Nunca dejes de pensar en mí

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Comienza un nuevo viaje.

No recordaba que volar durante tantas horas podría llevarme hasta el agotamiento mental absoluto. La primera escala la hice en París y casi tres horas desde Madrid no parecían gran cosa. Casi todo el tiempo lo pasé mirando fotos del verano, de lo que dejaba atrás y he de decir que adoro la fotografía pero cuando la ansiedad y la separación llaman a tu puerta nada te quita el vacío que dejas a cada segundo que te vas alejando de lo que siempre pensaste que sería tu vida. Encima no había pegado ojo la noche anterior. Había salido después de las siete de la tarde en clase turista así que los primeros síntomas eran los más conocidos: el dolor de cuello y las piernas blandas. Ni siquiera las fotos de Rebeca podían animarme. Sólo volvería a verla por Skype y acabaría olvidándome. Dicen que la distancia no es un problema, pero cuando te vas a 17.000 kilómetros, ¿qué pasa?

Quedaban dos escalas más, me dije a la mitad de trayecto entre París y Singapur. Intenté gritarlo tan fuerte en mi mente como para conseguir la atención del resto de tripulación pero cada uno iba en su mundo o dialogando con su gente. Viajar sólo es bueno cuando puedes dormir o es un trayecto corto, creedme. Casi trece horas de vuelo daban para querer saltar desde la escotilla y las primeras dos veces que vas al baño y ves esa puerta de metal vacilas, pero las tres siguientes lo deseas. Encima, cada vez que tenía que ir, al estar en ventanilla, parecía que a mis cuatro compañeros de asiento les estaban apretando alguna parte del cuerpo con ensañamiento hasta el dolor, porque en su rostro realmente se veía que sufrían por tener que levantarse de sus asientos. Aún peor: no podía comunicarme porque mi inglés era nulo, cero a la izquierda y ya pocos viajeros hablaban mi lengua en este avión. Lo único que salvaba un poco el paseo era ver a Megan (por lo menos así llamaba yo a la azafata), cada vez que salía con su compañera. Es que era modelo, seguro que se habían equivocado con ella y la habían metido en este avión. Intentaba hacer el tonto para conseguir su mirada azul, pero no había forma alguna de captar su atención hasta que le pedí agua, aunque ni siquiera me entendió. Maldita palabra inglesa malsonante. Por lo menos me sonrió esta vez.

Último vuelo. Los baños del anterior avión eran más espaciosos y estaba más cuidados. Éste, aparte del olor nauseabundo y mi pequeño mareo por las más de veinticinco horas en el aire, tenía un espejo que parecía más el retrovisor de un coche. Me veía con ojeras, barba de tres días versión adolescente, ojos verdes apagados y mi flequillo castaño que había empezado la ruta despejando la frente y podría decirse que ahora, peinado, me estaba tapando toda la cara hasta toparse con mis ojos. Tenía un pelazo, todo el mundo lo decía, hasta mis colegas de fiesta (chicos de gym, corte de pelo de soldado, y estatus de malos del lugar que nunca hablarían bien del look de una persona). Era guapo, o eso decía la gran mayoría, y tenía éxito entre las mujeres, era algo que me abría las puertas en muchos lugares. Mi cuerpo mantenía un poco de bronceado, era pleno agosto pero decían que allá donde íbamos estaban en invierno. Por suerte, mi aspecto físico seguía en forma gracias a mi pasión por el deporte y mis diecinueve años no dejaban desgaste alguno aún. Por cierto, era hora de ponerse el jersey de Calvin Klein que me regaló mi madre con un nombre a la espalda, Abraham, mi nombre, siguiendo la tradición de mi padre y mi abuelo. Me lo regaló antes de irse de improviso y qué mejor momento para demostrarle mi buen hacer que llevarlo el día que regresaba a su regazo.

Hora de bajar a la terminal. Habíamos llegado a mi futuro hogar unas treinta y cinco horas después de salir de mi lugar de origen. Salíamos todos por la escalera de seguridad a pista, allí nos esperaba un microbus y efectivamente, habíamos pasado del calor al frío en un día. Eran las seis de la mañana, y me costaba muchísimo hacerme a la idea de que estaba amaneciendo. Me dolían muchísimo los ojos y no encontraba mis gafas de sol en la maleta de mano. 

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⏰ Última actualización: May 03, 2013 ⏰

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