nada de besos, nada de caricias, nada de sexo, nada de nada. Apenas me dirige la palabra y eso ya me está hartando. Pero lo que más me molesta es la cara de baboso enamorado que tiene cuando está con esa rubia desaliñada de la cual ni siquiera recuerdo el nombre. Y no, no estoy celoso... Bueno, está bien. Lo admito. Sí, estoy celoso. ¿Pero como no estarlo? Con él he vivido experiencias inolvidables, he cometido locuras y hecho estupideces de las cuales no me arrepiento. Él es el primer y único hombre al cual he besado, que he tocado, que he entregado mi cuerpo; y sobretodo, él es el primer y único hombre que me ha hecho sentir que valgo, que soy más que un campesino salvaje y que soy importante. ¿Cómo no voy a estar celoso si la persona a quien le he entregado todo de mí, coquetea con una zorra de cabello rubio que apenas conoce y más encima actúa como si yo fuese invisible? Sé que estoy comportándome como una chiquilla que ha perdido la cabeza, pero no puedo evitarlo. Tengo presente que lo que tenemos no es una relación propiamente tal, pero ¿Qué se supone que haga? ¿Quedarme con los brazos cruzados viendo como alguien lo aleja de mi vida? No, claro que no.

Se preguntaran que es lo que hay entre nosotros exactamente, y bien, yo se los diré. Somos amigos, pero hacemos cosas que los amigos no hacen y se supone no deben hacer. Somos amigos con derecho o algo por el estilo. Podemos follar como conejos cuando se nos plazca sin obligación a llamar lo nuestro una relación amorosa. Básicamente disfrutamos rompernos el culo mutuamente sin ser pareja oficialmente. ¿Cómo y cuándo comenzó todo esto? Nuestro primer encuentro sexual ocurrió por "accidente". Luego ese accidente se repitió en variadas ocasiones. Con el tiempo, esos accidentes se volvieron cada vez más recurrentes, más deseados y necesitados, convirtiéndose en algo habitual. A pesar de todo, seguimos siendo amigos, o al menos eso intentamos. No queríamos que el sexo interfiriera en nuestra amistad pero fue imposible. Después de haber compartido tanto, nuestra relación se tornó algo extraña, llegando al punto de que ya no sabemos lo que somos en realidad. Yo sigo pensando que Rick es mi amigo, mi compañero; pero este ruidoso zoológico que siento dentro de mí cada vez que estoy a su lado, cada vez que lo veo, cada vez que pienso en él, me advierte que realmente es mucho más que eso.

Estuve todo el día sentado afuera de la casa que Rick eligió como hogar, fumando un cigarrillo para así poder disminuir la tensión. No tenía ni la más mínima idea de donde se encontraba o que estaba haciendo, pero estaba seguro de que estaba con la rubia esa. ¡Dios! Realmente, no entiendo que es lo que ve él en ella, aunque claro, entiendo perfectamente lo que ella ve en él. La mujer no me agrada no sólo porque quiere quitarme a Rick, sino también porque tiene cara de no matar ni a una mosca, pero en realidad las mata a todas. Tiene un esposo y un hijo por quienes preocuparse, a quienes dedicarse y querer, pero las veces en que he me la he encontrado, siempre está con cara de perra hambrienta mirando a Rick. Muy pocas veces la he visto jugar con su hijo o caminar con su esposo tomados de la mano. Es extraño pero tampoco me interesa demasiado. Lo único que quiero es que se aleje de mi hombre y éste vuelva a mí, arrodillado, rogando por sentir el contacto de mi piel contra la suya.

Mi trasero comenzó a doler debido a estar tanto tiempo en la misma incómoda posición en una superficie dura. Me levanto y comienzo a caminar sin dirección definida, y me encuentro con ellos. ¡La parejita del año! Rick venía junto a la zorra, feliz de la vida, riendo como idiota. Paré en seco y simplemente le miré sin decir nada, esperando que él fije su mirada en mí y recuerde que existo. Pero mis esfuerzos para que me notara fueron en vano, pues pasó por delante de mí sin siquiera inmutarse con mi presencia. No sé por qué fui tan tonto al pensar que quitaría un par de segundos su vista de la mujer y se dignaría a mirarme, pues no lo hizo. Caminaron frente a mí como si yo no existiese o estuviese dibujado, y entraron a la casa. Ese acto de desinterés realmente me desconcertó y, no voy a negarlo, también me dolió. Estábamos demasiado cerca como para no verme. Estábamos a menos de dos malditos metros, ¿Cómo se atreve a hacer una cosa así? Por lo menos debió aunque sea mirarme de reojo, pero en ese momento parecía tener ojos solo para la rubia. ¿Por qué? ¿Acaso, se olvido de los buenos momentos que hemos vivido juntos? ¿Sólo fui un pasatiempo? ¿Tan poco valgo? No estoy pidiendo que se lance encima de mí y me devore la boca como lo hacía antes, sólo pido un poco de atención. Sólo pido que no me trate como basura y me dirija aunque sea la palabra. Sólo pido que me vea, y note mi frustración.

beg for it [rickyl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora