El teléfono sonaba con un volumen demasiado alto para lo normal. La casa estaba prácticamente en silencio a parte de un televisor que murmuraba al otro lado. La mano de un anciano agarró el dispositivo y acercó el auricular a su oreja. Mascullaba el aire y daba un trago de saliva para terminar diciendo el típico:
-Dígame... -Manteniendo una expresión neutra pero de tranquilidad esperando que fuera cualquier llamada normal, nada del otro mundo. Bastó un poco de palabras para cambiar su rostro a uno más serio al saber quién llamaba. Él continuaba respondiendo varías preguntas con continuados y redundantes ''sí''. Su piel estaba bastante colorida pero se volvió ligeramente pálida. Finalmente, se llevó la mano libre tapándose los ojos con un pequeño tembleque, pues se trataba de una de las peores noticias posibles...
Su hija y su yerno acababan de tener un accidente mortal en el puerto de la ciudad, donde iban a embarcar para ir a celebrar su 15 aniversario en unas islas paradisíacas.Edrik, aún temblando ligeramente, apartó su mano de su rostro, mostrando unos ojos verdes casi apagados y llorosos:
-Gracias... -Comentó entre tartamudeos ligeros de agobio. Finalizó aquel momento colgando el teléfono despacio con aún el tembleque en sus manos. Se dirigió al servicio con un paso muy lento, con el tono de piel aún muy pálido y la mirada perdida. Abrió la puerta despacio, apoyando todo su peso sobre el pomo de la puerta escuchando un pequeño chirrido en el metal, envolviendo este con toda la mano y notándose una ligera presión sobre el objeto. Con la otra mano, encendió la luz del baño dejándola por unos segundos sobre el interruptor, acariciando la pared para terminar entrando. Cerró la puerta mirando al suelo. Luego se giró mirándose en el espejo durante varios segundos y cerró los ojos. Empezaron las imágenes en su cabeza.
Primero, veía a los fallecidos, como si de un acto instintivo se tratara. Después, unas imágenes completamente distintas entre luces estroboscopicas. Castillos, muertos, espadas, lanzas por los suelos, escudos rotos, flechas lloviendo y cayendo en cuerpos que pedían auxilio entre un mar de cadáveres, sangre salpicando de un lado a otro en su visión. Tuvo que abrir los ojos, con la respiración agitada y las órbitas abiertas al máximo. Se volvió a mirar y vio como varias gotas de sudor empezaron a resbalar por su frente, cayendo por el lateral de su rostro aún sin poder controlar su respiración. Tenía que encontrar la manera de relajarse. Abrió con rapidez el grifo de agua fría y después de varios lavados de cara, volvió a mirarse al espejo mucho más calmado y con el tono de piel recuperado. De nuevo, una última sonrisa y podía salir del cuarto del baño. Decidió caminar por la casa hasta que llegó a la cocina donde se encontraba una niña de 10 años. Era su nieta, la única hija de Stephe y Walher.
Como si no pasara nada, Edrik mantenía la compostura delante de su nieta Hellen, quien veía en la televisión unos dibujos para niños mientras tomaba su cena. Un plato de carne picada con patatas perfectamente cocinada y por encima un chorro de tomate frito que la hacía una pinta deliciosa. Después de terminarse eso, Hellen, se tomó un yogur de postre y cuando terminó, fue acompañada por Edrik al baño. Él esperó en la puerta mientras Hellen se cepilló los dientes y después se dirigió al dormitorio. Entró en su cama y se quedó mirando a su abuelo, que le arropó en las sábanas, Edrik le regaló un beso en la frente y terminó con un ''Buenas noches...'' sonriendo y marchándose hacia la puerta hasta que Hellen paró con unas típicas palabras a su abuelo.
-Abuelo... podrías contarme un cuento, de esos que me gustan tanto... -Dijo alegre. él se giró manteniendo una actitud apacible y calmada.
-Pero cuando tengas sueño... te dormirás, ¿vale? -Respondió Edrik mirando a su nieta que asintió con intensidad. -Bien... la historia que te voy a contar, sucedió hace muchos años...
... ''En una edad ya pasada, donde no existían ni los teléfonos, ni la electricidad, donde la tecnología no se había desarrollado como ahora, una época de magia y grandes historias, llamada la Edad de los Sakdas.
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Kerrak, La caída de un imperio
AdventureMuchos conocen historias fantásticas sobre grandes reinos y sobre la magia pero... ¿Y si en realidad existió una época oscura en la historia, ocultada por todos aquellos que no les interesaba su difusión? Esta es la historia de Kerrak, un imperio...