I.∅12

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Hoy he visto a Natsu, se a sentado frente a mi. Pero eso no es lo mejor. Le vuelto a ver sonreír y juraría que me estaba mirando.

Había sacado la libreta de mates, quería terminar los deberes para luego poder estudiar en casa. El suceso ocurre entonces: saco el estuche azul y lo abro. Me había quedado con el bolígrafo, no pude evitarlo.

Crucé todos los dedos que pude para que no me viera con el. Pero no solo me vio, si no que un torbellino de emociones atravesaron su cara, primero me pareció confuso, luego sorprendido y por último sonrió con esa amplia y pura sonrisa antes de echarse a reír el solo.

Se reía por lo bajo, de vez en cuando escuchaba esa linda risa de nata que le salía cuando intentaba aguantar las carcajadas. Se fue pasando lentamente el efecto de aquello que le había echo tanta gracia y se quedó con una gran sonrisa que profundizaba sus hoyuelos mientras se secaba los ojos.

Le miré, le miré y le miré. No podía dejar de hacerlo. Es adorable. Cuando el pelirosa abrió los ojos tomó aire y lo exhaló intentando no volver a reír, el me echó una mirada. No pude mantenérsela, desearía hacerlo pero mi pecho no lo soportaría, estallaría en miles de estrellitas.

Seguí haciendo mis deberes con el boli que no era para mi.

Me siento en frente de ti, hace calor en el tren a pesar de ser septiembre, te miro, me miras y pienso eres increíble.

Vosotros si que sois increíbles.

El Chico Pelirosa n.d.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora