Capítulo 1

3.6K 179 8
                                    


Virginia me mira apremiante. Pongo mis ojos en blanco, ha estado molestándome toda la semana.

-Entonces... ¿aceptas? - me dice. Yo niego con la cabeza, está loca, quiere que trabaje con el diablo, ni pensarlo -Vamos Scott no es tan malo...él...es...él es amable... -duda- bueno casi siempre...será bueno, me lo prometió-dice intentando convencerme.

-La respuesta sigue siendo no- digo, ella sonríe, la ignoro mientras intento ver televisión desde el sofá. V se interpone. Resoplo, apago el televisor y me voy a mi cuarto.

-Por mí! ¡por favor! - pide de nuevo, parándose frente a mí -sabes que si faltó a esto Jacob terminará conmigo, Alina ¡Lo sabes! ¡No me hagas esto! Si se lo pudiera pedir a otra persona lo haría, pero eres mi única y última opción- chilla, mientras tira de mi camiseta.

El exceso de sinceridad y su falta de tacto no me sorprenden en absoluto, no después de vivir con ella los últimos 16 años.

Cuando mis padres murieron, la hermana de mi padre, Clare, se convirtió en mi tutora legal, ella y su esposo Harry se convirtieron en mis padres adoptivos, fue una época difícil, estaba devastada, pero ellos me ayudaron a salir adelante, siempre me trataron como a una hija más, nunca hicieron distinción entre V, Nate y yo, son la mejor familia que pudo tocarme después de que perdí la mía.

Aunque al principio me sentí como una intrusa, no fue fácil adaptarme, primero porque pase de vivir en una casa en Orlando a un departamento en New York, y luego estaba el hecho de lo poco que me parecía a familia adoptiva. En Orlando con mi familia, por lo menos me parecía a mi madre, ella era colombiana y aunque mi padre era estadounidense, las raíces latinas de mi madre eran más notorias en mí. Me parecía mucho a ella, lo único que tenia de mi padre era su sonrisa.

Ya en Orlando era una niña introvertida, con la muerte de mis padres y luego al mudarme a New York solo empeore, Clare y Harry fueron muy pacientes conmigo. Tenía muchos problemas en la escuela, mis notas no eran las mejores y luego... mejor pensar en eso.

Desde el primer día en New York compartí habitación con Virginia, ella siempre fue todo lo contrario a mí. Desde niña era extrovertida, llena de vida, imparable, tan segura de sí misma y guapa como una modelo. Ella tenía un año más que yo y aunque nos habíamos visto varias veces, nunca nos habíamos familiarizado con la otra, en cuanto llegue, me atosigo con preguntas, sobre todo. Con el paso del tiempo ella se convirtió en mi hermana y mejor amiga.

Cuando fui a la universidad, en la que V ya tenía su propio cuarto en la facultad de administración, debido a que se graduó un año antes que yo del colegio, decidió que ya que yo iría a la universidad en la misma ciudad debíamos buscar un departamento y mudarnos juntas. Así que mis tíos nos compraron este departamento y nos mudamos juntas a él.

-Wow! ¡Gracias no sabes lo especial que me hacen sentir tus palabras! -le digo sarcástica, intentando soltar su mano de mi camiseta- ¡vamos suéltame! - le pido, ella niega.

-No tienes nada más que hacer ¿porque no aceptas? ¡La paga no es mala! Es probablemente más de lo que tú ganas en un año- fruncí el ceño, de verdad el tacto no era lo suyo.

-¡Oh! Gracias, es una pena que no todos seamos asistentes estrellas de Hollywood ¿no? – le digo con sarcasmo, ella ríe.

-Vamos! no lo dije de esa manera... buenooo... sonó así pero no era la intención, es solo que no quiero perder mi trabajo, pero tampoco a mi novio - la miró, ¡oh no! Empezó el drama, me sé exactamente todo el método manipulación que usa. Dieciséis años con esto. Sería imposible no conocerlo.

-Detente! -le pido, viendo el puchero en su cara, ella me mira con ojos acuosos - Virginia soy Restauradora de Arte no sirvo para asistente personal, ¡lo sabes! - me quejo, ella sonríe.

Nada dura para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora