El descubrimiento [Larry +18]

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Harry POV.

Niall esperaba afuera mientras yo intentaba ordenar mis ideas con Louis. Aún recordaba que la noche anterior le había mentido sobre mi nombre, por lo que fui cuidadoso a la hora de hablar con él. Por esa misma razón decidí que mi amigo me esperase afuera.

─¿Aún te duele la mejilla? Te quedó marcada. ─ Acaricié con cuidado todo el contorno de esta pero él se alejó de inmediato.

─Mi padre puede vernos, por favor, aléjese estoy bien.

Mi corazón se apretó de inmediato al escuchar su voz aguda y algo rota. Lucía tan indefenso pero al notar la mirada expectante de su padre desde la cocina decidí hacerle caso y guardar las distancias.

Escuché la voz de mi amigo que se encontraba aún afuera de aquella panadería, sacándome de aquella rama de preocupación hacia el muchacho más bajo. Decidí apurarme e intentar aprovechar aquellos escasos minutos que nos proporcionaban.

─¿Tienes un papel para hacer un pedido? ─El hijo del panadero asintió rápidamente sacando un pequeño papel un tanto amarillento junto un lápiz gastado, me lo entregó y con una caligrafía clara y legible comencé a escribir en él.

"Pido verte nuevamente en el mismo río de anoche, a la misma hora. Necesito hablar nuevamente contigo, sin interrupciones. No faltes.

Thomas."

Le entregué nuevamente el papel el cual observó un poco confundido, decidí no aguardar más y retirarme del lugar en busca de mi amigo que me estaba llamando hace varios minutos. Niall se encontraba ya molesto por haberlo dejado afuera tanto tiempo, no me importó así que hacía caso omiso a sus palabras, estábamos caminando por la gran calle principal donde se encontraba todo el mercado. Había mucha gente que aún se lamentaba la extraña muerte de la hija del sastre, el miedo era presente en las acciones de las personas que andaban de aquí para allá comprando o vendiendo sus mercancías, el pueblo estaba temeroso de que se pudiese presentar alguna repetición de los hechos cobrando otra víctima inocente, tendría que hablar con mi padre seriamente de este tema. No permitiría que un demente implantase pánico en nuestro reino.

La voz de mi amigo me sacó de mis pensamientos dejándome soltar un gruñido, suspiré volteando la vista hasta, claramente estaba molesto. Su ceño se mantenía fruncido al igual que sus labios, sus ojos estaban más azules debido a que el sol golpeaba su cara directamente intentando capturar mi atención.

─Harry, ¿Haz escuchado lo que te estoy diciendo? ─Intenté obtener alguna respuesta sobre lo que me había estado diciendo mi rubio amigo, pero sacando conclusiones toda su plática debía basarse en su curiosidad por haberle alejado de mis asuntos dentro de aquella panadería.

─Sólo necesitaba un encargo, nada en lo que deberías entrometerte. ─Mi voz sonó mucho más firme de lo que tenía estipulado y comencé a maldecirme internamente al notar como el rubio prácticamente tragaba mis palabras susurrando un "De acuerdo" para luego ignorarme todo el camino hacia el castillo.

El castillo se encontraba agitado. La servidumbre caminaba por todos lados preparando el salón para el almuerzo, al parecer habría algún comité de último momento donde normalmente se encontraban el clero, la nobleza y en realidad todas las órdenes sociales para hablar la situación del pueblo. Sería un momento perfecto para hablar con mi padre. Las personas me saludaron cordialmente y observé a Niall caminar hacia las escaleras para ir probablemente hacia su habitación, luego hablaría con él pero por el momento necesitaba con urgencia una ducha antes de la esperada reunión.

Entré a mi habitación cerrando bien la puerta, no quería que nadie me molestase antes de estar listo y como nuevo. Quité mis ropas y mis zapatos antes de entrar a la bañera y largar el agua sobre mi cuerpo. Con un jabón comencé a entallar mi cuerpo, sin dejar ninguna parte sin cubrir ni limpiar. Con cuidado comencé a sacar los restos de jabón de mi cuerpo, salí de la ducha cubriendo mi cuerpo en una toalla blanca que se encontraba bien doblada y arreglada en una silla para luego secarme e irme a mi habitación. Las ropas se encontraban perfectamente planchadas en el antiguo ropero, todas combinadas luciendo tan delicadas en cada uno de sus percheros. Tomé un traje de color verde junto con una camisa blanca de seda sin olvidar obviamente las botas de cuero café que le daban ese estilo tan peculiar en mi. Oler bien en esta época era un privilegio y al ser de la alta sociedad no era un lujo privado para mí, vertí un poco del líquido exquisito sobre mi cuello y parte de mis ropas emanando automáticamente el olor del perfume hacia mis fosas nasales.