Y entonces le veo. Veo como se para frente a la valla que separa los dos distritos. Noto como el corazón se me acelera y me cuesta respirar. Ahí está él. El chico del que llevo enamorada ni más ni menos que 3 años. Los 3 peores años de mi vida. Al principio pensaba que me lo ganaría en poco tiempo pero esos pensamientos cambiaron radicalmente cuando se formaron los actuales distritos. Dentro de lo malo aún puedo ver sus ojos color café, aunque sea a través de una vieja valla. Cualquiera en su sano juicio se enamoraría de esa sonrisa.
-¿Estas bien?-pregunta sacándome de mis pensamientos.
-No. Sí. Se supone que no podemos hablar con los otros distritos- musito muy nerviosa. El corazón se me va a salir del pecho en cualquier momento.
Gira la cabeza hacia la derecha y seguidamente hacia la izquierda. Me mira de nuevo y me ofrece una de sus sonrisas perfectas.
-Estamos solos.
Asiento sin saber que responder. Agacho la cabeza avergonzada mientras noto su mirada fija en mí.
-¿Te gusta este lugar?-pregunta.
-¿Qué?Ah, sí. Es bonito.-Alzo la vista y le dedico una sonrisa nerviosa.-¿Y a ti?
Asiente y mete la mano por uno de los agujeros rotos. Me mira a los ojos y roza su mano con la mía. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Nunca había sentido algo así. No me había sentido tan...Llena de vida cuando alguien me daba una muestra de afecto como esta.
-Por cierto, me llamo Jesús.
Así que ese es su nombre. Después de 3 largos años ya sabe como se llama. Jesús. Un nombre bonito, como él.
-Yo...Yo soy April.
-Ya lo sabía.
Mis ojos se tornan como platos. ¿Ya lo sabía? ¿Cómo es posible? Él nunca había intentado hablarle, es imposible que conociese su nombre.
-Oh.
-Bueno, April, tengo que irme. Nos volveremos a ver, ¿no?
-Claro.-Tartamudeo y observo como se aleja.
Me meto en mi mullida cama y recreo la escena en mi imaginación. Sonrío recordando el tono dulce que tiene su voz. ¿Lo habré soñado? No lo sé, pero si esto es un sueño no quiero despertar de él jamás.
