Una nueva mirada a la integridad sexual

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Yo, el SEÑOR, te he llamado en justicia;
te he tomado de la mano. Yo te formé, yo te constituí como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para librar de la cárcel a los presos, y del calabozo a los que habitan en tinieblas,
ISAIAS 42:6-7

En los últimos años, Janet, que tiene unos treinta y cinco años de edad, se ha encontrado muchas veces a almorzar con su viejo amigo Dave, compañero de trabajo en una compañía de arquitectura. Dave está casado, pero no habla mucho de su esposa, lo cual hace que Janet, se pregunte si va a durar su matrimonio. El jefe de Janet, y Dave le pidió a su equipo que participara en una conferencia de perfeccionamiento en Miniápolis, pero cuando Janet, se dio cuenta de que eran los dos únicos miembros del grupo que podían asistir, comenzó a caminar sobre un campo de minas emocionales. Janet confiesa:
Sin cesar me imagino a Dave y a mí sentados juntos en el avión, provocándonos de forma intelectual como siempre sucede en nuestras conversaciones. Me imagino que su cuarto en el hotel está al final del pasillo y que el mío está al comienzo, así que me acompaña hasta la puerta y, tal vez, decidimos entrar para continuar nuestra conversación. Hahlamos hasta tarde en la noche, y luego, como siempre, me abraza para despedirse y siento que vacila al tratar de separarse de mí. Si le atraigo tanto como él a mí, mi miedo (o esperanza) es que esto sea lo que suceda en verdad. Si flaquea, estoy casi segura de que voy a sucumbir a cualquier cosa que él quiera hacer. Ya sé que quizá no tendría que hacer este viaje con todas estas ideas en mi cabeza, pero tampoco puedo concebir la idea de no ir.
¿Cruzó janer la línea de la integridad sexual?
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El secreto de Kelly la ha estado comiendo viva durante unos diez años:
En mi primer año en la universidad, comencé a salir con Sam, que era mayor que yo y tenía mucha más experiencia en lo sexual. Me enloquecí por completo por él y a los pocos meses ya dormíamos juntos. Al cabo de un año, nos fuimos a vivir juntos. Ahí fue cuando encontré por casualidad su enorme selección de vídeos escondidos en el estante más alto de su armario. Me avergüenza decir que en el momento, no me ofendió su colección de pornografía, sino que me dio curiosidad. Comencé a mirar los vídeos con él para ver cómo eran. No pasó mucho tiempo antes de que le pidiera ver determinados videos mientras teníamos relaciones. No entiendo por qué, pero los que en verdad me excitaban eran los que incluían un trío (a un muchacho y a dos chicas) o los que solo mostraban a dos mujeres juntas.
Incluso después que Sam y yo nos separamos, le pedí si podía conservar el par de vídeos que más me gustaban. Me masturbaba mirándolos una y otra vez, pero cuando me casé con un cristiano que sabía que no los aprobaría, los tiré a la basura.Eso fue hace años, pero nunca he podido quitar esas imágenes de mi mente. A pesar de que mi esposo es un buen amante, pienso en esas viejas escenas cuando trato de tener un orgasmo solo porque parece ser lo que me da resultados. En la vida real, no quisiera estar jamás con una mujer, así que no entiendo por qué estas fantasías forman una parte tan importante de mi vida sexual. Me temo que si mi esposo se entera, pensaría que se casó con una lesbiana.
¿Cruzó Kelly lalínea de la inregridad sexual?
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Caroline, de unos cuarenta y cinco años de edad, confiesa que la mayor batalla en la vida ha sido no compararse con otras. En el vestidor de mujeres, compara el tamaño de su cintura y de sus caderas, la firmeza de sus pechos y la cantidad de «requesón» que hay en sus muslos con cada mujer que pasa. «Si me estoy cambiando cuando hay una mujer más gruesa, me siento esbelta y poderosamente linda. Aunque apenas entra una flacucha y vuelvo a reaccionar frente a mi imagen en el espejo pienso: "¡Qué asco! ".
Es lamentable, pero esta trampa de comparaciones no solo afecta la autoestima de Caroline, sino que también se ha trasladado a su matrimonio de dieciséis años, Aunque cuando describe su relación dice que está «todo bien», Caroline también admite:
A veces me gustaría que Wendel fuera como alguno de nuestros amigos. Me encanta cómo Bill siempre me hace reír, Wendel no sirve para los chistes. Bob es muy habilidoso con las herramientas y construye unas cosas fantásticas para su casa; Wendel no podría construir una casita para pájaros ni aunque en eso le fuera la vida.
Larry es muy atento con su esposa, siempre le lleva flores o la lleva a algún lugar el fin de semana; la idea de Wendel para una cita es sentarse en el mismo cuarto a mirar juntos La rueda de la fortuna. Si fuera un poco más entretenido, quizá sentiría más ganas de tener relaciones con él, pero es difícil excitarse cuando se sabe que las cosas no van a mejorar.
¿Cruzó Caroline la línea de la integridad sexual?
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La Batalla de cada MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora