Reencuentro

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tres años atras habia chocado contra la diferencia entre las fantasías románticas y la realidad. desde entonces, solo lo habia visto en fotos o en la televisión, normalmente con alguna belleza colgada del brazo. aunque aún la dejaba sin aliento, alzó la barbilla y se enfrentó a su mirada. Edward Cullen podía poseer belleza y poder, pero para ella no era mas que un obstáculo. No, no 《un》 obstáculo, sino 《el》 obstáculo; la única persona que se interpondría entre ella y los deseos de su tía abuela.
- Si no te ha pasado nada ¿por qué has gritado?
- insistió él.
- Estoy perfectamente -replico Bella -. Ya puedes soltarme.
Edward la miró, sonrió y le soltó la mano.
-Ya te he soltado -dijo en tono lacónico-. Puedes relajarte.
Bella se fijo en el pulso que latía con fuerza en la columna de su cuello, en la ligera capa de sudor que cubria su piel palida.
Su corazón latío más deprisa, y se alegró de llevar puestas las gafas de sol. En un tono de voz más grave de los normal, dijo:
-El coche me ha dado un susto.
Edward miró el coche.
-¿Qué le sucede?
-No es el coche. soy yo. A veces suele darme una especie de descarga eléctrica cuando salgo y lo toco. Creo que tiene algo que ver con la electricidad del cuerpo. Estoy en una longitud de onda diferente a la de los coches, y me lo hacen saber.
Edward era demasiado sofisticado como para mirarla con descaro de arriba abajo, pero su preciosa boca se curvó satíricamente.
-Eso debe hacer que la vida resulte más interesante.
Aquella sonrisa hizo que Bella perdiera la poca compostura que le quedaba.
-Más bien electrizante -dijo, despreciándose por su total falta de calma-. No esperaba verte por aquí. ¿cómo estás... -dudó un segundo antes de concluir-... ahora?
-estoy bien, Bella -un inconfundible tono burlón matizó las palabras de Edward-. ¿Y tú?- en esa ocasión, sus ojos verdes la miraron de arriba abajo.
aterrorizada y a la vez estimulada, Bella lamentó no llevar unos vaqueros en lugar de los pantalones cortos que había decidido ponerse para el viaje.
-Estoy muy bien, gracias- contestó, en tono deliberadamente formal.
-Lamenté mucho la muerte de tu tía abuela.
La voz grave y sensual de Edward sonó realmente sincera. Los Cullen habían sido amables; su madre envió unas flores con una nota que hizo llorar a Bella, Edward le escribió una breve pero genuina carta de condolencia, y el director de su empresa en Auckland asistió al funeral.
-Se fue como habría elegido hacerlo.
-Morir en paz durante el sueño de la noche en que cumples ochenta años es la forma en que todos eligiríamos morir -dijo Edward -. pero es duro para los que quedan atrás.
-Yo estoy bien - dijo Bella, como si a base de repetirlo a menudo fuera a ser cierto.
- El dolor es intenso, pero acaba siendo soportable
-tras una pausa, Edward añidió-. Así que aquí estás, Bella crecida y más encantadora que nunca.

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2016 ⏰

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