La desaparición

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El mismo ruido molesto de cada mañana me despierta, marcando el comienzo de la repetitiva rutina. No me tardo mas de cinco minutos en estar lista y bajo a desayunar. En el momento que piso la cocinar oigo a mi madre tararear una canción y el mejor aroma del mundo:

-Ma' ¿Está listo el desayuno? -Pregunté.

-Si cariño -contestó mientras me servía panqueques con dulce de leche, mis favoritos.

Minutos después estaba esperando el bus, ansiosa por ver a quién alegraba sus días con solo un vistazo de su sonrisa. Como cada mañana, pasó puntual y tome el mismo asiento de siempre. Aunque esta mañana había algo diferente, él no estaba ahí. Mis ojos lo buscaron por doquier, sin encontrarlo.

Pasan los días y aun sigo sin verlo.. y me pregunto a mi misma "¿qué le habrá pasado?".

-... si y después me casé con un unicornio celeste -dijo despreocupada Aria.

-Ajám.. perdón ¿qué? -pregunté confundida.

-Sabía que no estabas prestandome atención, al parecer la que está en el mundo de los unicornios no soy yo.

-¡Claro que estaba escuchandote!.. bueno quizá no escuché bien una parte, ¿qué decías?.

-¡Te contaba que Ian me invitó a salir! ¿no es genial? ¡Muero de los nervios!

-Si, claro.. ¡genial! -murmuré. No me caía muy bien Ian.

Estaba a punto de contestarme, cuando entró el profesor disculpandose por la demora. Dicho en pocas palabras, me salvó la campana.

El día siguió su curso sin ningún inconveniente. No quería tomar el transporte, para no sentir su ausencia, por tanto me decidí por ir caminando. De camino, a pesar de mis auriculares con música que tapaba mis pensamientos, escuché que alguién me llamaba.

-¡Hey tu! -gritó una voz masculina- Tengo algo para ti -Al girarme, reconocí a uno de los amigos de Ashton. Imposible no recordar su descuidado cabello castaño y sus penetrantes ojos negros. No podía negarlo, era bastante guapo.

-¿Para mi? -pregunté confundida.

-Si, para ti, ¿eres Melody verdad?.

-Si, soy yo, pero ¿que podrías tener tu para mi?

-Esto -dijo entregándome un sobre- Fue un placer conocerte, debo irme.

-Gracias.. -quizo decir, pero ya se había ido.

Confundida seguí mi camino. Una vez en mi cuarto lancé mi bolso a una silla y me recosté, con el sobre en la mano y muchas preguntas rondando mi mente. ¿Por qué me entregó un sobre a mi? ¿Como sabía mi nombre? Y en busqueda de respuestas abrí el sobre...


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⏰ Última actualización: Sep 01, 2015 ⏰

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