De mis diecisiete años de vida, este es, sin duda, el más importante. Poder ver otra vez esas montañas y esos campos que solo se pueden apreciar desde la altura, es una sensación indescriptible.
Sumando a eso, el hecho de que después de cinco largos años en Nueva Jersey, por fin se le ha iluminado la bombilla en la cabeza a mi madre y ha decidido volver. Pero eso solo ha sido gracias a la separación. Hacía ya más de unos cuantos meses que se oían infinitas discusiones en el pequeño apartamento situado en el centro de la ciudad.
Yo solo hago lo que me dicen y voy adónde me llevan. No tengo otra alternativa. Les apetece cambiar de aires: deciden irse a vivir a otra ciudad y me arrastran con ellos. Y así siempre. ¿Por qué siempre tienen que controlarme? Podrían dejar un poco de espacio personal a su única hija. Suerte que solo me quedan meses para ser mayor de edad e irme a vivir sola a algún sitio.
Pero esta vez, es diferente. Para mi suerte, creo que ya se han acabado los cambios de ciudad. Esta vez solo viajamos dos. Mi madre y yo. Y por su bien, no creo que decida irse de su ciudad natal. Allí tiene apoyo familiar, contando el mío, que le ayudará a pasar estos días dolorosos tras la separación.
-¿Te apetece tomar algo?
Veo la tristeza reflejada en sus ojos de color azul cuando me mira. También tiene ojeras. Estos días le han pasado factura.
-Una CocaCola.
-Mejor té verde.
Resoplo. No vale la pena discutir. Mi madre es muy terca y no cambiará de opinión a las primeras de cambio, asi que me rindo. Tampoco quiero molestarla mucho. Tanto ella como yo, estamos muy cansadas por todo.
-Está bien.
La azafata me sirve un té verde y mi madre se pide uno también. Después de mostrarnos su mejor sonrisa se dispone a atender a otros pasajeros.
-Creo que deberías enviar una solicitud a la universidad de Oxford.
Mi cara de incredulidad debe de ser todo un poema porque mi madre me mira extrañada conteniendo su primera risa en estos días.
-¿Qué pasa?- pregunta tras echarle azúcar al té.
-Nada...Solo es que no me lo esperaba.
-¿Por qué? Eres muy buena estudiante.
-Pero hay mejores.
-No creo que haya alumnos que se pasen más horas estudiando que tú.
Su comentario me molesta un poco pero lo dejo estar. No me gusta que me llamen empollona.
-Pero mis notas no son tan buenas...
O puede que sí pero no son notazas. Igualmente, sigo sin estar convencida. ¿Solicitud a la universidad de Oxford? La verdad es que hasta el momento no me había parado a pensar a qué universidades quería enviar solicitudes.
Vale que saque notables o sea la mejor de la clase porque los demás sean unos vagos pero mis notas no son excelentes. Estoy segura que hay alumnos mejores.
Creo que el resto del trayecto me quedo dormida porque al despertarme ya estamos rozando la tierra.
Al salir del avión divisamos a mi tío Adam que nos recibe con una agradable sonrisa.
-¡Cuanto has crecido Elisa!¡Ya eres toda una mujer!- dice al estrecharme entre sus cálidos brazos e invadirme una tremenda sensación de que por fin estoy en casa , después me aparta e inspecciona mi rostro -¡Estás guapísima!
Mi tío Adam nos recoge del aeropuerto y nos lleva hasta la puerta de nuestra casa. De camino, mi madre y él hablan animadamente sobre los viejos tiempos o nuevas experiencias vividas.
Al salir del coche, no puedo impedir quedarme parada enfrente de la pequeña casa de dos pisos a observar cada detalle. Todo sigue igual que la última vez que la vi. Lo que cambia es el alrededor. El jardín está lleno de malas hierbas y completamente descuidado. Inmediatamente imagino a mi madre cortando la hierba con sus enormes tijeras de jardinería y pidiéndome que le eche una mano.
Sonrío para mis adentros y me dispongo a coger mi maleta y a entrar.
El familiar olor de la estancia que me invade las fosas nasales enseguida me trae viejos recuerdos de mi infancia. Como cuando organizábamos nuestros propios concursos de baile en el salón. Recuerdo que siempre ganaba yo, pero solo porque mis padres lo decidían así.
-La abuela Sam y la tía Scarlett han estado limpiando de vez en cuando, menos el jardín claro- nos informa mi tío al dejar las maletas en el recibidor.
-Les daré las gracias personalmente- sonríe mi madre -¡Han evitado un desastre!
Por las voces de abajo, sé que siguen hablando pero yo prefiero entrar en mi cuarto. Inspiro hondo antes de abrir la puerta de madera blanca.
Inspecciono mi cuarto con ojos de sargento y me tumbo de un salto en mi cama, que todavía sigue cubierta con las sábanas de Hello Kitty.
Tranquilidad absoluta. Mi madre ya ha dejado de hablar con mi tío y solo se oyen los ruidos de la calle a lo lejos.
Todo parece como antes. Pero las personas cambian. ¿Cómo habrán cambiado mis amigos?¿Cómo habrá cambiado él?
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¿Puedo enamorarte otra vez?
FanfictionDespués de cinco largos años en el extranjero, Elisa Parker regresa a su ciudad natal. Por fin podrá ver a sus amigos, a sus familiares, a él... pero, ¿y si ya no es cómo antes? Ese chico de la sonrisa angelical, profundos ojos azules y ese simpátic...