Érase una vez un ángel y un demonio que se enamoraron... no terminó bien

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Adaptación de la historia de Akiva y Madrigal de Hija de Humo y Hueso. 




El costado le ardía como si la piel hubiera sido arrancada en lugar de solo cortada. Trató de ponerse pie pero a cada segundo sentía como su vida se le iba dejando paso a una sensación de letargo. Las alas siempre fuertes estaban apagadas, las malditas quimeras le habían herido más profundamente de lo que esperaba, algo que nunca le pasaba a él, a Derek.

Respiró profundo presionando sus dedos contra la herida del costado, la que más le dolía porque tenía más, era obvio que tenía más heridas, no podía morirse solo por una simple herida. A su favor podía decir que se llevó a decenas de esos demonios por delante antes de que lograran dejarlo fuera de combate.

Abrió sus ojos buscando con la mirada algún otro ángel que le ayudara pero al parecer todos estaban muertos a su alrededor, el lugar estaba manchado de sangre y miembros desperdigados. Toda una masacre. Siguió recorriendo el lugar con sus ojos hasta dar con una figura en movimiento. Una quimera.

Esta vez sí estaba completamente perdido, si lo notaba vivo iba a ir a matarlo y toda oportunidad de vivir se iba a perder por completo. Cerró sus ojos respirando en bocanadas grandes y pesadas, el solo hecho de pasar aire le estaba doliendo.

-Hey -Los pasos de la quimera se apresuraron hasta llegar a él, sintió unos dedos fríos, junto a un olor a azufre, moverse por su cuerpo -Aguanta -Abrió los ojos esperando ver una daga sobre su cuello pero no había nada de eso.

En su lugar una quimera, un joven quimera estaba colocando algo sobre la herida en su costado que le ardía como el infierno, le quemaba pero también le aliviaba. Se preguntó si esa sería su muerte, si por lo menos iba a morir sin dolor, no como sus hermanos cuyos cuerpos fueron cercenados cerca de él.

-Aguanta -Escuchó como le decía de nuevo sin dejar de hacer lo que fuera que hiciera por todas las heridas de su cuerpo. Se obligó a abrir los ojos sin saber en qué momento los cerró o porque lo hizo.

La quimera tenía unas alas enormes como de murciélago con relieves dorados, el mismo diseño que llevaba en sus cuernos largos y ligeramente curvos saliendo de su coronilla.

-Ahora bebe -Los brazos delgados del demonio le ayudaron a levantarse un poco para beber su reserva de agua, el agua que tal vez estaba destinada a otro demonio a medio morir pero que estaba dándosela a él.

-¿Por...?-Las palabras se atoraron en la garganta debido al esfuerzo -¿Por qué lo haces? -Cuestionó a medias sin dejar de verlo.

Tenía los ojos de un color grisáceo que asustaba, nariz respingada, labios color rosa y un poco hinchados, su piel pálida parecía hasta irreal de lo fría que estaba. Como muerto. A simple vista lucía como un humano, ignorando las alas, los cuernos y los colmillos que ahora que le sonreía podía ver, sin duda no podría pasar como humano de ninguna forma.

-Te estabas muriendo -Dijo la quimera volviendo a tomar su turíbulo.

-Soy tu enemigo -Dijo Derek sentándose en la tierra sin retirar sus ojos del demonio aunque era algo irónico pensar que luego de curarlo le iba a matar.

-Lo sé -La quimera contrajo sus alas arrodillado frente a Derek -Creo que vienen por ti -Le dedicó una sonrisa suave, casi con miedo.

-¿Cómo te llamas? -Le preguntó pasando sus dedos por su costado para sentir la piel lisa donde en un momento estuvo sangrando.

-¿Piensas matarme? -La quimera levantó su vista al cielo del poniente.

-Tu no me mataste -Clavó sus ojos verdes estirando sus alas entumidas. -Me llamo Derek -Decidió dar el primer paso si quería obtener algo de información sobre esas criaturas.

Érase una vez un ángel y un demonio que se enamoraron... no terminó bien (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora