Capucha roja

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Termino mi horario de trabajo y salgo rápidamente de la planta química, cojo las llaves del coche y entro a este.

-las diez y media-

Comento conmigo mismo. Conduzco rápido en dirección a mi casa y veo que detrás de la montaña centellean las nubes.

-Tormenta...-

Digo pensativo. Sigo conduciendo por la vacía carretera y en pocos minutos llego a casa. Dejo el coche en el garaje y subo a casa. Veo a mi esposa, con su preciosa tripa hinchada por el embarazo, sentada e iluminada por la lámpara. Jeannie Napier, sus azules ojos y el pelo castaño la ayudan a no aparentar los 31 años. Yo, con los ojos verdes y el pelo también castaño aparento los 35 que tengo.

-hola-

Saludo mientras me acerco sonriente a ella y la beso. Cae un rayo que ilumina más la habitación

-¿qué tal el trabajo?

-bien, ajetreado, como siempre-

Respondo.

-tienes la cena en la cocina, yo me voy ya a dormir-

Me dice. Suena un trueno.

-vale, descansa-

Le doy otro beso y voy a la cocina. Cojo una servilleta y me siento delante de la mesa. Comienzo a cenar la hamburguesa cuando de repente oigo un ruido en el garaje. Cae un rayo. Miro la puerta del garaje y me levanto. Voy a la puerta sin hacer mucho ruido y la abro.

-¿hola?-

No recibo ninguna respuesta y comienzo a bajar por las rechinantes escaleras de madera. Suena un trueno.

-¿hola?-

Llego a abajo y cuando voy a encender la luz alguien me agarra por detrás poniendo un cuchillo en mi cuello.

-no grites y no te pasará nada, de lo contrario esta casa se quedará vacía, sin gente que viva en ella-

Es una voz grave, no es su verdadera voz.

-¿que quieres?-

Comienzo a ponerme nervioso y veo que otro tipo se acerca. Lleva puesta una máscara de payaso.

-necesitamos que nos ayudes-

Este tiene una voz rasgada pero más suave. También es falsa. Sigo notando el filo del cuchillo en mi cuello.

-¿en que queréis mi ayuda?-

-vamos a ir a la planta química donde trabajas como ingeniero y nos vamos a llevar todo el material que tengáis, pero...-

Camina hacia mi. Cae otro rayo.

-no sabemos donde está. Así que tu nos llevarás hasta nuestro objetivo. Claro que si no lo haces... No podréis dar ni un sólo biberón porque, no habrá bebé ni estaréis vivos para hacerlo-

Suelta una carcajada y suena un trueno.

-no les hagáis daño-

Suplico nervioso.

-pues haz lo que te decimos. Es muy facil-

-vale, os ayudaré-

-has elegido bien, mañana entraremos a las diez y media, te daremos la máscara y te llamaremos capucha roja para que no te reconozcan. Como nos delates, ya sabes que ocurrirá. Y... Arregla la puerta-

Me suelta el tipo de atrás y se van sin quitarme la vista de encima. Cae otro rayo y en pocos segundos suena el trueno. Cuando se van me acerco a la puerta y veo que está rota. La cierro y pongo un candado para que no se abra. Subo a casa y pienso en lo ocurrido. Voy a la habitación, me pongo el pijama y me tumbo al lado de Jeannie. Cierro los ojos intranquilo. Si me pillan pierdo el trabajo, a mi esposa y a mi futuro hijo.

-madre mía...-

Caigo en un difícil sueño despertándome cada media hora, sudado y nervioso. Voy a la cocina y me tomo un vaso de leche. Suspiro y miro el reloj. Marca las dos de la noche. Me tumbo en el sofá y al fin consigo dormir.

Jack NapierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora