Capítulo 2: capitán.

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-¿Cómo puedo estar segura de eso... Alonso?- dije en un susurro también.

-míralos, nadie sospecha nada.- realmente estaba más tranquilo que yo, ¡claro! El ya tenía experiencia en esto.

-Pero... Tu ya has jugado- intente quitarme el sudor de mis manos frotándolas al pantalón del uniforme.

-y tu también TN, ya empezará el juego, sólo relajare, todo estará bien.- me dijo sonriendo. Seguido de comenzar a caminar en dirección al resto del equipo para empezar a repasar el plan. Yo también camine a ellos.

El pasto estaba recién podado y aún húmedo por la lluvia que había cesado hace al menos un par de horas, del mismo se desprendía un olor tan fresco y relajante; ahora lo que me preocupaba era tener mayor probabilidad de resbalarme y quedar en ridículo... Pronto alguien invadió mi pensamiento...

-¿lista?- dijo mirándome de reojo en lo que nos acomodábamos en nuestras posiciones. El partido daría inicio en unos cuantos segundos.

-Esta muy resbaloso, ¿no?.- Alonso estaba mirando el césped con el ceño fruncido. Era gracioso.

-ah, tu también lo notaste.- conteste con la voz titiritante. -Que tal sí me resbalo... No quiero quedar en ridículo-.

-No puedo creer que pienses en resbalarte cuando tienes más probabilidades de que una persona de tu sexo opuesto te taclee.- estaba riendo mientras negaba con la cabeza. Sin embargo, tenía razón.

De pronto se escucho un silbido que significaba el inicio del juego. Estaba titiritando y no era precisamente del frío, a pesar de que el clima parecía estar sumamente helado, no era la razón de mi titiritar.
Alonso volteó a verme y me sonrió, intenté hacer lo mismo y devolverle con tal amabilidad; lástima que mis nervios lo arruinarán y terminará haciendo una mueca completamente extraña, todo lo contrario a una dulce sonrisa.

Al equipo contrario le tocaba iniciar su jugada; al parecer no era tan diferente jugar en un patio de una casa a un estadio que tiene prácticamente el mismo césped: húmedo y resbaloso; la única diferencia notable podría ser lo largo del campo, ni más ni menos.
Ya en el medio tiempo, todos fuimos a las bancas, teníamos tiempo casi suficiente de poder hidratarnos y respirar, casi era imposible poder relajarte mientras estabas en el campo.
Alonso estaba respirando aceleradamente, lo note rápidamente por la forma en que su pecho se movía; en segundos ya estaba a lado de mi. Alonso había tenido la libertad de quitarse el casco, algo que para mi estaba estrictamente prohibido.

-¿y bien?- me dijo sentándose juntó a mi, podría decir que estábamos separados por al menos 15 centímetros.

-nada mal- estaba siendo sincera.

- ¿Nada mal? - frunció el ceño, al parecer esperaba otra respuesta.

- no es tan malo como creí que sería, tonto. - ambos nos hecha nos a reír. Fue en ese momento en que tuvimos que volver a la cancha, ya no estaba tan nerviosa.

Cuando el partido dio a su fin, todo el equipo ya situado en los vestidores dio su gran celebración a causa de una gran victoria, muchos me golpeaban la espalda como seña de amistad, pues decían que hice gran equipo con ellos, ya les hacia falta un jugador como yo. Jugador.

Mi tío, el entrenador y dueño del equipo me felicito dándome un abrazo, y eso fue todo.
Salí de los vestidores aún con el uniforme color vino con blanco y me dirigí al estacionamiento, donde mi padre me estaría esperando para ir a casa.

Así transcurrió todo lo que restaba del año y todo el siguiente.
Fue algo complicado el tener que acostumbrarme al entrenamiento cuando era realmente diferente a ballet, de cuando en cuando lo hachaba de menos, igual que a mamá y por supuesto a Cris.
Aunque claro, también había lado bueno, todas las tardes después de entrenar Alonso y yo acostumbrábamos a andar en bici o a ir por helado. Era lo mejor del mundo ver como Alonso a pesar de ser años más grande que yo siempre     Prefería estar conmigo; en veces su mamá creía que se estaba volviendo gay.

Todo había pasado tan rápido, ya era diciembre, y faltaban sólo unos días para darle fin al año presente; mi padre estaba gritando mi nombre para que bajará con el, no sabía que planeaba, tal vez pensaba en alargar el plazo de contrato como jugador que tenía con mi tío. Y efectivamente, mi tío era quien aguardaba en el sofá juntó a el.
No recuerdo exactamente todo lo que decían...

- entonces tu, serás el nuevo capitán- voltee a mi tío con cara de confusión, Alonso era el capitán y yo no le quitaría su lugar en el equipo. Nunca.

- ¿qué? -

-sí hija- continuo mi padre - ya que Alonso no podrá estar más en el equipo, deberás ser tu quien quede como capitán- ¿por qué Alonso ya no estaría?

- ¿y Alonso por que ya no estará, lo sacaron del equipo? ¡No pueden hacerle eso! - estaba furiosa.

- se fueron TN- dijo mi tío sentado en el sofá.

Alonso se había ido hace dos días. Eso explicaba por que tenía ausencia en la escuela y porque no había llamado a mi casa para que su mamá nos llevara al entrenamiento, falto ambos días y mi papa se negó a llevarme a su casa, el ya lo sabía.
Cerre mis manos y las apreté con fuerza. -No seré capitán, si Alonso no juega yo tampoco- y así, enfurecida me encerré en mi habitación.

Todos los días pasaron de mal en peor, ya no tenía con quien compartir secretos y contar historias de terror, mis días alegrares se habían terminado.
Después de haberme negado a jugar en tres partidos creí haberme librado y ser sacada del equipo pero no fue así, mi padre me obligaba a jugar.
8 años más de la misma manera: de la casa a la escuela de la escuela al entrenamiento y del entrenamiento a la casa. Sin más amigos y mucho menos amigos como Alonso, el era único...

"Quédate" (CD9 y tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora